Niebla de Plata

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Niebla de Plata.
- Tienes mucha suerte de que Nozel sea tan tranquilo. - Exclamó la mujer con un suspiró mientras miraba hacia el jardín donde Mereoleona corría persiguiendo a dos niños más pequeños - Me gustaría que Mereoleona no fuera tan impulsiva lamento que un día de estos termine lastimando accidentalmente a su hermano menor.
- Aun así, Nozel es verdaderamente feliz cuando juega con ellos, del resto en la casa es muy serio, se pone a estudiar y cuando intento que juegue no quiere. Su padre ha puesto más presión sobre él, espero que esté bebé sea más activo. - Contestó la mujer joven de cabellos plateados.
- Esperaste mucho tiempo para tener tú próximo bebé. - Mencionó la pelirroja con una sonrisa - Aunque supongo que tiene que ver con tu posición como Capitán.
- Estaba muy ocupada, cierto, pero también quería darle a Nozel el tiempo de ser hijo único. Después de todo es mi bebé grande.
- ¡Mamá! - Fuegoleón gritó mientras Mereoleona lo tenía contra el piso con Nozel observando desde un costado sin saber qué hacer.
- Mereo, deja a tu hermano menor. - Regañó la mujer mayor mientras salía a reprender a la chiquilla.
- Madre. - Nozel jaló la falda de la mujer mientras la observaba con sus grandes ojos llenos de una mezcla de incertidumbre y miedo - ¿Mi hermano o hermana menor va a ser como Mereoleona?
- Quien sabe, mi amor. Tal vez tenga mucha energía como tú prima o sea más tranquilo como tú, lo importante es que debemos amarlo mucho. - Respondió con una sonrisa divertida - Mereoleona, ven un momento.
La niña respondió al llamado corriendo rápidamente a su lado, Amaya ayudaba a su hijo menor a levantarse del suelo y lo sacudía para quitar el polvo, Nozel retrocedió un poco intimidado.
- ¿Sí, Lady Acier?
- ¿Te gustaría entrenar conmigo? Después de que el bebé nazca y este más grande puedes ir a jugar conmigo. - Propuso Acier con una sonrisa, aunque Nozel parecía impactado e irritado - Sé que no estás obedeciendo a tu Maestra.
- Es aburrido entrenar. - Replicó, aunque parecía interesada por la idea - Pero Lady Acier mi magia tiene ventajas con la tuya.
- Madre es la Capitana de las Águilas de Plata. - Salto Nozel sintiéndose ofendido. - Y tú solo una niña tonta.
- ¿Qué dijiste? - Mereoleona era rápida, imprudente y con demasiada energía, pero incluso cuando se estiró para sujetar al niño Acier le sujeto la mano y la alzó en el aire, la niña pataleo hasta que se detuvo.
- Cuidado con el bebé, Mereo. - Dijo la mujer con calma acariciando la curva de su vientre - Puedes hacerle daño.
- No quiero hacerle daño.
- Por dios Mereoleona estás haciendo una escena ante una capitana de orden, eres una princesa de este reino. - Reprendió su madre con cansancio, Fuego se acercó hasta Nozel mientras sus madres hablaban.
- ¿Tú crees que tú hermano sea así? - Susurró señalando a la pelirroja que ya había sido dejada en el suelo.
- Espero que no, la podemos devolver. - Respondió.
- ¿Cómo?
- En el correo. Mi tutor dice que puedes mandar cualquier cosa por correo para que llegue a otro sitio.
- ¿Cualquier cosa? - Fuegoleón parecía sorprendido y su mirada viajo brevemente hasta su hermana mayor - ¿Podría meterla en una caja?
- ¿A dónde la mandarías? Es imposible deshacerse de ella. - Replicó Nozel con voz de rendición y negando con la cabeza.
- Lejos. Muy lejos.
- ¿Qué están balbuceando ustedes ahí? - Pregunto Amaya con una sonrisa cariñosa - Ustedes dos son tan lindos, casi como hermanos.
- Mereoleona discúlpate con Fuegoleón. - Ordenó Acier.
- Lo siento por empujarte en el piso. - Dijo con un tono de voz neutro.
- Eso no suena a disculpa, Mereo. Eres la hermana mayor y debes cuidar a tus hermanos menores, eres la responsable. - A pesar de que las palabras de Acier estaban dirigidas a la niña, Nozel escuchó con gran atención.
Pocos meses después Nozel y Fuegoleón estaban corriendo por los pasillos del Palacio hasta la habitación de la recién nacida Nebra, su madre estaba en otra parte atendiendo a miembros del escuadrón y su padre estaba en un viaje de negocios.
- Solo está dormida. - Murmuró Fuegoleón al verla en su cuna descansando.
- Ahora. Pero si no llora y llora, solo hace eso. Y grita muy duro. - Respondió Nozel alargando su mano para tocar la mejilla de la bebé - Creo que está rota.
- ¿Entonces vamos a cambiarla?
- Cuando las cosas vienen dañadas, padre las manda a cambiar. - Respondió Nozel con la sabiduría de la infancia.
Fuegoleón se trepó sobre la cuna para tomar al bebé con torpeza, la niña solo abrió sus ojos para observarlo con extrañeza antes de bostezar, con una sonrisa suave el pelirrojo la paso a su amigo que la tomo con mayor cuidado, salieron de la guardería de forma silenciosa hasta la parte exterior del Palacio, tenían una caja preparada con una almohada dentro para que estuviera cómoda.
- ¿Sólo la metemos y se lo damos a un sirviente? - Preguntó Fuegoleón.
- Sí. - Afirmó Nozel recostando a su hermana en la almohada, la bebé bostezo y sujeto el dedo del niño lo que logró encantar su corazón pero no se dejó engañar - Eres muy llorona.
- ¿Qué están haciendo ustedes dos? - Cuestionó la voz escandalosa y ruda de la mayor de los Vermillion, los niños se sobresaltaron del susto.
- Nada, Hermana Mayor. - Se apresuró a decir Fuegoleón con un aspecto culpable, nunca había podido mentirle a Mereoleona y tampoco se podía, la niña parecía tener un sexto sentido.
- ¿Qué tienen ahí? - Nozel chasqueo la lengua irritado, Mereoleona tenía unos sentidos muy agudos y por eso no les gustaba jugar al escondite con ella, esperaba que la bebé se quedará en silencio, pero por supuesto eso no paso y la niña comenzó a gimotear - Esa es la bebé de Lady Acier. - Declaró pasando por el costado de los niños y agarrando a la bebé con más cuidado del que ellos esperaban.
De repente escucharon gritos dentro del Palacio y las voces preocupadas de su madre y tía, Mereoleona sonrió con burla cuando gritó que había encontrado a la pequeña Nebra, al instante Acier Silva apareció por la puerta con la mirada más temerosa y preocupada que Nozel le había visto nunca, sus ojos estaban empañados en lágrimas y solo se acercó rápidamente hasta tomar a Nebra de los brazos de su prima y abrazarla.
- Mi pequeño tesoro. - Balbuceó contra su cabeza, los dos niños sintieron que el mundo se iba a sus pies al ver que probablemente habían hecho algo malo.
- ¿En qué estabas pensando Nozel? - Dijo exaltada al niño de cinco años que retrocedió por el tono de voz de su madre.
- Creo que los niños sólo querían jugar con la bebé. - Intervino Mereoleona con una sonrisa tranquilizadora - Incluso hicieron una cuna con una caja, seguro estaban jugando a la familia. - Explicó señalando la caja donde todavía reposaba la almohada mullida y la cobija, además de un peluche de oso.
- ¿Jugar?
- Ya sabes, Lady Acier. Seguro jugaban a la casita con ella, tenemos que ver quién era la mamá y quién el papá. - Mientras hablaba estaba intentando contener la risa por la sorpresa en el rostro de los niños.
- Cielos. - Acier suspiró quitando las lágrimas de su rostro, Amaya estaba ya a su lado por lo que le pasó a Nebra. - No pueden jugar de esa forma con Nebra, ella es aún muy pequeña y frágil podrían haberle hecho daño sin querer.
- Lo siento, madre. - Musitó Nozel con la voz quebrada.
- Nos han asustado mucho a todos, la próxima vez que quieran jugar con Nebra deben avisarme o a la niñera al menos. Eres su hermano mayor Nozel debes cuidar de ella y protegerla, siempre vas a ser su ejemplo a seguir y te va a admirar. - Acier tomo en brazos al niño para abrazarlo, Nozel no se resistió como otras veces y en cambio escondió su rostro en el cuello de su madre - Fuegoleón tú también tienes que tener cuidado, ustedes dos van a ser los protectores de la familia, después de Mereoleona son los mayores. - Posó una de sus manos sobre el niño y luego sobre la niña - Gracias, Mereo.
- De nada, Lady Acier. - Respondió con una sonrisa orgullosa.
Las dos mujeres decidieron volver dentro con los niños, Mereoleona se quedó unos segundos más esperando a que todos se fueran antes de volverse hacia la caja, tenía una pequeña duda que tendría que resolver.
Encontró después de la merienda a los dos niños sentados debajo del árbol del jardín principal, tenían un aura sombría y deprimente alrededor de ellos.
