Capítulo 11

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Me miraba al espejo una y otra vez, acomodaba mis cabellos con mis manos temblorosas, mientras respiraba profundamente para calmar mis nervios.

Me dispuse a ir a la sala intentando no pensar cosas malas, como si me fuera a romper una pierna o algo.

–¡Maldita sea!– Al estar pensando tanto descuidé mis pasos y uno de mis pies se dobló –Estoy muy seguro que era una señal–

Suspirando una última vez abrí la puerta preparado para lo que vendría.

–Pensé que me dejarías plantado– En su rostro había una hermosa y sincera sonrisa, mi pecho se calentaba de amor tan solo al verlo.

–Solo acepté porque debo hablar de algo contigo– Aclarando mi garganta le puse seguro a mi departamento –¿Dónde vamos a ir? Es algo tarde–

Algo confundido por no obtener una respuesta comencé a seguir a Yoongi a su auto.

La ruta que tomó Min me resultaba conocida, pero no lograba recordar. Nos alejábamos cada vez más del centro y el camino comenzaba a ser de tierra, algo realmente incomodo por los constantes movimientos.

–En serio ¿Dónde me llevas? Me asusta ir con un idiota por un camino tan desastroso en mitad de la noche– Lo vi aguantarse la risa por un momento y me miró de reojo.

–Ya lo verás– Fijé mi vista en el gran portón que había, más confundido vi como Yoongi apretó algo en su teléfono para seguir con el camino.

–Estoy asustado, Min Yoongi hablo en serio– No lograba ver nada más que el camino siendo iluminado por las luces del auto. De un momento a otro Yoongi se detuvo y apagó el motor con una sonrisa.

–Bien, llegamos– Comenzó a bajarse del auto y yo le imité algo temeroso –No te asustes, conoces este lugar–

Confundido vi como las luces se encendían de un momento a otro, mis ojos se abrieron de manera exagerada y en mi corazón una fuerte puntada se hizo presente.

Durante nuestro matrimonio habíamos decidido comprar una casa lejos del centro, para poder descansar los fines de semana y poder formar una familia. Yoongi estaba feliz porque íbamos a adoptar, le alegraba hablar sobre una posible hija. Mordí con fuerza al recordar como él siempre decía que adoptaríamos a una niña para que fuera su princesa.

–¿Estás bien?– La cálida mano de Min me sacó de mi pequeño transe, lo miré con algo de nostalgia y asentí –Ven, mejor entremos–

Todo estaba en su respectivo lugar, todo seguía reluciente a excepción de la cocina.

Seguí a Yoongi hasta dar con una mesa decorada con velas y unos cuantos pétalos rojos, el ambiente se sentía acogedor como si me estuviera dando la bienvenida una vez más.

Miré a Min cuando este puso una relajante música de fondo, riendo bajito me acerqué a él.

–¿Música?– Levantó sus hombros algo avergonzado –Me gusta–

Su rostro pareció relajarse al escuchar tales palabras y se acercó a una de las sillas para moverla cuidadosamente.

–Ven, siéntate– Haciendo caso mordí mi labio para no sonreír, estando sentado vi como Min se iba a la cocina y cuando desapareció de mi vista moví mis piernas aguantando un grito de emoción.

Se sentía tan bien volver que quería llorar, siempre dije que este era mi hogar y no el departamento que teníamos, sin embargo este último quedaba más cerca del trabajo.

Yoongi volvía con dos platos, uno en cada mano y la comida se veía deliciosa.

–¿A quién le pagaste para qué cocinara?– Lo miré con burla cuando dejó un plato frente a mi, mis ojos recorrieron todo su rostro en ese corto segundo, llevaba un maquillaje sutil, sus párpados eran decorados con tonos claros y en sus labios descansaba un brillante labial, todo su rostro estaba perfecto, estaba claro que alguien lo había maquillado, él no sabría ni siquiera como ponerse labial.

Destino en rodaje •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora