[CAP 30]

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Rubius

Me llamo Rubén Doblas y . . . soy una adicto a los culos.

En mi defensa debo decir que el de Samuel era para flipar. Redondo, firme y respigón. Coronado por dos hoyuelos en la parte baja de la espalda y con una suave pendiente que se redondeaba deliciosamente formando dos musculares nalgas que se ahuecaban al contraerlas. Y si todo esto le añades su encantadora piel de melocotón, te encontrabas ante la imagen del culo perfecto.

Era por la mañana. Samuel yacía boca abajo y yo estaba tendido de lado junto a el. Todavía dormía y yo me había quedado papando moscas ante su adorable cuerpo desnudo. Por la noche se había apartado las sabanas de un puntapié en algún momento y al despertarme me había encontrado con la espectacular imagen de su delicioso cuerpo en su forma natural.

Era esplendido. Aunque me encantaba lo bien que le caía la ropa, en cueros me gustaba mucho mas todavía.

Le contemple la espalda subiendo y bajando al ritmo de su acompasada respiración. Cada musculo estaba definido y mis dedos se morían por reseguirlos. Tenia la cara vuelta hacia mi y me maravillo lo largas que eran sus oscuras y espesas pestañas. 

Como no se había afeitado el fin de semana, una deliciosa barba incipiente cubría sus fuertes mandíbulas. Me gustaba y tome nota de ello mentalmente para intentar convencerle de algún modo de que se la dejara así mas a menudo, aunque en el mundo empresarial no estuviera bien visto. 

Dormía con la boca algo fruncida y en el labio inferior se veía una marquita, el recordatorio de nuestra sesión erótica del día anterior, cuando el había hecho realidad con creces mi perversa fantasía vampírica.

De pronto una sonrisa asomo a mis labios y le rodee con dulzura la cara con mi mano. Al deslizar delicadamente el pulpejo del pulgar por su labio inferior, gimió pero no pude diferenciar si era por placer o solo era un gemido mañanero pero después se revolvió en la cama.

Sabia que probablemente no debía despertarlo hasta que sonara la alarma del despertador, pero no pude evitarlo. Tenia que tocar unos labios tan sensuales como los suyos.

Se despertó parpadeando y sus ojos se encontraron al instante con los míos: eran unas lagunas con remolinos de color violeta tan cálidas y profundas que te daban ganas de ahogarte en ellas.

- Bu . . . días- me saludo con su ronca voz matutina. Frunciendo los labios, me beso el pulpejo del pulgar.

-Lo siento. No quería despertarte.- le mentí apartando la mano.

-No pas . . . nada ¿ Que hora es? - pregunto acomodándose en la cama para mirar el despertador de la mesita de noche que tenia al lado. Refunfuño al ver la hora y se tendió la espaldas- ¡Joder! Tengo que levantarme para ir a trabajar- suspiro pasándose las manos por la cara.

-¿Quieres que te prepara el desayuno?- se aparto las manos del rostro y me miro sorprendido.

-¿Sabes cocinar?- Solté unas risitas, porque por lo he visto Samuel me estaba conquistando.

-Si.  Los pobres tenemos que hacer esta clase de cosas a no ser que queramos morirnos de inanición, no como ustedes que solo chasquean los dedos y tienen todo.

- ¿Podrías prepararme dos huevos fritos con panceta?- me pidió con una expresión un tanto esperanzada en su adorable cara.

Puse los ojos en blanco y asentí con la cabeza.

-¿Como te gustan los huevos?

-No demasiados fritos.

-Si quieres lo puedo hacer, Samuel. Puedo prepararte esta clase de desayuno- le dije seductoramente, imitando su forma de hablar de la noche anterior. Parecía que le estuviera ofreciendo lo mismo que el me había ofrecido.

Me perteneces 💗 [RUBEGUETTA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora