Usagi vuelve al instituto donde tiene que decidir entre su sexy nuevo novio y la ex novia guapísima de este.
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Usagi lleva una vida delictiva en las calles de Tokio y un día es atropellada muriendo en el acto.
En el juicio donde se decide si v...
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Estoy hasta los ovarios de narrar y como paso de explicaros que hice estas dos semanas para prepararme para la primera prueba, voy a saltarlos y vamos directamente a todo ese rollo. Supongo que para vosotros, estúpidas criaturas que no tenéis nada mejor que hacer que leerme, tampoco os supone mucho problema.
Era el día señalado, Belcebú ,Mel y yo habíamos sido llevados a un bosque apartado de nuestro lugar de residencia. Era un lugar yermo y sin vida, los árboles eran simples cascarones de madera de color negro y sin rastro de hojas que los coronasen. Tenía pinta que en el bosque no vivían animales normales, sino criaturas de cualquier tipo de pesadilla.
Los tres llevábamos el mismo tipo de uniforme, pantalón de chándal gris y una camiseta roja con nuestro nombre en la espalda. Parecía que íbamos a correr un maratón. Aunque seguramente Mel no sabía que significa correr.
De dentro del bosque aparecieron nuestros amados tutores y nuestro queridisimo señor de las tinieblas, que parecida que no tenía nada mejor que hacer que supervisar a tres chavales corriendo por un bosque. Menudo idiota.
—Bienvenidos participantes, estamos en el bosque maldito. En el lugar de vuestra primera prueba.— sonrió de forma maliciosa dejando atrás la cordialidad.
—Bonito sitio.—dijo Belcebú, lo miré y me guiñó el ojo.
Después de la prueba me vendría bien una buena dosis de sexo salvaje.
—La prueba es muy sencilla, entrar en el bosque y encontrar un arco. En especial, mi arco. Lo he perdido por ahí y no sé dónde lo he dejado. El primero que lo encuentre gana la prueba, y dependiendo de la distancia a la que estén los otros dos se elegirá el segundo y el tercer clasificado. Quien esté más alejado será el tercero.
—¿Solo es eso? Tenemos que encontrar un estúpido arco.
—Usagi.—dijo Lilith reprimiéndome.
—Solo es eso, encontrar mi arco. Ahora elijan un arma, sólo pueden llevar una.
—Una pistola.—dijo Belcebú, y en su mano apareció el arma y el cinto con un par de cajas con balas.
—Una ballesta.—me sorprendí con la elección de la rubia pechugona.
—Una maza.—si había que pegar hostias que fuera con una bola de hierro llena de pinchos.
—Recuerden que estarán solos, no pueden recibir ayuda del exterior ni pedir nada adicional. Les estaremos observando con las cámaras que hemos instalado para que todos sus compañeros puedan verlos.
Lo que me faltaba, ser parte de un reality.
Nos colocamos donde empezaba el bosque y tras oír una campana comenzamos con la prueba. Miré a mi lado para ver a mis compañeros, pero ya no estaban. Era verdad eso de que íbamos a estar solos.
Cuanto más me adentraba en el bosque los árboles se volvían más negros y afilados, no se oia nada. Lo normal era que se escuchara algún animalito correteando, pero en aquel lugar solo había silencio. Eso me hizo estar más alerta. Después de caminar quince minutos sin ver nada, apareció delante de mí una luz blanca.