02

408 48 2
                                    

¿Cómo explicar el sentimiento de regresar a casa después de tanto? Era emocionante, el viento diferente, las calles que conocía a la perfección, las tiendas, la gente, el cielo; todo era justo como lo recordaba.

Salió de la estación de tren y esperó afuera por su chofer, miró su teléfono y buscó la conversación que tenía con su novio para tomarse una selfie y enviarla con el mensaje que decía "Estoy esperando mi taxi, te mando todo mi amor desde aquí", con una risita esperó la respuesta contraria que decía "Te compro todos los almuerzos en los entrenamientos si le dices eso a Kageyama cuando llegue por ti, te mando el doble de amor desde acá".

"Si, prefiero seguir con vida", tecleó rápido sin detenerse a considerar hacer lo que su novio pedía, "Lo supuse" respondió junto a una selfie de él en un espejo del baño de la estación de trenes en Tokio, su tren había tenido complicaciones, terminó atrasándose y él, con toda la pena del mundo lo tuvo que dejar solo para poder tomar el suyo e ir de camino a su hogar.

Guardó su celular cuando oyó el sonido de un claxon en la vía, un coche blanco estaba aparcado en la orilla, desde la ventana baja de la puerta de copiloto pudo ver a su rival número uno y gran amigo de la preparatoria, Kageyama iba con la misma cara seria de siempre, pero esta vez intentó sonreír de lado (falló completamente). Hinata caminó hasta él y se agachó por la ventana para poder hablar con el conductor.

— ¿La cajuela está abierta? — Kageyama frunció el entrecejo.

— ¿Eh? Podrías saludar al menos, malagradecido — el pelinaranja se burló del comentario pero no lo saludó.

— ¿Eso es un si? — Tobio tomó un bote de café vacío que estaba entre los asientos y se lo lanzó a Hinata quien lo esquivó tranquilamente — Oh vamos Kageyama, vena a ayudarme y si quieres te doy un autógrafo — se levantó y fue a sus maletas, su compañero salió del coche y fue con él.

— ¿Que haría yo con el autógrafo de un don nadie? Idiota — ambos tomaron una maleta y se dirigieron a la cajuela del coche para poder guardarlas ahí y empezar su trayecto a la casa del pelinaranja.

— Di lo que quieras, pero este don nadie le ganó a tu equipo el torneo pasado.

Escapó, resguardandose en el asiento del copiloto, poniéndose el cinturón rápidamente por si su compañero lo quería sacar a patadas en cualquier momento del viaje.

A Tobio no le molestaba en absoluto llevar a Shoyo a su casa, incluso él se había ofrecido a manejar montaña arriba para que el más pequeño no tuviera que viajar en transporte y tardarse horas en llegar a su hogar. Hinata en un principio temió por que eso fuera una especie de broma pero cuando Atsumu le dijo que había hablado con el pelinegro al respecto supo entonces que eso iba en serio y después de darle muchas vueltas al asunto, terminó por acceder.

— Estás advertido, si haces un chiste de como manejo, te vas a ir caminando a tu casa — Hinata hizo un puchero, tenía planeados varios comentarios burlescos a las habilidades de conducción de su amigo, el pelinegro no reparó en él, cuando Shoyo quiso decir algo, Kageyama volvió a interrumpir — Y no puedes cambiar de estación, mi coche, mi música.

Hinata prefirió dormir unos minutos.

Cuando abrió los ojos se encontró con el paisaje de las montañas que había cada que cruzaban la carretera para su casa, el sol estaba brillando en el cielo y el pequeño se preguntó a si mismo cuanto hacia que no veía un día soleado, en Tokio llovía día si día también.

Estando a unos minutos de su destino, no pudo controlar su aburrimiento y hacer enojar al conductor del auto era lo más entretenido que podía hacer en esos momentos. Hacía preguntas incoherentes, le decía lo que podía de su aspecto (puras cosas buenas, no tiene el carácter suficiente para hacer un comentario hiriente con respecto al físico de alguien), hacía alusiones al horrible sentido de la moda que tenía e incluso bromeaba con el partido que su equipo ganó la última vez que se enfrentaron en una cancha de voley.

it's timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora