{capítulo 1}

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Una luminosa mañana, mientras el matrimonio Schwarz desayuna; el señor Hades, en compañía de su esposa Perséfone platicaba respecto a los negocios familiares, de la cadena de restaurantes de los que Perséfone es dueña y de la empresa constructora que pertenece a él.

Por otra parte, Sabah se arreglaba para desayunar con su padre. Se vistió una falda floreada, una blusa azul y unas valerianas negras, peinando su cabello de lado, en una coleta. Bajó rápidamente para desayunar, se dirigió hacia el comedor.

- ¡buenos días! -saludó amable y sonriente Sabah, se acercó hacia Hades y le plantó un beso en la mejilla.

-Buenos días, nena -correspondió al saludo Hades - ¿cómo te sientes?

-Bien -sonrió mientras tomaba su lugar en la mesa -. ¿Y la cena de la otra noche?

- ¡ehm!... -Hades se mantuvo en silencio por unos segundos -. Había mucha vejez reunida allí.

- ¿de verdad? -Rió Sabah -, te lo dije.

-Perséfone suspiró pesado -, no deberías expresarte así -le dedicó una mirada con molestia a Hades. Él ni se inmutó.

-señorita, su desayuno -se acercó a ella una joven sirvienta de cabellera negra, que estaba atada en una coleta -. Espero sea de su agrado.

-gracias, Pandora -dijo Sabah sonriéndole amable.

Pandora se fue a la cocina sin decir más, dejando atrás a la familia; allí se encontraba un hombre de cabello rubio, portando un traje, su nombre es Hipnos. Durante el desayuno, Hades pidió a Perséfone llevar a Sabah por un vestido, ya que los acompañaría a la cena de esa noche. La mujer de largo cabello rojo aceptó, aunque no está de acuerdo. Hades Schwarz se retiró del comedor, no sin antes despedirse de su princesa; él se dirigió a una importantes reunión, siendo escoltado por Minos, Radamanthys y Aiacos, su seguridad personal.

Más tarde Perséfone y Sabah fueron llevadas por Hipnos al centro de la ciudad; llegaron a una prestigiosa boutique. En dicho lugar Sabah se probó varios vestidos y al final eligió un vestido largo, color negro, ceñido en la parte superior.

Antes de volver a casa, el señor Schwarz llamó al celular de su esposa y se reunieron en un elegante restaurant. Una vez que concluyó su comida familiar, ellas volvieron a la casa para arreglarse y esperar a Hades.

Al acercarse el atardecer, Pandora ayudó a Sabah con su peinado y también con el vestido. Perséfone tomó una larga ducha. Hades llegó a casa cuando el sol ya se había ocultado por completo, para ese momento Sabah ya estaba lista.

En la biblioteca esperaba un joven de largo cabello rubio y de ojos azules, se encontraba en compañía de un hombre de cabello negro corto y sus ojos eran del mismos color que su cabello. El mayordomo Hipnos condujo al señor Schwarz hasta la biblioteca, donde el joven rubio lo espera pacientemente.

-Llegó antes de lo esperado -comunicó Hipnos caminando por un estrecho pasillo -. Nadie le ha visto, les pedí que aguardaran aquí.

-Ya los atiendo -respondió Hades mientras aflojaba el nudo de su corbata.

-Señor, me retiro -Hipnos se apartó de la puerta de madera, dejando a solas a Hades y sus visitas.

Hades ingresó a la estancia que usa como despacho y posteriormente se dirigió hacia la biblioteca, es una gran habitación, con varios estantes de la altura de la pared y llenos de libros, en una mesa de cristal, rodeada por tres sofás de color vino. Frente a la puerta de madera se posiciona una gran ventana sin cortina. En el lado opuesto de la estancia, hay un gran escritorio de caoba, frente a este dos sillas de la misma madera, con acolchado de color negro y del otro lado, una gran silla.

En la estancia, sentado en uno de los sofás está el apuesto joven rubio y de pie, el hombre moreno.

-No los esperaba -dijo Hades en cuanto cerró la puerta tras de sí -, creí que vendrían en una semana.

-Las vacaciones iniciaron ayer -se adelantó a decir el hombre e cabello negro, con una mirada desafiante -. En la Academia de Artes no tenían razón para retenerle.

-Thanatos, el muchacho no es mudo -comentó Hades serio, se acercó al muchacho rubio, le extendió su mano, el joven tímidamente la estrechó -. Lo importante es que llegaron.

Ellos siguieron conversando tranquilamente. Sabah, que ya se encontraba lista y no encontrando que más hacer, salió de su habitación para buscar a su padre. Lo encontró en la biblioteca, a veces pareciera que Sabah posee como una especie de localizador que solo funciona con Hades.

La chica dio un par de golpes sobre la puerta y sin esperar respuesta se introdujo en la estancia, los recién llegados lo miraron sorprendidos y Hades no hizo ningún gesto.

-Buenas noches -Sabah saludó con una gran sonrisa en su rostro. Los observó detenidamente, pero sin incomodarlos. Caminó hasta situarse a lado de Hades.

-Te ves muy hermosa -dijo Hades interponiéndose entre Sabah y sus visitantes -, hazme un favor, dile a Perséfone que se apresure.

-Sí, yo le diré -respondió Sabah y se dirigió hacia la puerta, para hacer lo que su padre le había pedido.

-es una muy encantadora jovencita -dijo Thanatos con una sonrisa lasciva -, también es muy bella.

Hades no se inmutó, mantuvo la calma; aunque en su mente ya estrangulaba a Thanatos hasta verlo morado. Quien no se atrevió a decir nada es el joven rubio, que solo esperaba el momento para poder irse, ya que ningún tipo de violencia le agrada y reprueba por completo esos actos. Un silencio incómodo surgió en el lugar y Thanatos aprovechó eso para acercarse a Sabah, quien un poco confundida, se quedó inmóvil.

-Thanatos McCarthy -dijo y depositó un beso en la mano de la joven -, un placer.

-gracias -titubeó nerviosa Sabah y miró con desconcierto a Hades -, Sabah Schwarz-Weiss.

-y mi querido sobrino, Alone Degli Innocenti -dijo Thanatos y casi arrastró a Sabah hasta donde el joven rubio estaba, de pie y a espaldas de Hades.

En cuanto los brillantes y verdes ojos de Sabah se posaron en los orbes azules de él, sintió un escalofrío recorrer su espalda y un leve sonrojo en sus mejillas. Sonrió para ocultar lo que le acontecía. Alone extendió su mano hacia ella y Sabah la estrechó, se quedaron así unos segundos. Hasta que ella se alejó.

-Es un gusto conocerlos -dijo al fin Sabah. Entrelazó sus dedos en su espalda y caminó hacia Hades -. Yo me voy, con permiso.

Sabah ya no esperó ninguna respuesta, se alejó tan rápido como pudo de la biblioteca. En el pasillo se encontró con Perséfone, le dijo dónde y con quienes estaba Hades; así que Perséfone se apresuró para poder ver a Alone, a quien quiere como si fuera su hijo, por eso lleva su apellido.

Capítulo corregido. Gracias por los votos y comentarios.

Saint Seiya-tlc: SabahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora