[CAP 19]

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Samuel

Tuve que largarme pitando de allí.

Su sabor y su olor se encontraban por todas partes, y el estaba sentado con mi maldita camisa, tan sexi que me volvía loco. Y encima me estaba ofreciendo su puta cereza (Virginidad).

¿Es que no tenía idea de la fuerza de voluntad que me exigía no empalarlo con mi polla en ese mismo instante?.

Pero seguro que todavía le dolía el estomago, e hincarle la polla sin ningún reparo no haría mas que empeorar la situación. Entonces tendría que esperar más tiempo aún para volvérsela a meter. Y en cuanto le penetrara, sabía que no podría evitar hacérselo una y otra vez, en cada superficie de la casa. Y mi casa, como mi polla, era enorme.

Controlarme. Debia controlarme y tener un poco más de paciencia. Las cosas buenas se hacen esperar ¿Verdad?.

Me senté ante el escritorio y me llevé a la nariz los dedos que le había metido en su perfecto culo, inhalando su aroma una vez más. Sí, era una acción masoquista, peor que cualquier otra clase de tortura imaginable- salvo claro está, la de ver de otro follándoselo - pero no podía resistir el encanto de osito.

De pronto me di cuenta que se me había puesto dura como una piedra desde que entró en el comedor cubierto solo con mi puta camisa. Gemí del dolor que me producía mi tiesa polla, retorcida y aplastada en la incómoda postura en la que estaba. Me metí la mano bajo los calzoncillos e hice una mueca de dolor al liberarla. Tan dura la tenía que la habría podido usar para perforae las traviesas de la vía férrea.

No podía dejarlo en ese estado. No podría trabajar con eso menéandose delante de mis narices, sobre todo sintiendo aún el sabor de Rubén en mi lengua y con su olor perdurando en mis dedos y en mi incipiente barba.

Metí la mano en el cajón superior de mi escritorio y saqué una botella que guardaba allí.

Me eché un buen chorro en la palma y empecé a hacerme una paja. Cerré los ojos y me imaginé a mi omega, cubierto solo con mi camisa, arrodillado entre mis piernas mientras yo estaba sentado ante la mesa. Deslicé el pulgar alrededor de la cabeza de mi polla y siseé de placer, imaginándome que Ruben me la lamía con la lengua, chupándome la temprana gota que rezumaba al lubricárseme. El cerró los ojos y gimío de gusto al saborearla.

Se lamío el labio inferior anhelante, deseando más mientras su ávida boquita me devoraba la polla y se la tragaba hasta el fondo. Sentí las paredes de su garganta rodeándome la punta de la polla y el gemió de gusto meneando rítmicamente la cabeza, arriba y abajo.

Acoplé mi mano a la cadencia de los movimientos imaginarios de Ruben. Me froté con más rapidez y presión la polla, recordando la noche en la que me lo follé por la boca, entrando y saliendool de sus labios fruncidos de un perfecto color rosado.

El Rubén imaginario alzó la vista para mirarme y yo me apreté más aún la base de la dura polla, meneando las caderas enardecido para metérsela hasta el fondo. Con la mano libre que me quedaba, me agarré al borde del escritorio con tanta fuerza que creí oír la madera crujir bajo la punta de mis dedos. Pero sus ojos- verdes y llenos de vida, tan cálidos, tan ávidos- no se apartaron de los míos. Me la chupó con ardor y rapidez. Luego dejó que mi polla se le saliera de la boca emitiendo un sonido de succión antes de echarse el pelo sobre el hombro, y después me la lamío de la base a la punta y se la volvió a meter hasta el fondo de la boca, gimiendo de placer.

Agarrando al Ruben imaginario por detrás de la cabeza, la mantuve pegado a mi polla mientras el calor del orgasmo se extendía por mi cuerpo antes de derramar a chorros mi blanca semilla por su garganta en rítmicas y pontentes sacudidas. Cuando me vacié del todo, abrí los ojos. El había desaparecido y mi mano estaba cubierto de mi propia leche.

Me perteneces 💗 [RUBEGUETTA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora