-Así que, como el piso estaba al nombre de Isaac, básicamente me ha echado. Y como tampoco hay hijos de por medio, no hay ninguna manutención económica. Pero al menos me he quedado a Millie, estaba a mi nombre; sinceramente, es lo que más quería.
Hugh y Kyle paseaban tranquilamente por la avenida donde estaba el restaurante del que acababan de salir después de disfrutar de una agradable cena los dos el viernes por la noche, con el frío colándose por el cuello de la chaqueta y obligándolos a meter las manos en los bolsillos. Kyle tenía la cara medio oculta por el abrigo, peo Hugh notaba que sonreía. Tenía las mejillas rojas de frío y el pelo se le revolvía a causa del viento; era un otoño demasiado frío para ser en Los Ángeles, donde el aire helado se mezclaba con la sal en los barrios costeros y los árboles de distintos tonos otoñales eran más admirados que las palmeras. Diciembre se vislumbraba casi y Acción de Gracias estaba a la vuelta de la esquina.
Kyle y Hugh era la primera vez que salían pero no dudaban en que seguirían saliendo. A Hugh se le hacía tan tierno y divertido ver cómo los ojos de Kyle se convertían en dos rayas negras, de las que salían pestañas, cuando sonreía, junto a sus colorados pómulos y su piel un tono más pálida debido a la escasa iluminación de la noche.
-¿Y dónde te estás quedando ahora?- le preguntó. Se pasó una mano por el espeso cabello ondulado, recién teñido de azul oscuro. Hugh dudó unos momentos antes de contestar:
-En casa de unos amigos.- Bien, tampoco mentía del todo.
-¿Por qué no... bueno, si quieres, claro... te quedas en mi casa?- le preguntó Kyle intentando no mostrar su nerviosismo, aunque fallaba estrepitosamente. Le abrió la puerta de un local y entraron, Hugh observando que se trataba de un bar. Pero no se comparaba en lo más mínimo al Angel's Dump, donde predominaba el caos, ruido y mal olor. Aquel bar era tranquilo, había gente vestida a la moda con diferentes estilos, la mayoría en silencio o en pequeños grupos o parejas, y los que estaban solos tenían papeles esparcidos por la mesa o tabletas y ordenadores. El lugar reflejaba calma y Hugh se preguntaba por qué no había sabido de la existencia del local en sus años de estudiante, cuando iba al arrastre de Isaac de bar en bar (aunque ni mucho menos se parecían a aquel).
El bar estaba decorado con colores claros y neutros y, en cierta manera, le recordaba a su piso (el piso de Isaac; aquello había dejado de ser su hogar ya). Había plantas colgando de los techos y cuadros de dibujos de famosas ciudades a carboncillo y con un estilo parecido a la primera y rápida idea de un arquitecto. Las paredes eran ladrillo marrón y bien cuidado y las mesas, finas estructuras de hierro negras. No había nadie sentado en la barra a pesar de los taburetes altos que parecían invitar a poner el trasero en ellos y de fondo se escuchaba la melodía de un piano por un par de altavoces. Había sólo dos camareros a pesar de que la estancia era grande y vestían de colores claros también.
-¿Dónde ha estado este lugar toda mi vida?- preguntó Hugh al aire.
-A Jackson le gusta venir aquí- repuso Kyle, localizando una mesa vacía y dirigiéndose hacia allí. Hugh lo siguió con los ojos brillando y mirándolo todo a su paso.
-¿Jackson?- preguntó cuando se sentaron, tratando de imaginar un tipo como Jackson en un lugar tan delicado y hasta fino como ese; Jackson, que tenía pinta de frecuentar más el Angel's Dump y ser amigo o sobrino de Owen.
-Sí; aunque no lo parezca, es un tipo bastante quisquilloso con los lugares donde va, sobre todo a comer. Bueno, eso y Julie- y señaló a uno de los camareros, una chica con una boina beige con visera y un par de trenzas rubias, que atendía a una pareja de universitarios con una amable sonrisa.
Se quedaron allí hasta tarde, tomando café y algún que otro black russian. Hugh también le insistió a Kyle en que estaba bien, que no necesitaba quedarse en su casa. Al salir, caminaron hasta el Lucifer's Needle y allí se despidieron, a pesar de que Kyle insistía en que podía llevarlo en su coche. Hugh negaba con la cabeza casi dentro del abrigo y se despidió de él con un beso en los labios. Luego, echó a andar hacia la estación más cercana, dejando a un sorprendido Kyle sonrojado delante de la persiana bajada del local de tatuajes.
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Choker Shot
ActionHugh es un periodista al borde del divorcio de apenas veintisiete años que trabaja en un periódico pequeño con una ambiciosa jefa y un extremadamente vago compañero. Si quiere ascender y ver su nombre en Los Ángeles Times, tendrá que arriesgar su vi...