Saint Seiya-tlc: Sabah

{CAPÍTULO 14}

—Buenas noches, capítulo nuevo. No olviden comentar y votar.

Algunos días después, Sabah le nuestra las fotos a Sasha. Ellas estaban por salir del lugar al que van cada tarde.
A Sabah le sudaban las manos. En el fondo sentía que estaba haciendo algo malo. Después de todo, estaba traicionando la confianza que le tenía su padre.

—tengo las fotos —dijo Sabah, le entregó su celular a Sasha. Ella observó cada imagen a detalle.
—Sasha suspiró —, son hermosas.
—me causan mucha curiosidad —admitió Sabah —, siento una energía que emanan.
—yo siento lo mismo —dijo Sasha —, necesito verlas.
—eso no será posible —Sabah guardó su celular antes de que pudiera ver la fotografía de la vitrina vacía —. A mí padre no le gustará verte ahí.
—lo entiendo —respondió Sasha —, y lo que menos quiero es que tengas problemas con tu padre, pero es muy necesario que las vea.
—Sabah frunció el ceño —, no estoy segura, lo voy a pensar, pero no te prometo nada.

Sasha sonrió. Sabah subió al transporte público que la deja cerca de casa. Sasha decidió no insistir más por el momento.
Tenma llegó a recoger a su hermana. Sasha no pudo guardar la información revelada por Sabah.

—él las tiene —dijo Sasha, su rostro inexpresivo —. Esperaba cualquier cosa, menos esto.
—¿estas segura? —preguntó el castaño —, ¿tiene en su poder las ochenta y ocho?
—solamente doce, pero es suficiente —respondió tranquila la joven de cabello lila —. Ellos estarán felices.
—debemos investigar si no tiene ocultas el resto —Temna frunció las cejas —. Sabah nos tiene que ayudar.

Ambos hermanos subieron al coche para ir a casa.
Aquella noche Sabah se fue a dormir tan pronto como llegó. Su padre estaba ocupado con Perséfone. Hablaban sobre la decoración del cuarto para el bebé.
Sabah no tardó mucho en dormir. En un momento luego de la oscuridad, ante sus ojos se erigía una estatua. Era la figura de una mujer. En su mano izquierda sostenía un escudo. En la otra mano, sobre su palma se encontraba una estatua de menor tamaño. Sabah la reconoció, era similar a la que tiene su padre en el despacho. Sabah miró la explanada. Vio pasar a una mujer de cabello lila, portaba un inmaculado vestido blanco. Ella sintió que la había visto en algún lugar. Pero no supo ubicarla. Llevaba en la mano un báculo.
Sabah despertó un poco exaltada. Sudaba. Se levantó para beber un vaso de agua. Se quedó despierta, rodeada de la oscuridad. Ella trató de dormir, pero cada vez que dormía, sus sueños se tornaban más violentos. Hasta el punto de soñar con Alone, pero su apariencia era diferente. Su largo cabello rubio, era oscuro. Sus ojos azules no reflejaba la calidez que ella conoce. Sabah al verlo, sintió una punzada en el pecho.
La luz solar despertó a Sabah. Sintió dolor en las sienes. Debido a los sueños, no descansó correctamente. Se levantó con pereza para darse una ducha. En unos minutos estuvo lista para ir a la escuela. Con su uniforme. Preparó su mochila y desayunó rápido. Aiacos ya la esperaba. Su padre seguía con Perséfone y decidió no ir a molestar. Sabay recordó las palabras que le dijo Perséfone. Se sintió triste. Desolada. Un profundo sentimiento de abandono la invadió.

Sabah pasó el día distraída. No entendió nada de ninguna materia. Yuzuriha y sus compañeros platicaban muy animados. Sasha supo que algo andaba mal con su amiga.
A la salida de la escuela, Sabah, Yuzuriha, Sasha y sus amigos se reunieron en el lugar al que ya se les estaba haciendo costumbre asistir.

*Semanas después*

Sabah ha salido constantemente de su casa y regresa hasta la noche. Su padre se ha mantenido ocupado con el trabajo. Perséfone sigue con los síntomas de su embarazo.
La joven no ha podido convivir con su padre, lo echa de menos.

Un día Hades decidió regresar temprano a casa. Sabah se encontraba alistando las cosas que lleva siempre con sus amigos. La joven salió de la casa, pero su padre la vio. El señor Schwarz decidió seguirla.
Al llegar al lugar, Hades encontró a su hija con otros compañeros.
El grupo de amigos caminaron hacia un edificio. La puerta era de color negro. Hades siguió el flujo de la calle. Al dar la vuelta en la esquina se encontró con la fachada de una veterinaria. Este era también un refugio para gatos y perros. Sabah ayudaba con una sonrisa a bañar y alimentar a los animales del refugio.
Este día la veterinaria prepara un evento para dar en adopción a los perros y gatos rescatados. Hades observa a los animales. Él se va antes de su hija note su presencia. Ahora se siente más tranquilo al saber lo que ella hace en sus ratos libres.
Sasha y su hermano Tenma llegaron al lugar. Ellos también ayudan con los animales rescatados.
Más tarde, durante la cena Hades está con Perséfone. Sabah cena bajo la mirada atenta de Pandora. Acto que incómoda bastante a la joven. Decide que ha tenido suficiente alimentos y se retira a su habitación para hacer sus deberes. Ella prefiere pasar sus noches en vela, antes que volver a soñar con Sasha y Alone, que parecen otras personas. También a visto al hermano de Sasha. Recordar fragmentos de esos sueños la hacen sentir triste. Ella no comprende el significado de sus sueños.

Sabah encuentra un rato libre para platicar con Sasha.

—son muy interesantes tus sueños —le dijo Sasha a su amiga —. También sueño un poco extraño, pero creo que mis sueños son bastante normales.
—pero ya no quiero dormir ni soñar —confesó la joven. Su piel se notaba más pálida y unas marcadas ojeras —, siento que son reales.
—no te preocupes, solo son sueños Sabah —dijo Sasha tratando de animar a su amiga. A pesar que los sueños de ella son similares a los sueños de su amiga.

Por la tarde Sabah se encontró con Perséfone, ella estaba sentada en el jardín. Pandora  la acompañaba.
Sabah se acercó a saludar.

—buenas tardes —dijo Sabah con timidez.
—buenas tardes —respondió Perséfone sin mirar a la joven —, me han comentado que sales sin permiso, pero ese es asunto tuyo. Yo no voy a permitir la rebeldía en mis hijos, pero tu no eres hija mía.

Perséfone se retiró a su habitación. Sabah se quedó sin palabras. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Ella fue a la habitación. Estuvo toda la tarde tumbada en la cama. Sabah se quedó dormida.