Capítulo 5

5.9K 604 33
                                    

No habían pasado ni siquiera cinco minutos con Yoongi cuando ya quería salir del restaurante, sentía como su mirada me atravesaba leyendo cada parte de mi ser.

–Buenas tardes ¿Desean ordenar inmediatamente?– Estaba por pedir una simple ensalada, mas Yoongi comenzó a pedir por los dos. Incrédulo lo miré buscando una explicación cuando el mesero se retiró.

–¿Qué quieres decirme? Habla rápido, debemos volver pronto para la grabación– Nervioso me crucé de brazos.

–Jimin...– Sentía mis labios temblar por la fuerte inquietud –Me arrepiento, de verdad que lo hago. Te extraño como la mierda y sé que estás molesto por lo que sucedió esa vez, pero no es lo que tú crees, te lo intenté explicar, pero tus celos eran imparables. Te pedí un tiempo para que los dos pensáramos bien las cosas y tú decidiste romper todos esos años de amor de una sola vez– Apreté mis puños con fuerza para no lanzarme hacía él y arañarlo con ganas.

–Pasaron tres malditos años, Min ¡Tres años! ¿Y vienes ahora a decirme qué te arrepientes? Preferí cortar esos años contigo de una sola vez por el simple hecho de no salir más lastimado ¿Decirme cómo pasaron realmente las cosas? Debiste confiar en mi, Yoongi, era tu marido ¿Cuántas veces no te dije qué ella quería algo contigo? ¡Y tú simplemente la defendías como si fuera tu pareja! Cuando yo lo era– Mis lagrimas acarician mis mejillas al mismo tiempo que mi cuerpo temblaba y mis ganas de vomitar incrementaban a cada segundo que seguía frente a él.

–Cariño...– Mis ojos se abrieron de par en par al escucharlo, esa hermosa palabra que no la escuchaba de hace años. Sin poder aguantar más bajé la mirada, me importaba poco verme vulnerable ante él, pero no podía permitir que me viera llorar.

–No vuelvas a decirme así en tu vida– Bramé mientras intentaba limpiar todas esas gotas saladas. A pesar de sentirme avergonzado, el sentimiento no era mayor a mi melancolía.

–Está bien llorar, Jimin. Siempre y cuando no estés solo– Lo miré quedito en mi lugar analizando las cosas.

–Su orden, caballeros– Bajé más mi cabeza si eso era posible, evitando la curiosa mirada del mesero.

Ya con la comida en la mesa me sentí más aliviado por el simple hecho de que había que hacer otra cosa más que solo hablar, después de todo el que se queda callado come por dos.

Saboreaba cada plato disfrutándolo al máximo, hace años que no comía tan bien como lo estaba haciendo.

–Me importas, Park– Al escuchar esas palabras pensé muchas cosas y una de ellas fue ¿Cómo saco el pedazo de langosta de mi garganta? Tomé rápidamente el vaso con jugo para beberlo de una –Estás muy delgado ¿Te alimentas adecuadamente? Sabes qu–

–Cierra la boca– Ya más calmado lo miré furioso –¿Con qué derecho me lo dices? No somos nada– Lo vi fruncir su ceño y ahora al admirarlo detalladamente con luz natural me di cuenta –¿Es maquillaje lo qué tienes debajo de tus ojos? Detestas maquillarte...Digo ¿Qué es eso?–

–No es nada, mejor come rápido o llegaremos tarde– Yoongi tosió incómodo.

–Ya era hora de que te sintieras como yo– Decidido a comer me sobresalté cuando golpeó la mesa con su puño.

–¿¡Crees qué no me he sentido mal!? Solo como para que mi madre no se preocupe y tú vienes a hablar de algo que no tienes idea– Sorprendido miré a los alrededores y supe que era hora de correr.

–Eres un completo idiota– Agarré la mano de Yoongi tirándolo con la fuerza necesaria para ponerlo en pie. Le pagué más de lo necesario al mesero, pero no había tiempo que perder, no cuando la gente comenzaba a tomar fotos o correr hacia nosotros. 

Cada vez se unían más personas y mis piernas ya no podían seguir corriendo, mirando por todos lados logré divisar un baño público ¡Bien! Sin que se dieran cuenta corrí con Yoongi hacia ese asqueroso lugar, ya estando adentro me aseguré de ponerle seguro.

–Tendré que pedirle a Taehyung que venga por nosotros...– La idea no me gustaba mucho, especialmente porque Tae me iba a retar por haber comido con Yoongi.

–Aún faltan treinta minutos, Jimin. Se van a hartar en algún momento– El espacio era reducido, ni siquiera era justo para una persona y eso me ponía de los nervios –No pienses en eso...Recuerdo que no soportas los lugares cerrados y pequeños, concéntrate en mi ¿De acuerdo?– Casi al borde del pánico asentí, mis ojos viajaban por el hermoso rostro frente a mi y de un momento a otro me encontraba a centímetros de sus labios.

–Tienes ojeras...– Susurré débil por la cercanía, mi mente me decía que parara, pero mi corazón demandaba lo contrario.

–No soporto más esta tortura– Sus manos se posaron en cada una de mis mejillas para depositar un fugaz, pero dulce beso en mis labios. Cortando toda conexión con mi razonamiento, rodeé sin dudar su cuello con mis brazos para besarlo con un hambre inigualable de amor, haciendo que ese lugar no apto para romance, sea el lugar más especial para mi.

Destino en rodaje •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora