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Maya junto a Matias exploraron la casa que sería suya un año entero, tenía todo lo que necesitarían por lo menos unos tres meses, aunque maya no estaba segura de esto y anoto mentalmente revisar aquello.

La casa tenía tres habitaciones, amuebladas con lo basico y con varias prendas de ropa para ellos en el clóset, un baño de buen tamaño para los tres, una cocina integral, una pequeña estancia que también servía de comedor y un metros de pasto verde.

Era una maravilla que dejó a Maya anonadada todo el día en cada rincón que iba y desenvolvía el plástico de las cosas.

los de la agencia habían sido muy generosos con ellos, y maya no podría estar más que feliz sintiéndose tranquila por primera vez en mucho tiempo.

El cuarto que sería de Matías estaba repleto de juguetes sin desempacar y el pequeño se había enfocado en abrirlos todos y su madre alegre de verlo comportarse como un niño de nuevo, lo dejo hacerlo.

Para finalmente hacerle guardar los juguetes que no usaría en el clóset, se quedó emocionada viendo a su niño jugar con los legos siendo aquella imagen su favorita después de mucho tiempo de dolor y sufrimiento.

Escucho un ruido en la sala y tras darle una mirada a su hijo, camino hasta allá con cautela encontrando a Loki revisando una de las cajas que estaban en la entrada.

— ¿Algo bueno?

— Solo libros que ya he leído. Matías está bien?

— si.— ella asintió acercándose a él nerviosamente sentándose en el sofá que estaba enfrente.— Yo...yo quería agradecerte por haber venido aquí, se que no debio haber sido una decisión fácil.

— En realidad si lo fue. No tengo nada que perder.

Maya apretó sus labios, y asintió lentamente sintiéndose levemente decepcionada de su respuesta. Es que después de lo que habían vivido horas atrás en el santuario, ella había creído que lo había hecho por ellos.

— Bien, yo... Iré a revisar la despensa.— Murmuró levantándose y caminando hacia la cocina.

Suspiro, el decirle a Loki que quizá lo amaba no iba a garantizar que el lo hiciera también, no sabía por qué esperaba que volviera a besarla como lo hizo o que le prometiera amor eterno.

El era un ser extraño, que desconfiaba de todo y de todos, llevaba tiempo conviviendo con el y debía acostumbrarse y dejar de esperar algo que quizá nunca llegará.

Solo se ganaría decepciones.

El resto del día se encontró en la despensa viendo cuánto tiempo les duraría si lo racionaba de manera correcta, hizo la comida, pasta y vio a su hijo jugar hasta caer rendido.

Lo llevo hasta la cama y lo cubrió con la manta de Loki que Matías no había soltado, sonrió y beso su frente para después darse la vuelta soltando un jadeo encontrando al dios en la puerta.

— Cielos! Casi me da un infarto!— mascullo llevando una mano al pecho.

— ¿Es la manta que yo le hice?

Maya suspiro y asintió, calmando el latido frenético de su corazón.

— Es su favorita ahora.— Vio la hora, notando que eran las doce y media de la noche.— Hoy dormiré con él tu puedes tomar cualquiera de las otras habitaciones.

Maya se levantó de la cama caminado hacia su lado en silencio, bloqueando puertas y ventanas por seguridad.

— Estoy aquí para protegerlos, soy mucho mejor que un simple seguro.

— Más vale prevenir que lamentar.— respondió simplemente pasando a su lado.— Descansa, Loki.

Sin más ella entro a la habitación durmiendo al lado de su hijo que se acurrucó en su pecho colocando la manta de seda en medio de ambos.

Eran las tres de la mañana, cuando Maya entre abrió sus ojos encontrando una figura alta frente a ella, hubiera gritado de no ser por la mirada que era iluminada por la luna

Loki estaba al lado de la cama viéndole en silencio, ella se removió notando que Matías estaba hecho bolita en medio de la cama dejándola en la orilla.

— ¿Que sucede? ¿Todo está bien?— susurró preocupada y somnolienta.

Loki negó casi con frenesí.

— No, nada está bien.— Murmuró con voz baritona asustando a Maya.

— ¿Que paso?

— No puedo dormir gracias a ti. Dijiste que debíamos hablar y no lo hemos hecho, me besaste y ahora actúas como si eso jamás hubiera pasado. No se que clase de ritual de cortejo tienen aquí en midgard pero es insulso y ofensivo.

Maya mordió su labio inferior nerviosa con un nudo en el estómago haciéndole cosquillas, tomo su mano haciendo que la mirase.

— no he dicho nada por qué pensé que tú no querías hablar, incluso pensé que estabas arrepentido de haber decidido quedarte aquí.

— Eso jamás. Te lo dije maya, son importantes para mí ahora.

— Y que es lo que deseas ahora?

— Besarte.— respondió firme y claro haciendo a Maya sonrojarse.

— No me quejo de eso, pero pensemos más allá.— apretó su mano.— Quiero besarte también, lo deseo con ansias pero tienes que estar consiente de que ya no soy una jovencita soltera e irresponsable. Tengo un hijo, y el siempre será mi prioridad.

— Tengo miles de años viviendo.— respondió el con una mueca muy similar a una sonrisa.— Y jamás había deseado tanto estar con alguien. Soy nuevo en esto, y voy a disculparme por todo los errores que voy a cometer a lo largo de nuestra relación. Pero quiero que sepas que nunca voy a lastimarlos.

— Bien.— susurró ella acariciando el dorso de su mano.— Pero por favor, cuando no te sientas cómodo con algo, dímelo. Juntos podemos arregarlo, no me ignores y no me apartes de ti. Que yo solo quiero ayudarte.

El la miro con ternura reflejada en sus ojos y beso su frente con cariño.

— Ya lo haces. Créeme.

✨✨✨✨✨
NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO.

Analizando al enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora