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Je t'aime~ Izzy Lightwood.+18

ESTABA ACOSTADA SOBRE LA GRAN CAMA KING SIZE DE MI HABITACIÓN. Enfrente mío, había una hermosa joven azabache de rebeldes rulos que había conocido hace unos 3 meses en una misión a la que fuimos asignadas juntas. Ella y yo nos habíamos gustado casi inmediatamente y hemos tenido varias citas. Nunca quise apurarla a nada. Ambas somos bisexuales, pero sabía que nunca había estado con una mujer y que todo esto era nuevo para Isabelle. Es una mujer muy coqueta, pero yo lo soy más. Lo cual suele irritar mucho a Alec, su hermano mayor. Porque dice que ahora tiene que aguantar a dos iguales, pero sabemos que nos adora.

Volviendo a mi situación actual, ella se levantó la remera roja que tenía hasta el punto donde apenas se cubría los pezones. Posterior a eso, había bajado el cierre de su jean, dejándolo caer. Yo, por otro lado, estaba maravillada ante semejante vista. Para mí... ella es, sin lugar a dudas, una pieza de arte. Dicen que sobre gustos no hay nada escrito y que la belleza está en el ojo que lo ve.

¿Quién necesita una chica plástica y falsa cuando tienes una belleza natural enfrente? Vi su cara y sonreí, su pequeña sonrisa y sus ojos evitándome me decían que estaba algo nerviosa. No la culpo.

Reí levemente y le recordé que no teníamos que hacer nada si no estaba segura, pero levantó la vista antes de decirme que estaba lista. La miré unos segundos antes de asentir y levantarme de la cama. Comencé a caminar hacia ella lentamente mientras me quitaba la bata de seda blanca que tenía puesta y la dejé caer al piso. Ahora solo tenía un lindo conjunto de lencería negra cubriéndome.

Su mirada recorrió todo mi cuerpo y admito que me puse un poco nerviosa. Quiero decir... Me gusta mi cuerpo, ¿pero qué pasa si a ella no? Sé que no debería importarme, pero la inseguridad por un rechazo siempre estará presente... Al parecer tuve suerte, porque se estremeció y en voz baja me dijo:

-"Eres hermosa..."- Sonreí otra vez. Al menos ahora ambas pensamos lo mismo de la otra. Reducí el espacio restante entre nosotras y la besé. Mis manos enmarcaron los lados de su rostro con cuidado. Quería que, incluso en mis roces, sintiera que yo no quiero que ella sea una más en mi vida, sino que quiero algo serio. Quería que se sintiera plenamente amada por mí.

Antes de darme cuenta, mis manos estaban jugando pícaramente con el borde de su tanga, preguntando de manera sutil si podía quitársela. Sus dedos se curvaron en mi cintura; una afirmación. Comencé a bajar las con cuidado, no quería espantarla. Ella se veía nerviosa, pero en su pupila dilatada se podía ver el deseo.

Cuando se la quité, me quedé mirándola unos segundos. Claro que esta no es mi primera vez, pero que me den la confianza como para quedarse vulnerables ante mi vista siempre me llena de orgullo. Pasé mis dedos por su columna vertebral lentamente, electrificando su vello corporal mientras le susurraba:

-"Ahora me toca, bonita."- Me alejé un poco de ella y sonreí ante su cara de susto, probablemente preguntándose si hizo algo mal. Pero se tranquilizó cuando me vio quitándome la lencería.