Capítulo 4

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JANE

Justo antes de que mi espalda pudiera tocar la cama, siento su mano en mi dorso llevándome hacia él, hasta que mis senos tocan su musculoso pecho. Sigo hiperventilando. Solo deseo que todo esto sea un mal sueño. No está sucediendo, trato de decirme a mí misma.

Pongo mis manos sobre su pecho para usar un poco de fuerza y separar nuestros cuerpos, pero él agarra ambas manos con una de sus manos. Y la bata que sostenía se desliza un poco a mis costados. Él baja la mirada y sus ojos se oscurecen. Luego se inclina.

—Al hacer todo esto, solo estás haciendo que te quiera más —me susurra al oído cuando sus labios tocan el lóbulo de mi oreja. Todo mi cuerpo se estremece y él retrocede. Una lágrima escapa de mi ojo y cae sobre mi mejilla. Lo miro desorientada y de repente dice: —He comprado el desayuno para nosotros. Sígueme —Diciendo esto me quita la mano de la espalda y me deja ponerme completamente de pie.

Mis rodillas se sienten tan débiles que siento que me estoy cayendo nuevamente, pero esta vez él me agarra del brazo con suficiente fuerza para evitar que me caiga y comienza a arrastrarme fuera de mi habitación. Sin saber a dónde voy, me resisto con la fuerza que aún tengo. Pero en respuesta, él tira de mi brazo y su rostro tiene la expresión de estar decepcionado. Como si me importara.

¡Hombre!, ¡estás de intruso en mi casa! ¿Qué comportamiento esperas? Decido dejar de luchar para ver a dónde va todo esto. Él me arrastra fuera de la habitación, me lleva a mi cocina y saca un taburete para que me siente. Hay café y panecillos. Me siento, él toma el otro taburete y se sienta a mi lado izquierdo. Está sentado tan cerca que su rodilla toca la mía.

—Sé que soy bastante considerado —dice.

Todavía me tiemblan las piernas y todavía estoy hiperventilando.

— ¿Por qué estás aquí? —Trato de decir con ira, pero mis emociones están mezcladas con miedo, así que mi voz es histérica.

—Para desayunar contigo —responde con una calma absoluta y una sonrisa en su rostro.

Esta vez lo miro a los ojos.

—Y te irás después de eso ¿verdad? —Me encuentro diciendo. No quiero admitirlo, pero hay una esperanza en mi voz de que seguramente se irá. Quiero creer eso.

—No puedo prometer eso —responde.

Y todas mis esperanzas se desvanecen en el aire. Y las lágrimas comienzan a formarse en mis ojos nuevamente.

¿Qué quería decir con eso? ¿Qué es lo que quiere?

—Relájate, solo hablaremos. Tengo una muy buena propuesta para ti —Al decir esto, comienza a tomar un sorbo de café y toma un bocado de bagel—. Pero primero debes comer —agrega.

No quiero comer. Juro que vomitaré si tomo un solo bocado.

—No quiero —respondo.

— ¡Compórtate hermosa! Toma un poco —Hay una advertencia en su voz. De alguna manera no quiero saber qué hará si me resisto de nuevo, así que decido tomar café.

Con mis manos temblorosas, solo agarro el café y trato de tomar un sorbo. No está caliente, así que lo odio más. Pero luego tomo tres tragos largos para agarrar valor y lo miro de nuevo.

—Ahora sal de aquí —le digo sin temblar. Pero su rostro se endurece, así que agrego apresuradamente—. Por favor.

—Pero... tenemos que hablar —dice otra vez.

—Pero no quiero hablar —respondo. En este momento ya no estoy temblando pero mis piernas todavía se sienten débiles. Sé que si intento pararme, me caeré.

—Bien. Entonces podemos ir directamente a tu cama y divertirnos un poco —susurra las palabras seductoramente, con lujuria en sus ojos. Y odio a sus ojos por eso.

— ¿De qué estás hablando? —pregunto con sorpresa.

—Mira, es por eso que necesitamos hablar —responde.

