Capítulo 17

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—Tenma, vi las armaduras doradas. Hades las tiene —dijo Sasha —. Es mi oportunidad para recuperarlas.
—si, eres la dueña y él no tiene por qué tenerlas en su poder —replicó Tenma.

Ambos hermanos siguieron platicando hasta que decidieron salir con rumbo a la casa de Hades para hablar con él.
Llegaron en su auto después de media hora de viaje. Pandora anunció a los invitados a su patrón. Hades se le hizo extraño la visita de ellos.
En el despacho se encontraba Hades con Sabah.

—señor, la señorita Sasha y el joven Tenma piden verlo, dicen que es urgente —dijo Pandora con las manos cruzadas sobre su uniforme.
—qué extraño —dijo Hades que miró a Sabah que estaba sentada en el sofá leyendo —, diles que pasen.
—si, señor.

Pandora salió de la estancia. Minutos después volvió acompañada de Sasha y Tenma. Pandora se retiró y dejó a los invitados con Hades y Sabah.

—es muy repentina su visita —dijo Hades reclinandose sobre el respaldo de la silla —. ¿A qué se debe?
—bien Hades, iré al punto —dijo Sasha —. Sé que tienes las armaduras y quiero que me las devuelvas —expresó la joven de cabello lila.
—no sé de qué hablas. No puedes venir a mi casa a darme órdenes —dijo Hades con tono severo.
—no te hagas el tonto —dijo Tenma —, deja de jugar.
—¿se pueden tranquilizar? —pidió Sabah —, no se alteren —dijo ella desde su lugar.

La tensión subió un poco en la habitación. Sasha no le quitaba los ojos a Hades. Ella no iba a ceder ni a dejar que él siguiera fingiendo demencia. Tenma estaba tenso, apretó los puños sin despegar la vista de Hades.

—no me iré hasta que me regreses lo que me pertenece —dijo Sasha elevando un poco la voz.
—cómo te atreves, solo eres una chiquilla caprichosa —Hades sujetó el puente de su nariz, señal de que estaba perdiendo la paciencia.
—tú no me conoces —siseó la mujer de cabello lila —, no me retes.
—ustedes dos largo de mi propiedad —dijo Hades  impaciente —. No tengo tiempo para lidiar con mocosos.
—oye, más respeto —exigió Tenma —, o ya verás de lo que soy capaz...
—¿es una amenaza? —dijo Hades enarcando una ceja.
—Sasha, Tenma, es mejor que se vayan —intervino Sabah —. No saben lo que dicen.

Los aludidos observaron a la joven mujer de cabello negro. Hades permaneció en silencio, él ya hablaría con su hija. Lo había decepcionado y no lo dejaría pasar.

—Sabah, ¿cómo me puedes pedir que me vaya? —dijo Sasha con decepción —. Pensé que estarías de mi lado.
—no estoy de lado de nadie —replicó Sabah con gesto serio. Hades lo entendió.
—dejemos los juegos. No te voy a devolver nada. Esas armaduras han estado en mi familia por generaciones. ¿Quién te crees tú para venir a exigir?
—lo sabes muy bien, yo soy la legítima dueña y tengo todo el derecho de exigir que me sean devueltas.
—bien, pero con una condición. No te quiero volver a ver y tampoco quiero que estés cerca de mi hija, ya la has corrompido suficiente —dijo Hades poniéndose de pie.
—Sabah es mi amiga —dijo Sasha —, eso no es justo.
—entonces que no se hable más del tema y te puedes ir.
—hermana, es mejor irnos. No vamos a lograr nada con él.

Sasha lo miró con tristeza. Está situación era completamente absurda. Le pareció una trampa la condición que Hades le puso. Sasha no iba a desistir tan fácil. Sasha y Tenma se fueron decepcionados de la Mansión Schwartz.

Una vez que Hades se quedó a solas con Sabah, quiso saber lo que ocurrió.

—y, ¿bien? ¿Tienes algo que decir en tu defensa?
—yo... No estoy segura —titubeó la joven de cabello negro —. Lo lamento mucho. Sé que te he decepcionado.
—si, lo has hecho —dijo el hombre, aflojó el nudo de la corbata —. Te confíe un secreto muy importante para nuestra familia.
—lo sé, solo que no se sentía correcto esconderlo de Sasha. Algo me decía que ella tenía que saber. Por algún motivo que no comprendo.
—necesito que me digas de lo que hablas —dijo él —, no estoy entendiendo nada.
—no me vas a creer —dijo ella sintiendo un hueco en el estómago —. Creerás que estoy loca.
—hija, habla conmigo —Hades se acercó a Sabah —. Te he notado distante.
—estos últimos meses he tenido sueños, bueno, más bien, pesadillas —la joven tragó el nudo en su garganta —he visto a Sasha, a sus amigos, a Tenma peleando —dijo ella al borde de las lágrimas.
—pero solo son sueños.
—se siente muy real. También vi como un gran lienzo en el cielo. Era hermoso, pero daba miedo al mismo tiempo —explicó la joven.

Hades abrazó a Sabah. Algunas cosas que dijo le resultó familiar. Él también había visto aquel lienzo. Por un momento sintió alivio por no ser el único que tenía esa sensación de conocer a sus allegados de alguna parte.

—escucha, quiero que te alejes de Sasha. Ella no es una persona buena —dijo Hades sujetando por los hombros a Sabah.
—lo entiendo, no quiero estar en problemas —Sabah habló con resignación.
—me parece bien.

Sabah se alejó de su padre hacia la salida. Se dirigió a su habitación. Cerró la puerta. Se quedó ahí por unos segundos. Llevó sus manos al pecho. No podía alejar aquella sensación de traición.

Hades permaneció en el despacho. Él no sabía la razón del porqué su familia tenía aquellas armaduras y él tenía la convicción de que estarían bajo su resguardo hasta el final de sus días.

Sasha fue a hablar con el resto de sus amigos. Explicó la situación y prometió que pronto tendrá una solución para el problema. Ahora ya sabía quién tenía las armaduras y no iba a descansar hasta que le fuesen regresadas.

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Hola, nuevo capítulo y ya pronto se viene el final. Gracias por leer. Nos leemos en otra historia. No olviden votar y comentar.

Saint Seiya-tlc: SabahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora