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El aire le despeinó el cabello cuando abrió la puerta corrediza que daba al balcón donde su novio estaba.

Miró con el ceño fruncido las gotas de lluvia cayendo por la ciudad y luego al chico fuera dandole unas caladas a un cigarrillo que tenía entre sus dedos, en esos momentos agradecía que el balcón del departamento de Atsumu tuviera un techo lo suficientemente grande para cubrirlo por completo de la llovizna.

— Si te quedas aquí te vas a enfermas, Tsumu — caminó hasta él, recargado en el barandal, y le quitó el cigarro.

— ¿Te he dicho que adoro cuando te molestas? — volteó a verlo muy despacio, apreciando como se llevaba el cigarro a los labios y caló, sintiendo el humo raspando en su garganta, sacándolo por la nariz — Haces un puchero y arrugas la naricita — con su índice tocó la punta de su nariz, Hinata se hizo unos paso hacia atrás.

— No me cambies el tema — Atsumu regresó su mirada a la ciudad empapada, con una sonrisa, dejó que su novio empezara con su sermón — Si te quedas fuera te vas a enfermar, y ya sabes como es Sakusa con eso.

— Si, lo siento Anjinho, no me regañes tanto — habló con calma, mirando de reojo a su novio, el menor sintió su pecho revolotear al oír el apodo que el rubio le había puesto, automáticamente la molestia desapareció.

— ¿Tiene mucho que colgaste? — miró al suelo tratando de ocultar el sonrojo que le habían provocado las palabras antes dichas, Atsumu asintió pero no lo volteó a ver, Hinata se estaba acabando el cigarro de Miya, lo cual era raro viniendo de él, su compañero de equipo sabía que el pelinaranja solo aceptaba fumar cuando estaba muy nervioso; no dijo nada más — ¿Y... que pasó? — con un suspiro volteó a verlo, tratando de que su cara fuera lo suficientemente convincente para hacerle pasar un al rato al menor.

— Lo siento, nene, tendrás que soportarme en el descanso — estaba seguro de que Shoyo le hubiera pegado de no ser porque tenía el tabaco encendido entre sus dedos, pero la mirada que le dio lo hizo saber que estaría en problemas si no lo hacía feliz rápido — ¿Qué te parece si escoges la cena hoy para celebrar que podremos visitar Miyagi juntos esta vez?, bueno, de nuevo — se acercó a abrazarlo por la cintura, oyó el bufido de Hinata pero no se apartó — Y también escoges lo que veremos — besó su frente, levemente arrugada por el ceño fruncido — Y podrás tener postre — le susurró en el oído.

— ¡Ah, idiota! — se alejó de golpe, las mejillas rojas al saber que lo último llevaba doble sentido — Bien, pero ven adentro de una vez o el que se va a quedar sin postre eres tu — tenía los labios apretados cuando le tendió el cigarro, dio media vuelta y entró al departamento.

Atsumu dejó que el cigarro se consumiera en el piso.

La cena se acabó rápido, para sorpresa del rubio, Hinata estaba más emocionado por empezar a ver un nuevo anime con su novio que lo que iban a hacer después de ello pero no le importó, ver la carita brillante del pequeño mientras disfrutaba los dibujos en la televisión le era más importante que tenerlo bajo él con esa cara lasciva; no, definitivamente tenerlo bajo él era muchísimo mejor.

Esperó a que el tercer capítulo se acabara antes de levantarse del sofá porque no era como si él no estuviera disfrutando del anime tanto como su novio, sin embargo eso no quitó el hecho de que se fue dejando confundido a Shoyo mientras caminaba a la habitación.

— Si quieres el postre ven, Anjinho — y se perdió en el pasillo, con el opening sonando, Hinata corrió tras él.

Los días de lluvia combinaban bastante bien con ellos amándose en la cama, con los rayos iluminando el cielo nublado por segundos dejando que en la habitación a oscuras se pudiera ver con claridad el acto, los sonidos de las gotas rebotando en la ventana empañada eran opacadas por los gemidos y jadeos, por las pieles chocando, por los besos sin control.

it's timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora