Juegos del destino : Tercera Parte

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Richard -Mamá... ¿a dónde vas?

Stella -Pues a servirle más comida a Gun... ¿no ves que el pobre anda en los huesos?

Gun -Eh... abuela, yo estoy bien así, ya no me cabe más...

Stella -¡Tonterías! Yo no crio bebés flacos, así que a comer, vamos.

El pobre Gun miraba a todos los demás pidiendo ayuda, la comida estaba deliciosa, pero el de verdad estaba a punto de reventar y además las náuseas siempre hacían su aparición en los momentos menos oportunos.

Off -Abuela... Gun ya comió bastante, deja que al menos se le bajen los dos platos que ya le serviste. No quiero que vomite otra vez.

Por fin Off salió a su rescate, sino, hubiera tenido que atascarse otro plato. Librado de Stella y su cuchara, se fueron parando del comedor y Gun se sentó un rato en el frente con Godji dejándose consentir, mientras que Richard y Off se reunieron a discutir unos asuntos referentes al administrador y los avances que habían hecho en ese caso.

Richard -Ese desgraciado estaba metiéndose el dinero del impuesto de venta y uso al bolsillo. Cuando el Departamento de Hacienda vino a investigarnos pensé que nos la veríamos negras, de no haber sido porque me adelanté a investigar a ese infeliz.

Indignado y pasando sus dedos por su escritorio de cerezo, Richard le explicaba a su hijo como se fueron desenlazando las cosas respecto a ese asunto.

Off -Supongo que al menos despediste al hijo de puta, ¿no?

Richard -Despedirlo fue poco, los agentes se lo llevaron detenido, sabrá Dios qué vaya a pasar con él ahora.

Off -Desde un principio te dije que había algo turbio en los números...

Richard -Sí, y evidentemente no te equivocaste, pero imáginate, después de más de diez años de servicio sin haber faltado a nada... ¿quién iba a pensar en...? Bueno, también el tiempo no me alcanzaba para todo, ese no es el único negocio que tenemos... también está la carnicería y la lechera... Pero tú, hijo, me has sorprendido, los negocios corren por tus venas, eres astuto, inteligente y sagaz.

Off le dio a su padre una sonrisa de lado, su corazón brincó de alegría ante el halago. A pesar de los pocos meses que tenía tratando a su padre, le había dado más amor, consejos, palabras de aliento que su madre durante todo el tiempo que pudo tenerla a su lado.

Off -Entonces ahora mismo no tenemos administrador...

Richard -No, pero ya estamos en proceso de buscar uno, puse el anuncio en internet y en los periódicos y también recalqué los requisitos y experiencia necesaria. Esta vez seremos mucho más estrictos en cuánto a todo lo que tenga que ver con sus funciones y le haremos varias auditorías al año.

Off - Muy bien pensado.

Richard - Cambiando el tema, Off, quiero volver a felicitarte por el bebé. Es el regalo más grande que la vida te pueda dar, aprécialo y defiéndelo con tu vida. Espero que tengas muchos más. Tal vez pensarás que te lleno de consejos y obligaciones, pero... eres mi único y hijo, tarde o temprano todo lo que tengo será tuyo y más tarde de mis nietos, lamentablemente no vamos a durar para siempre por eso quiero prepararte lo mejor posible, tienes mucho más tácticas, astucia y técnicas que cualquier persona con estudios y maestrías, lo llevas de vocación. Estoy muy orgulloso de ti, me arrepiento de no haber podido formar parte de tu vida antes, todo hubiera sido muy diferente.

Off -Tal vez... pero en estos momentos soy muy feliz con todo lo que tengo y con lo que me espera, ya no me amargo pensando en lo que debió haber sido.

Y era cierto, Off había cambiado mucho, seguía siendo temperamental, pero se le podía ver siempre feliz y más seguro, el amor de Gun había traspasado todas sus corazas y asperezas. Con el a su lado poniendo el balance entre lo dulce y amargo el mundo era diferente para él. Terminada la plática, Off fue a estar un ratito con Gun, pero al encontrarlo casi sentado en el regazo de Godji mientras ésta con increíbe habilidad le hacía dos trenzas a Gun y Stella lo atascaba con unas galletas que el misma había horneado, se limitó a darle un beso ligero y decidió ir a cabalgar un rato en Romeo. Llevaba rato al galope, disfrutando de todo el paisaje y lo colorido que era el campo en verano, estaba a punto de llegar al lugar donde le había regalado el anillo a Gun hasta que el sonido de otro caballo que se acercaba lo alertó. Pudo ver en la distancia que se acercaba Julieta.

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