Empiezo a luchar con las lágrimas en mis ojos, porque no tengo idea de qué hacer. Tal vez mis ojos le dan la mirada de qué es lo que pienso, porque comienza a hablar de nuevo.

Su voz me comienza a doblegar y envía escalofríos a mi columna. Solo quiero que salga de mi casa y llorar.

—Quiero follarte y puedes pedir cualquier cantidad de dinero o de cosas. Lo que te parezca bien, estará enseguida contigo —Él dice.

Las lágrimas comienzan a caer de mis ojos. La forma en que lo dice me hace sentir como una puta sin valor. Nunca nadie me habló así. Me está convirtiendo en un desastre lloroso.

—Yo... —sollozo—. Nunca estaré de acuerdo con... —sollozo de nuevo—. Algo como esto. Por favor, vete. Te lo ruego —Trato de decir mientras controlo mis lágrimas y sollozos, pero estoy fallando miserablemente.

—Creo que debes saber que esta es la opción más fácil que te estoy dando. Y todo lo que quiero es que también obtengas alguna ganancia de este acuerdo —dice mientras sus ojos recorren mi cuerpo.

Me toma un tiempo procesar lo que está diciendo.

— ¿De qué otras opciones estás hablando? —pregunto ansiosamente.

—Tienes una familia. Puedo hacer algo muy malo con ellos. O simplemente puedo secuestrarte y castigarte hasta que te rindas. No te preocupes por mí. Puedo decidir entre muchas opciones —dice con calma.

Empiezo a entrar en pánico nuevamente. ¿Cómo es que sabe de mi familia? ¿Cómo es que supo mi dirección? ¿Cómo puede saber tanto sobre mí cuando solo me conoció anteayer? Pero sé que quiero salvar a mi familia.

—Sabes que no tengo ningún término bueno o cercano con mi familia. Así que ni siquiera trates de chantajearme con ellos —suelto, en un intento de salvarlos.

—Ok, entonces supongo que puedo secuestrarte —dice con diversión en su rostro.

—Pero eso es ilegal —Eso es, debe temerle a la ley, pienso—. Y si no te vas en este instante, presentaré cargos contra ti —Trato de decir con determinación. Y en mi interior rezo para que alguien venga por mí y me rescate.

— ¿Me conoces? —pregunta.

—No —respondo con molestia.

—Porque no dirías eso si me conocieras. Te doy 24 horas para decir que sí. Porque... —Se detuvo para morder el panecillo—. Soy un caballero —agrega con una voz muy profunda y aterradora que envía escalofríos por mi columna vertebral. Y con esto, se levanta de su taburete y está a punto de salir por la puerta, pero se detiene.

—Esta mirilla está aquí por alguna razón. Ten cuidado la próxima vez —dice señalando a la puerta. Y una vez que está fuera de mi hogar, casi corro hacia mi puerta y la cierro.

Sé que aunque tenga cuidado al abrir esta puerta la próxima vez, no me podré salvar. Si esa persona puede llegar al extremo de conocer mi dirección y antecedentes en un solo día, no retrocederá fácilmente.

Necesito dejar este lugar, es el primer pensamiento que me viene a la mente.

ALEX

Salgo de su departamento pero no puedo controlar la ira que se está acumulando en mí. ¿Cómo se atreve a decir que no a mi oferta? ¿Se ha mirado alguna vez al espejo? Debería estar feliz de que yo, Alexander Black, esté interesado en ella. Estoy enojado porque no puedo entender por qué estaba llorando así. Es una reina del drama. Estaba siendo tan amable con ella, pero aun así, estaba llorando como si fuera un chico malo.

Odié la forma en que sus ojos tenían ese sentimiento de disgusto por mí. Nadie puede mirarme así. Pero es mejor que diga sí a mi oferta si no quiere preocuparse.

¡Alex! Ella está divorciada, debe tener mucha experiencia. Debe saber perfectamente qué hacer y qué no hacer, me digo a mí mismo. Entonces, todavía tengo la esperanza de que diga que sí y que no complicará más las cosas.

Me subo al auto, enciendo el motor y comienzo a pensar en las formas de pasar el domingo.

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Esposa Por ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora