Cap. 3

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|13 Septiembre 2011|
[8:42 am]

El día estaba algo nublado y frío. La temperatura no ayudaba mucho y las personas eran consiente de ello. Muchos andaban con gorros, abrigos, guantes, etc, pero Yoongi llevaba una simple chaqueta encima de una polera negra.

El chico caminaba a pasos firmes por la calle repleta de personas con el rumbo fijo. Sus mejillas estaban pálidas y los labios algo blancos debido al gran frío y al poco calor corporal. Sus manos venosas dentro de los bolsillos no se quedaban atrás, probablemente si alguien lograba tocarlas se daría cuenta que podría compararlas con el mismísimo hielo. Pero, increíblemente, él no sentía nada de eso. Parecía irreal que no sintiera ni un poco el frío pero tenía la mente en otro lado al punto de no sentir la temperatura. 

Luego de ya estar un rato caminando, a lo lejos vio el gran edificio al cual se dirigía. Una empresa de gran prestigio encargada de vender propiedades pero eso solamente era una fachada. Si las personas supiera de lo que en verdad el presidente de esa empresa se encargaba no lo dejarían vivo.

Era comparable con un iceberg, por encima parecían buenas personas, perfil bajo, pero abajo escondían todo lo que en verdad eran.

Aunque realmente no eran malas personas si lo pensabas bien, pero los demás no entenderían eso porque no se pondrían en ese lugar. Las personas critican todo desde afuera tirando malas palabras, insultando, pensando que están haciendo lo correcto, pero si supieran el como llegaron a ello...

Al entrar en el edificio Yoongi volvió en si dejando de lado todos los pensamientos que no lo habían dejado dormir para enfocarse en la sala de espera que aparecía en frente de él. El edificio era grande y su sala delataba aquello. Lo primero que se veía al entrar eran unos sillones en la esquina y en el lado derecho un mesón en el cual se ubicaba la secretaria principal.

Una chica de 26 años que llevaba trabajando ahí desde hace 3 años y que solamente trabajaba de secretaria. No sabía nada fuera de ello.

-Buenos días Suran.

-Ah, b-buenos días señor Yoongi.

-¿NamJoon se encuentra arriba?.

-Eh... Si, si, enseguida aviso de su llegada.

La chica enseguida comenzó a llamar al despacho de su superior mientras las manos le sudaban y por ende los dedos se le escapaban del botón correspondiente, lo cual la ponía aún más nerviosa además de que Yoongi no le quitaba la mirada de encima y eso hacia su trabajo aún más difícil de lo que ya era. Pero en realidad Yoongi solamente estaba pensando otra vez en lo mismo de antes.

¿Cómo pagar un tratamiento tan costoso sin ningún tipo de dinero?

Era difícil pensar que un sicario no tuviera dinero, ya que matar personas no era exactamente barato. Pero llevaba mucho tiempo sin hacer un "pedido", como lo llamaba él, y además el dinero que le llegaba lo depositaba a su padre quien vivía muy lejos, para que así no viniera a molestar, y el solamente se quedaba lo justo. Lo más extraño era que su jefe no pudiera prestarle un poco de lo que tanto tiene. Pero bueno, para eso venía a la empresa.

-Am, señor, el jefe dice que pase a su despacho.

-Gracias linda.

La chica se puso roja en unos segundos mientras Yoongi tan solo se daba la vuelta en rumbo al ascensor. Al estar dentro suspiro profundo marcando el último piso. Número 15.

¿Qué se hace cuando tu hermano pequeño tiene una enfermedad tan costosa?

Buena pregunta, esa era la que se hacía Yoongi en estos minutos mientras el ascensor subía hasta el piso correspondiente. Podría pedir un préstamo, pero le pedirían mucha información, y en ese caso tendría que dar su nombre lo cual sería un problema si lo descubren. Parece egoísta pero Yoongi prefería no decir su nombre a cambio de su libertad futura. O si no tendría que arriesgarse a que si en algún momento lo atraparán, su hermanito pasaría a manos de su padre. 

Sindrome de Estocolmo -YoonMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora