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Se había acabado la jornada escolar, mientras salía me di cuenta de que alguien iba muy cerca mío, se escuchaban pasos lo cual me tenía alerta, nuestro salón tardó un poco más en salir por ello no debería haber mucha gente por esta calle, en un alto me detuve, aproveché para ver quien estaba detrás mío.

Era... ¡Kishibe!

Al poco tiempo se detiene donde yo lo había hecho.

— Hola — dije sin verlo, esperaba a que rápidamente el semáforo nos diera el pase, escuché que suspiro.

— Hola — responde a secas.

— ¿Tu vives cerca? — traté de sacarle plática.

— Eso no es de tu incumbencia — dice haciendo una cara rara.

— Vamos Kishibe-kun no seas así, podemos llevarnos bien y ser amigos — dije sonando amigable.

— No estoy interesado — responde.

Eso me desconcertó, era raro que alguien no quisiera hacer amistad, normalmente si trataba de ser amigable yo hacía amigos pero nunca habían rechazo mi amabilidad.

— Pero Kishibe-kun, seremos compañeros por 3 años, hay que llevarnos bien.

— No, gracias — cuando estaba en verde el cruza con pasos largos y rápidos, yo me quedé viendo como se iba y lo perdía de vista.

Tuve que seguir con mi camino, pero tendría que ver que pasó con Sato.

Me había unido al club de dibujo donde haciamos carteles y ver nuestros progresos en el dibujo, además que logramos tener un par de puntos extras en en la clase de arte

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Me había unido al club de dibujo donde haciamos carteles y ver nuestros progresos en el dibujo, además que logramos tener un par de puntos extras en en la clase de arte.

Kishibe-kun se seguía sentando a mi costado, siempre lo miraba dibujando, algunas veces trataba de ver sobre su hombro lo que dibujaba pero normalmente no lograba ver lo que dibujaba, se daba cuenta  me insultaba o simplemente me lanzaba una mirada de molestia.

Sato me molestaba diciendo que me gustaba Kishibe-kun pero yo lo negaba, aunque debía admitir que Rohan era muy atractivo, hasta podría ser modelo.

Además no conocía lo suficiente a Kishibe-kun para decir que sintiera algo por él, sólo me gustaba admirarlo desde lejos me empezaba a acostumbrar a sus insultos y a su mal humor que casi siempre tenía.

Por azares del destino, ocurrió un pequeño gran malentendido, a Kishibe-kun y a mi nos habían castigado, por ello nos quedaríamos a limpiar el aula después de clases.

Eran las 3 de la tarde todos se estaban yendo a sus clubs o a casa, yo me había levantado para ir a buscar una escoba, un recogedor, un trapo y un rociador.

Estaba abriendo la puerta, me detengo al ver a Kishibe quien seguía dibujando, suspire con molestia al ver que no le preocupaba quedarse hasta tarde.

SHUT UP & KISS MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora