Allí estaba yo, una simple niña de 7 años, oculta en el armario viendo como esa horrible y desquiciada cosa se llevaba a mi familia, sinceramente no termino de entender porque no me llevo a mí con ellos, porque me dejo con este dolor y culpa en mi pecho. Todavía no puedo olvidar aquella noche, la noche que arruino mi vida e hizo que me ahogara lentamente en el más profundo y oscuro pozo.
Me llamo Kathy Miles, actualmente tengo 17 años, me crie junto a las bellas playas de Jacksonville, Florida. Amo este lugar, su clima, sus playas, su gente, etc. Sin embargo, aquí es donde mi infierno empezó.
Era una noche de luna llena, el cielo brillante, las estrellas como pequeñas gotas de roció mojando el oscuro cielo. Mi padre había vuelto a casa hacia dos días, luego de estar fuera por un par de semanas debido a su trabajo como empresario, era el mejor papa del mundo, a pesar de sus viajes de negocios que duraban un par de semanas, siempre volvía con una sonrisa y nos dedicaba todo el tiempo del mundo a mi madre y a mí. Mi madre era la persona más fuerte que alguna vez conocí, su infancia no había sido fácil, su padre era alcohólico y su madre era muy ausente. Ella y sus dos hermanas, ya fallecidas, no habían tenido una figura materna y mucho menos una paterna. Mi madre era la menor de las tres, la del medio se había quitado la vida a muy corta edad, y la mayor había sido asesinada por su pareja. Ella era la única que quedaba y a pesar de su dura infancia y la perdida de sus hermanas era una madre de fierro, siempre dispuesta a lo que sea por su pareja y su hija.
Ese día habíamos pasado la tarde y noche afuera, fuimos al cine, recorrimos tiendas y fuimos a cenar a un restaurante muy bonito, popular y con una exquisita comida. Pero quien diría que esa hermosa salida familiar se convertiría en el peor y más doloroso día de toda mi vida.
Llegamos a casa y me fui a dormir. Mis padres se quedaron despiertos un rato viendo la televisión. En un momento me dan ganas de ir al baño, me levanto, mientras iba, una extraña sensación de miedo recorría mi pequeño e indefenso cuerpo. Al salir del baño escucho un grito de horror, parecía de mi madre, venia de la sala de estar, ellos estaban allí. Temblando de miedo bajé las escaleras diciendo por lo bajo "Mami" una y otra vez y allí lo vi, una cosa inhumana frente a ella, arañando su piel, el cadáver de mi padre a un costado todo ensangrentado y con los ojos abiertos. Podría haber salido de mi casa corriendo, gritando y pidiendo ayuda, pero mi cobardía de niña pequeña fue más fuerte y termine ocultándome en un armario debajo de las escaleras, llorando en silencio por miedo a que esa cosa me matara, mientras los gritos se oían cada vez más fuerte. Sabía que esa cosa le estaba haciendo daño y no hice nada para detenerla. Los gritos cesaron y pasos se oyeron, de repente esa cosa abrió mi puerta la cual tenía la traba puesta, con una fuerza inexplicable y de un solo tirón, sacándola del marco, era mi fin. La cosa era alta, con ojos de un color verde gato, con colmillos y garras enormes, tenía un hocico y toda su ropa estaba rota, aunque conservara algunos pedazos. No tenía escapatoria, estaba oculta entre unos abrigos sucios, esa criatura olfateo, casi me descubría, pero termino yéndose, dejándome viva para ver esa escena de pesadilla. Cuando creí que ya se había ido, salí de mi escondite, bañada en lágrimas y con el corazón en la garganta, me asome a la sala de estar y allí lo vi con claridad, solo había sangre y muerte, mis padres tenían un enorme hueco en su pecho, llorando me acerque a mi mama, la moví, le grite una y otra vez, lo mismo hice con mi padre, pero ya era tarde, sus corazones no estaban y ya se habían ido para siempre. No sabía que hacer estaba completa y totalmente paralizada, sola, desprotegida, tanto fue el llanto que me quede dormida al lado de sus cuerpos y sobre los charcos de sangre carmesí.
Al día siguiente la vecina vino, ya que había oído ruidos durante la noche y quería ver si todo estaba bien, ella era muy amiga de mi madre, fue la primera en ver la escena luego de mí. Al verla, lanzo un grito de horror, me tomo, me llevo al hospital y llamo a la policía. Desperté en este, creí que había tenido una pesadilla. Mire a mi alrededor, ellos no estaban, pregunte por ellos, nadie dijo una palabra. Estuve en observación un par de días, mi abuela paterna que vivía a unos kilómetros de casa se hizo cargo de mí, era mi única familia viva. Antes de mudarme con ella me hicieron preguntas sobre lo sucedido, por supuesto nadie creía lo que yo había visto. Me mude con ella a otro barrio en Jacksonville, lejos de mi casa, yo no quería irme, tenía a mi mejor amiga allí, Clare y no quería por nada en el mundo alejarme de ella, no quería otra amiga, la quería a ella. Debido a lo que vi, me cumplió el capricho, mi vida se transformó en pesadillas de aquella noche, junto con citas con psicólogos, psiquiatras y entrevistas constantes de lo sucedido, yo seguía sosteniendo lo que vi, porque a pesar de ser una niña, sabía que lo que había matado a mis padres no era una persona, era un monstruo.
Nadie me creyó, hasta que un día vino el FBI, a preguntarme lo mismo, lo de aquella noche, en ese entonces ya tenía 9 años, me costó contarles lo que vi porque sabía que tampoco me iban a creer, pero por una extraña razón ellos eran diferentes a los otros, ellos me creían.
Tomaron el caso, investigaron y luego de días de trabajo, le confesaron a mi abuela, que lo que había matado a mis padres no era un humano, era un monstruo, más específicamente un hombre lobo. Ella no les creyó al principio y los trato de locos, pero luego de una extensa charla y pruebas, termino creyéndoles, esas personas le pidieron por favor que mi abuela me lo confesara cuando sea más grande para evitar complicaciones, ella acepto, pero yo había escuchado todo y empecé a buscar información sobre esas cosas, tenía que saber la verdad de su muerte. Mi vida era ir a la escuela, estar con Clare e investigar sobre esas cosas, mi conclusión fue que todos los monstruos a los que temíamos eran reales, desde el más pequeño al más grande, desde el más indefenso hasta el más poderoso, todo era real y también descubrí que había personas que los exterminaban, los llamados cazadores, como los que habían venido disfrazados de agentes del FBI.
Para mayor mala suerte mi abuela murió de causas naturales cuando tenía 12 años, sin confesarme lo que esos cazadores le habían dicho. Esa pérdida desencadeno lo peor de mí, me mandaron a diferentes orfanatos, de los cuales siempre me escapaba o era transferida. Había tomado una decisión, iba a ser una cazadora y atrapar a ese hijo de perra que me había quitado mi vida. Me metí de lleno en la cacería y muchas de mis escapadas eran para ir a cazar y matar a cada monstruo que se me cruzara, hasta encontrar el asesino de mis padres, en una ocasión había destruido todo un nido de vampiros completamente sola, y como muchas historias no tardo en difundirse entre los cazadores. En esa época, Clare, lo único que me quedaba me confeso que su familia era cazadora y que estaban dispuestos a ayudarme en todo, al principio me enoje con ella por habérmelo ocultado durante mucho tiempo, pero no dure demasiado, al fin y al cabo, ella era lo único que me mantenía viva junto con la cacería. Empezamos a cazar juntas y su familia intento adoptarme, pero yo me negaba, no quería perder a nadie más, no quería que por mi culpa alguien más muriera. Sin embargo, ellos me ayudaron en cada paso que di, me compraron un apartamento sobre la costa e hicieron el papeleo para que me declarara emancipada, aunque ellos me ayudaban con los ingresos de la casa, a su vez tuve que hacer trabajos extras e incluso algunos ilegales para no depender por completo de ellos. Pero no todo fue cacería, a la par Clare y yo íbamos a una escuela normal, y teníamos vidas normales, éramos simples adolescentes y cazadoras al mismo tiempo.
A pesar de todo yo seguía acarreando una enorme culpa, a los 7 años debí correr y pedir ayuda, pero los deje morir, el dolor que eso me causaba era insoportable, me asfixiaba. Hubo momentos en los que tuve que acudir al hacerme daño o al alcohol para dejar de sentir ese dolor, aunque sea por un momento, si no estaba cazando o en la escuela, iba a la playa con una buena botella a sentarme en los acantilados y olvidarme de todo por un momento, sentirme libre.
Cuando cumplí 16, descubrí un lugar increíble, una academia de cazadores sobrenaturales, un lugar donde podía mejorar mis técnicas y conseguir mi objetivo más rápido, luego de conseguirlo iba a poder descansar en paz. Averigüé todo sobre ella, resultaba que esta academia se encontraba aquí en Jacksonville oculta en un aserradero abandonado. Leí los requisitos, tenías que ser mayor de 16 para ingresar, leí las asignaturas que allí había, vi lo que se debía hacer para ingresar, quienes eran los profesores, etc. Un hecho que me sorprendió fue que los profesores, eran cazadores conocidos en la comunidad y que cada dos años, lo que duraba un ciclo lectivo allí, cambiaban. El año entrante los profesores que iban a estar eran dos cazadores y un arcángel muy populares dentro de esta, debido a las múltiples hazañas que se contaban sobre ellos, desde evitar apocalipsis hasta enfrentarse al propio Dios, nada más y nada menos que Jack Smith, Roger Pines y el Arcángel Gabriel. Automáticamente se lo comente a Clare.
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Destino
Fantasy"Destino" es la primer entrega de la trilogía "Region misteriosa" En ella seguimos la historia de Kathy Miles, una joven cuyo destino se vio afectado luego de que algo inexplicable se llevara a sus padres. A lo largo de estas tres novelas veremos co...