Cuerdas de amor

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No duelen; envuelven, te atraen...
De manera inmerecida.
Simplemente por el afecto de su voluntad.

Esa noche concluía entre mis cobijas,
muy probablemente mi conciencia no estaba limpia, mis errores se habían añadido al peso de mi espalda y la reñida enemistad con el espejo dormía en la misma cama que yo.

Pero entonces sus cuerdas de amor sonaron;
la luz de su perfección resplandecía de pie ante la puerta de mi habitación.

- No se lo que viste en mi...
Era mi pensamiento

Nisiquiera tuve el valor de mirarle fijamente, pero su abrazo inconfundible derritió al instante mi corazón.
Escuche su voz, cómo un anuncio que había mirado en incontables lugares y ocasiones:

- Yo sé lo que vi en ti...
No importa lo que hayas hecho,
regresa a casa.

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