Todo lo que ocurre mientras estás esperando; Ronami/Roala

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Día 7 de la One Piece Week 2019

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Día 7 de la One Piece Week 2019.

Tema: Libre. Triángulo amoroso.

Parejas (o no): Ronami, Roala, Bartolu, JinUso.

Parejas (o no): Ronami, Roala, Bartolu, JinUso

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Robin y Koala eran un dúo inseparable. Como Robin solo superaba en dos años la edad de su novia, habían tenido la posibilidad de coincidir en secundaria y preparatoria. La mayor parte del tiempo estaban juntas, leyendo algunos libros, ayudando a estudiar a la otra o haciendo alguna clase de deporte —de hecho, ambas eran las mejores alumnas de Hack en las clases de karate—. Aunque al principio Koala se había sentido muy cohibida a la hora de dar muestras de afecto en público —al fin y al cabo, salir del armario siendo tan jóvenes era una gran presión para ella— terminó siendo la más expresiva, entusiasta y cariñosa de las dos.

Una vez llegaba el verano, paseaban las dos juntas por la ciudad agarradas de la mano y con una sonrisa eterna en sus labios. Poseían las dos ojos azules y nunca sabían identificar si lo que veían era su reflejo o la mirada de la otra persona. Se bebían tanto con la vista que ya no necesitaban hablar para explicar lo que pensaban. La leve sonrisa curiosa de Robin. La enorme y brillante sonrisa de Koala. Nadie de la zona creería jamás que pudiesen siquiera respirar si la otra le faltaba por más de un fin de semana.

Pero aquel momento tuvo que suceder, por mucho que ellas no lo deseasen. Robin tendría que comenzar en la universidad, a kilómetros de distancia y, con suerte, pudiendo regresar los fines de semana. Cuando Koala fue a despedirse a la estación de tren, acabó llorando aunque no quisiese ser descubierta haciéndolo, aunque se hubiese enseñado a sí misma que la mejor forma de sobrevivir era una sonrisa... Todo su ser se rompió cuando Robin tuvo que darse la vuelta para entrar el vagón. Aguantó como pudo de pie, aunque sus piernas temblasen y le fallase la respiración. Ella ya no podía consolarla ni embriagarse con el olor a mar de su pelo. No podría llevarla en volandas hasta la cama cuando se quedase dormida en su casa; no podría despertarla con el desayuno ni encontrarla jugando a las cartas con su hermano Sabo y oírlo gritar de rabia derrota tras derrota; no podría ver todos los días su cabellera negra ondeando con el viento y entorpeciéndole el camino a la hora de dormir abrazada a ella. Simplemente ya no estaría y Koala debía acostumbrarse.

Recopilatorio One Piece; one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora