La espera

Hechura suya

Nada está demasiado roto como para no poder ser hecho de nuevo en mis manos.
Atte. JESÚS

Un Dios enojado, juicio y destitución, ira y castigo, dinero, favores de este mundo para aceptarte y perdonarte.
¿Te parece familiar? Negocio y circo de la fé,
¿verdaderamente esto es un requisito?

Si quieres conocer el carácter del autor del universo, sus pensamientos, él trato que te proporcionaría y lo que dice acerca de ti quiero que te tomes un momento y mires a Jesús, ahí está la respuesta; Él es la personificación del Dios invisible.
Un Dios personal pero no a la medida ni de bolsillo; habita en personas más no en cerámica, estampas ni en lugares.
Sus misterios nos rodean día con día, milagros inexplicables que pasan desapercibidos como si en una exposición de arte eligiéramos contemplar tan solo la alfombra...

Latidos de corazón que dicen "Aqui estoy", "soy YO", "TE AMO, mírame"...
espumosas olas tocando la arena billones de veces desde que la humanidad es, y tu, leyendo esto justo ahora...
Si tuviera que explicar que es lo que me hace aferrarme tanto a Jesús diría que es el fresco significado que le da a mi existencia.
Es la persona más maravillosa que he conocido, sus palabras están tan vivas que siguen transformando vidas hasta hoy, y no necesitas esperar tu perfección ni el cielo para experimentar un acercamiento con Él, un encuentro real, Jesús... el mismo de quién se habló 700 años antes de su nacimiento y 2000 años después se sigue nombrando, aquel que vino a hacer todo lo que nadie había hecho antes: amar al inmerecedor, dignificar al avergonzado, mesa compartida con lo rechazado de la sociedad, manos humanas tocando lepra, el amor limpia, su amor sana...

La cruz no fue un accidente, no se salió de los planes, estaba en el borrador original,
Él estaba pensando en ti.
Construir un puente.

¿Te digo algo?
No le importa en absoluto lo lejos que puedas estar, "indigno, sucio, roto", no necesita favores de este mundo porque Él pago el precio de adoptarte, únicamente le importas tu...

TACTO, aveces es lo único que necesitábamos para sentirnos amados,
el toque de sus manos no se parece a nada que hayas sentido antes, creo que mis palabras se quedan verdaderamente cortas ya que su abrazo es capaz de quebrantar hasta al más duro corazón...