- Oh no. - Soltaron los dos al verla.
- ¿Qué iban hacer con la bebé? - Preguntó con una sonrisa feroz - Sé que no estaban jugando a la casita.
- No te metas. - Dijo Nozel cruzándose se brazos.
- No le dije a Lady Acier que estaban haciendo algo malo, te hubieran castigado. - Gruñó la niña con las manos en las caderas.
- Íbamos a cambiarla. - Comento Fuegoleón al ver que su hermana tomaba del cuello de la túnica a su amigo - Nozel dice que solo llora y grita, pensamos que estaba rota y la íbamos a cambiar.
- ¿En una caja? - Inquirió completamente confundida de la línea de pensamiento de los otros dos.
- La mandaríamos por correo para que trajeran otra. - Explicó Fuegoleón con su odioso tono serio y maduro, al terminar su frase Mereoleona no pudo evitar soltar a Nozel y reírse escandalosamente.
- ¡Son tontos! - Gritó señalando a cada uno mientras se sostenía el estómago y las lágrimas corrían por sus mejillas - La bebé salió de Lady Acier, no pueden cambiar un bebé y no pueden mandarlo por correo. - Al ver la expresión avergonzada de los dos chiquillos se río con más ganas - Los bebés comen, lloran y duermen. Todos hacen eso, por eso son bebés.
- ¿Ella es normal?
- Sí. - Respondió al calmarse - Como me he reído mucho de sus tonterías no le voy a decir a mamá ni a Lady Acier, pero no vuelvan hacer una tontería de esas. Yo soy la mayor y si ustedes hacen algo tonto me van a regañar a mi ¡No vuelvan hacerlo! - Advirtió con seriedad a lo que ambos asintieron.
Mereoleona tenía una sonrisa divertida mientras contaba aquella anécdota a los invitados en la mesa de té, no solía ser tan frecuente pero había decidido que sería un buen momento para que las familias Silva y Vermillion se unieran, después de todo Leopold, Mimosa y Noelle eran buenos amigos, además a pesar de la rivalidad Nozel y Fuegoleón siempre se habían apoyado mutuamente, Kisch era una molestia casi siempre pero pertenecía a la familia y los otros dos Silva Nebra y Solid estaban bastante unidos entre ellos pero no con los demás.
- ¿Qué? - La voz de Nebra sonaba sorprendida mientras giraba a ver a su hermano mayor que evadió su mirada.
- ¿Quieres decir que realmente pensaron en mandarla por correo? - Pregunto Mimosa con diversión, Leopold se comenzó a reír de forma escandalosa y Noelle solo sonrió tras la tasa de té que tomaba.
- Parecía una buena idea. - Comentó Fuegoleón a pesar de que sintió la mirada fulminante sobre él.
- Hermano Mayor Nozel. - Se quejó Nebra intentando que la viera.
- Hubiera sido divertido ver dónde terminabas si lo hubieran logrado. - Comento Leopold.
- Sería una lástima que tal belleza se perdiera en el correo. - Exclamó Kirsch.
Solid no pudo evitar reírse brevemente al ver la inquietud de su hermana y la forma en que su hermano intentaba evitar sentirse avergonzado, nunca había escuchado esa historia de parte de los sirvientes.
- Después de eso, Lady Acier ordenó que revisaran todas la correspondencia dos veces por si acaso. - Agregó Mereoleona con una sonrisa burlona, sus palabras tardaron tres segundos en llegar a su destino.
- ¿Le dijiste a Lady Acier?
- Prometiste que no dirías nada.
- Nunca los regañaron por eso y debido a que Nebra estaba a salvo, ella solo se río mucho. - Respondió la mujer restándole importancia al asunto a pesar de las miradas mortificadas de los dos, los demás empezaron a reírse lo que mejoró su estado de ánimo, el inicio de la reunión parecía muy incómoda de parte de los Silva a pesar de que Noelle estaba entre Mimosa y Leopold y conversaba con ellos sin ningún problema. Sentar a los tres Silva restantes juntos con Fuegoleón junto a Nozel evitaría problemas y Kisch solo parloteaba solo así que realmente no sabía que tanto decía, no le prestaba atención.
De repente tres pares de ojos jóvenes se clavaron en ella con expectación, pudo reconocer la curiosidad divertida de dos de ellos y la anhelante de la tercera.
- ¿Quieren más historias? - Preguntó con un tono divertido.
- ¡Si! - Corearon cinco voces emocionadas, Nebra parecía más tranquila ya que Nozel había tomado su mano para disculparse y Fuegoleón estaba resignado, le agrado ver que tanto Solid como Kisch se habían unido al coro entusiasmado.

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