JANE
El hecho de que alguien más sepa que estamos haciendo algo aquí hizo que mi mejilla se pusiera muy caliente y me detuve en seco. Esto lo hizo abrir los ojos y mirarme mientras sabía que me estaba viendo roja como una remolacha.
Su rostro tenía lujuria, deseo, autoridad e ira. Sus dientes estaban apretados haciendo que su mandíbula se viera tan dura. Su mano se adelantó para rozar mis calientes mejillas rojas mientras se acomodaba más al borde haciendo que su carne casi tocara mis labios. No podía moverme solo lo mirarlo a los ojos.
—Chupa —ordenó severamente con una cara estoica. Y sin perder el contacto visual, lamo ese precum mientras mi mano bombeaba toda su longitud. Sé que podría parecer una prostituta barata, pero no me importaba en ese momento y fue por Sus ojos. Sus ojos muy aterradores me hicieron mojar y temer. El miedo a que me lastimara por su placer. Este es quien es. Él movió su trasero más hacia mí, dándome más acceso a su carne mientras dejaba que mis labios rodearan toda su corona. Incluso su corona era tan grande que era suficiente para llenarme la boca.
En el momento en que comencé a presionar el borde inferior de la corona con mis labios, un gruñido escapó de su boca mientras colocaba su mano en la parte posterior de mi cabeza. Y de alguna manera me animó.
Pero también fue una señal de que podía arrebatarme la ventaja cuando quisiera. Relajando mi garganta más, lo tomé más y comencé a menear la cabeza mientras mi mano derecha iba a masajear sus bolas ahora, que tenía algunos pequeños rizos. Y con la mano izquierda, agarro su muslo duro y musculoso y empiezo a masajear allí también.
—¡Oh! ... Maldita sea, eres tan ... tan buena —Dijo inclinándose y hundiéndose en su asiento. Levanté la vista para encontrar su rostro que tenía pura satisfacción.
Lo saqué de mi boca. Tomé su longitud en mi mano y comencé a lamerla de arriba abajo. Estaba humedeciendo toda su carne dura con mi saliva para poder tomarlo fácilmente. Empujando su carne hacia él, miro sus bolas y me inclino para mirarlas. Comencé a lamer sus bolas como si las estuviera limpiando con la lengua.
Cuando siento que mi boca tiene suficiente saliva, escupo sobre su longitud e intento tomar toda su longitud en mi boca. Estaba tan lleno. No podía llevarlo más lejos, pero todavía le quedaban una pulgada o dos. Relajé mi garganta más y tomé las pulgadas que quedaban. Esto hizo que su corona se metiera profundamente en mi garganta y mi nariz rozaba y olisqueaba su pequeño vello púbico. Espero un poco para que mi saliva vuelva a mi boca y luego comencé a sacudir mi cabeza, pero luego sentí su agarre en mi cabeza.
Tomando un puñado de mis cabellos se lo sacó de mi boca. Sabía que volvería a empujarse dentro de mí, así que dejé que mi boca se abriera completamente. Pero sus planes eran diferentes. Se inclinó para atacar mi boca con la suya. Chupé sus labios con fuerza. El beso continuó para darme la lubricación que tanto necesitaba. En el momento en que se rompió el beso, volví a tomarlo en mi boca sin perder un solo minuto. Pero esta vez no me soltó el pelo y tomó un puñado de ellos en su puño. No lo miraba porque estaba más concentrado en lo suyo. Fue después de un tiempo que complací a un hombre y no quiero parecer aficionada. Mi busto derecho que ya estaba fuera de mi vestido, comenzó a moverse y tocaba sus piernas de vez en cuando. Sin saberlo, lo agarré porque me pareció vergonzoso.
—¡No! Quiero sentirlo —Casi gimió las palabras. Y mi mano soltó mi pezón para agarrar su muslo nuevamente.
Aunque no lo estaba mirando, podía sentir su aura dominante. De alguna manera, todo sobre él me mojaba y saber que estaba haciendo algo tan prohibido no ayudaba. Comencé a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo sobre su longitud. Solo pasó un par de segundos tan pronto como comenzó a guiar mi cabeza y comencé a seguir su ritmo.
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Esposa Por Contrato
Romance-Por favor, déjame ir. Juro que no se lo diré a nadie -Logro decir con mi voz llorosa y ronca mientras él me tiene acorralada en mi propia cama. Trato de escabullirme pero no soy rival para su fuerza. Quiero suplicarle más, pero la lujuria en su voz...