La Hija de Spider-man [EN EDICIÓN]

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Gracias por los 100 seguidores, sé que no es mucho comparado a otras personas pero para mi lo es, los amos 10 millones!

Chitauris... este capítulo rompió récord. Es demasiado largo y tiene varios detalles, por lo que voy a pedir que lean con cuidado y que tengan pañuelos cerca... este es uno de los capítulos más fuertes que he escrito.

RICHARD: Yo soñaba con tener el mundo, protegerlo... Pero llegaron ustedes y... terminé teniendo el universo entero.

Daiana sonrió y abrazó a Richard. Cuando se separaron observaron cómo el moreno llegaba al parque. Abuelo y nieta se miraron antes de despedirse.

DAI: Te quiero abuelo.

RICHARD: Wow, eso es nuevo.

Richard le besó la frente.

RICHARD: Saluda a Peter de mi parte.

Esa fue la última vez que lo vió.

Cuando Michelle se lo dijo no podía creérselo pero al ver llegar su padre a casa, con los ojos enrojecidos y una expresión derrotada supo que en serio se había ido.

Un disparo en el pecho y agonizó por algunos segundos antes de partir, en los brazos de su hijo. Aunque nunca tuvieron una relación muy cercana, Peter sufrió la muerte de Richard al igual que Daiana. MJ los consoló a ambos.

Se vieron obligados a incinerar el cuerpo del mayor, sus huesos fueron enterrados cerca de la tumba de Mary y sus cenizas esparcidas en el océano. Fueron varias horas en auto hasta llegar a alguna playa que no era concurrida y los únicos que estuvieron presentes en la despedida fueron Peter, Daiana, Michelle y Fury.

Nick dijo algunas palabras, agradeciéndole a Richard por todo lo que hizo en SHIELD y le dió el pésame a Peter y Dai. Padre e hija de quedaron algunos minutos mirando al gigante azul en silencio.

Daiana apenas recordaba la primera que estuvo en un funeral, pero sí reconocía ese sentimiento de melancolía en el ambiente. El mundo lo veías en tonos grises e independientemente de que fueras conocido, amigo o familiar, sentías la pena de los demás.

Las nubes cubrieron la luz del sol y a los segundos algunas gotas pequeñas de lluvia comenzaron a descender del cielo, las cuales poco a poco comenzaron a ser más gruesas y a golpear con fuerza la arena, el mar y los cuerpos de Peter y Daiana.

Lejos de reaccionar buscando un lugar para resguardarse de la lluvia los dos castaños se quedaron sentados sobre la arena, se miraron y se abrazaron. Daiana posó su cabeza sobre el hombro de su padre mientras que este tenía su brazo derecho sobre los hombros de su hija.