Capítulo final: Caleídoscopio

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Eran las 2:40 a.m. el chico verde se había dormido, como era costumbre Sin embargo las pesadillas en que Raven lo atacaba y se reía sin piedad lo obligaron a despertar.

— ¡Caramba! Esa fue una pesadilla mortífera. Al menos me desperté. No pude dormir, ¿Y si Amor le contó todo esto a Rae? Es oficial, ya estoy muerto para cuando ella me vea.

El comenzó a empacar sus cosas rápidamente para irse lejos de Raven. Sus manos le temblaban por el miedo, sudaba y titiritaba del frio. No podía convertirse en algún animal sigiloso por que no podía cargar sus cosas. Así que silenciosamente caminó por el pasillo, para librarse de ese eterno problema.

Raven por tanto esperaba el momento preciso para que Chico Bestia llegara a su habitación. Amor le había confesado que Chico Bestia se había declarado de forma indirecta, por lo cual eso fue suficiente para aceptar el hecho de que él fuese el indicado para ser su pareja. Planeó con sus emoticlones, atraer al chico verde para "mandarlo a la dimensión" tal como siempre lo había amenazado días antes, pero lo que en realidad se esperaba iba a ser una sorpresa.

Sigilosamente, bestita caminó despacio y desapercibido. Pero algo le llamó la atención, la puerta de Raven se encontraba abierta. Entró bajo su propio riesgo a averiguar que asaba, pero se lamentó por que iba a ser su lugar de muerte. Observó hasta el interior, al mismo tiempo, el olor refrescante a lavanda le inundó la nariz. Pronto, se enteró que el espejo andaba ¿Colgado? El chico verde se puso dudoso por la situación, porque además, la chica empática no se encontraba ni siquiera en su cama.

Se asustó de repente, al mover mágicamente el espejo, él sabía que era una trampa. Decidió correr por su vida, pero la mano negra procedente de ese espejo mágico lo agarró de la pierna y con una gran fuerza, se lo llevó al territorio de Nevermore por segunda vez, solo que sin Cyborg.

Al aterrizar al basto lugar oscuro, estaba muy nervioso y de miedo terrorífico, pues se encontraba en la mente de Raven. Caminó nerviosamente mientras gotas de sudor recorrían su cuerpo, preguntó dónde estaban todas, pues nadie se encontraba allí.

— ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? — Lo único que se lo acompañó fue el eco de su voz. Volvió a decir. — ¡Hola! — Pero no había nadie, supuestamente.

Las emoticlones desapercibidamente se encontraban escondidas en las rocosas colinas del territorio, esperando el momento preciso para ejecutar el plan.

El chico perdido caminó por todo el territorio, buscando a alguna persona para ayudarlo a salir, se convirtió en coyote para buscar algún rastro, pero no halló nada. Se fue a descansar en un árbol que curiosamente se había renacido a través de hojas. Estaba viendo el árbol, pero se llevaría un gran susto de muerte, cuando algunas manos comenzaron suavemente a rodearlo.

Chico Bestia sintió algunos alientos soplar en su cuello, mientras algunas manos comenzaron a moverse lentamente; Sin gritar, pero con ánimos de hacerlo, trataría de correr, pero esas manos fueron como cadenas cuando lo agarraron.

— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Suéltenme! — Bestita trataba de moverse y zafarse para liberarse, pero las manos de las emoticlones no lo dejaban soltar, algunas lujuriosamente comenzaron a manosearlo. — ¡Por favor! ¡No me maten! ¡Soy muy chico y guapo para morir! ¡Auxilio!

— ¿Con que guapo para morir? — A chico Bestia le daba un casi infarto cuando escuchó esa voz, que lo enamoraba y a la vez lo mataba. Se puso blanco cuando vio a la chica de capa azul apareciendo frente a él mágicamente. Estaba fingiendo enojo pero sonreía, pero aún tenía puesto su capucha.

corazon caleidoscopicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora