Destino

Nuestro pequeño secreto

Comenzaron a pasar los días, mi relación con Jack iba por buen camino. Durante el día, estando en público, actuábamos como si no pasara nada entre nosotros y durante la noche, cuando estábamos a solas nuestros sentimientos se dejaban llevar y la pasábamos increíble. Era difícil fingir todo esto, pero valía la pena la espera y la actuación. Aunque debo admitir que cuando el día no era bueno, extrañaba sus caricias y me costaba esperar a que llegue la noche.

Nuestros encuentros solían ser en el gimnasio, donde todo había empezado, o en el cuarto de Jack, ya que él dormía solo. En esas noches no faltaban las risas, había ocasiones en las que teníamos que taparnos la boca con algo para evitar despertar a toda la academia, pero también teníamos conversaciones profundas y melancólicas, sobre el pasado o cosas similares. Nuestra relación era relativamente sana, a pesar del secreto y de nuestra diferencia de edad. Había risas y llanto, alegría y tristeza, discutíamos, como todas las parejas, pero al final del día, ambos sabíamos que el otro siempre iba a estar ahí para lo que necesitáramos, y eso nos hacía muy felices.

Era inexplicable el cómo me sentía a su lado, era una explosión de emociones contradictorias, me sentía protegida pero insegura, nerviosa pero contenta, relajada, pero en alerta, entre otras muchas emociones inexplicables. Lo único que podía asegurar era que, con él, podía ser yo misma, la confianza que me transmitía era increíble. Era algo que solo Clare había conseguido y ahora también Jack.

No me faltaba nada para ser feliz, excepto Clare, la extrañaba mucho y moría de ganas de contarle todo lo que me había sucedido con Jack, pero sabía que estaba molesta y dolida. En ocasiones consideraba disculparme por mi comportamiento aquella vez, pero, al verla feliz junto a Sara y Hannah, sabía que lo mejor era que las cosas se queden así, ella era feliz, tenía amigas normales sin tantos traumas e inseguridades. Ella había hecho por mi más de lo que cualquiera hubiera hecho y en vez de estar agradecida por ello, la había alejado y lastimado para siempre. No podía creer que mis estúpidos miedos me hayan vencido y distanciado de mi hermana del alma, la única que me mantuvo a flote en esta vida de pesadilla.

Con Jack me olvidaba de ella por un momento, pero siempre su recuerdo volvía y me sentía una basura de persona, muchas veces Jack notaba que estaba mal y me preguntaba que pasaba, solía evitar su pregunta para no arruinar el momento, pero siempre lograba convencerme y terminaba desahogándome con él, quien me escuchaba atentamente. Terminábamos abrazados y en muchas ocasiones dormíamos juntos.

Había pasado un mes y medio desde el comienzo de nuestra relación, no sé como pero aún se mantenía el secreto, es decir, nadie sospechaba nada sobre nosotros, aunque era evidente que nuestra relación de alumna-docente había roto algunas fronteras y todos sabían que éramos buenos amigos, pero más allá de eso nadie notaba algo más o al menos eso parecía.

Jack seguía sin decirle a Roger y Gabriel lo nuestro, no lo culpaba, pero creía que sería una buena idea que ellos lo sepan, es decir, Roger era como un hermano para Jack al igual que Gabriel, y en muchas ocasiones habíamos estado al borde de ser descubiertos por ellos. Literalmente habíamos tenido que escondernos como si fuéramos niños jugando al escondite.

Una noche estábamos acostados cuando le dije:

- Jack, tienes que contárselo a Roger y a Gabriel.

-Si lo sé, pero no creo que sea el momento.

- Hace un mes y medio que estamos juntos, ¿Cuándo piensas decírselos?

- Es que, es complicado Kathy. Conoces a Roger, el cree firmemente en las reglas, y esto va en contra de ellas, por lo que no le va a gustar en absoluto y Gabriel nos apoyaría, pero es probable que se meta mucho.

- Si lo sé, pero no vas a poder ocultárselos siempre, tarde o temprano se van a dar cuenta, no son estúpidos.

- Si lo sé, pero...