|•35•|

11.6K 1.1K 164
                                    

No sabía que tan seguro sería planear una fiesta de cumpleaños para un lobezno, si sería fácil, difícil, ajetreado, es demasiado, pero se que valdrá la pena.

He tomado el trabajo de hacerle todo esto a Ansel en su cumpleaños.

La fiesta sería en el patio de la casa de sus padres, por suerte no he trabajado sola y doy suerte que hoy sea fin de semana, ya que no me gustaría faltar al trabajo.

Todos han estado ayudando, los Alfas van y vienen, ya que se turnan en mantener distraído al lobezno, haciéndole creer que estoy escondida y debe encontrarme, me cuentan que a veces se desanima y dice que me he ido, que no le engañen más, me duele, pero debo seguir, la sorpresa casi está lista.

Solo falta arreglar algunas decoraciones y podremos traerle, los invitados, sus amiguitos y los más cercanos que le agradan al cachorro vendrán en unos minutos.

—¿Necesitás Ayuda? — una voz me sorprende a mis espaldas, la sonrisa que me brinda me llena de calidez y mi loba levanta y agita lo cola con emoción al reconocerlo, sus ojitos se cristalizan y sabía que ya venía esto.

No hace falta más palabras, cuando frente a mí su piel tersa cambia a una gran mopa de pelo rubio caramelo, la edad le pasa factura y esos rayos que causan las canas que brillan contra los rayos del sol dan un contraste diferente a su pelaje.

Mi loba me da paso a la transformación en segundos y ya estoy corriendo para abalanzarme hacia ella y restregarse contra su pelaje y tener su olor dulce en mi.

Me pegó a ella buscando su calor, su lengua se pasa por detrás de mís orejas y toda mi cara en intenciones de besos, aún en sus ojos color miel puedo ver las lágrimas de emoción, tristeza y felicidad contenidas en una sola.

Su hocico viaja a mi cuello y olfatea y se que eso va por dos razones, una, ver si todo está bien, que aún no tenga aroma, una de las cosas diferentes y únicas que me diferencia, siempre hace ese acto, lo ha hecho siempre con todosy se que nunca lo dejara y dos, ver si mi loba y yo, no hemos sido marcadas.

Mientras, yo hago lo mismo para asegurarme de que es ella, mi madre y no un sueño, su olor es el mismo yen segundos el olor a bosque, a pino y tierra húmeda se une al de mi madre, mi padre aparece junto a ella y yo voy a refugiarme en sus enormes patas donde me escondía cuando era una cachorra en cuanto el se acerca.

El aroma de mi padre perfecto ara un camuflaje y quizás no sea un olor de ensueño y perfecto, pero el hecho de que sea mi padre quien lo tenga, a mi me gusta y no hay otro que supere el hecho que sus feromonas paternales me acojan tan bien como lo haría, un padre exactamente, un Alfa, rudo, grande, fuerte, pero que por sus hijos la debilidad es grande.

Mis padres me envuelven entre sus cuerpos, siendo el cuerpo de mi padre más grande nos cubre a ambas y nos envuelve, nuestros cuerpos hacen un borrón de pelajes y podré tener 18 años, pero nada de esto cambia y su lo hiciera una parte de mí, se rompería.

—Mi cachorra. — la voz gruesa de mi padre vuelve a llenar mis oídos y sabía que nada de él había cambiado.

—Te extrañe mi niña. — mi madre es la siguiente en hablar y su dulce voz hace erizar mi pelaje y siento una relajante vibra inundar mi cuerpo.

Mi padre ronronea y mi madre empieza a lamerme las orejas como si realmente fuera una cachorra y yo no me quejo, no me avergüenza, para ellos sigo siendo la niña de papás y no me molesta, cinco años sin ellos y esto es perfecto y ahora en adelante se que si lo siguen haciendo yo igual lo seguiré anhelando, igualmente mi loba, quien mueve la cola y cierra los ojos por ser minas y arrullada.

—Tambien los extrañe mucho. — me muevo hasta dejar mi cabeza sobre las patas delanteras de mi padre y este pasa a lamer mis orejas, mientras lo madre oculta su hocico en mi cuello, no podía más que sonreir y sentirme realmente feliz, lo extrañe.

DESTINADOS.  •j.jk• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora