Cuando se perdieron

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El día que perdiste a esa persona ni si quiera tu mismo lo sabías.

Después de tantos simulacros ya parecía imposible que se fuera, hasta que lago se rompió, hasta que llegó la gota que derramó el vaso la cual hizo que el agua quisiera correr sin miedo a caer.
Pero al final lo que menos importa es quien tubo la culpa, que no hayan gritos y que no hayan segundas oportunidades.
Y es que el día en el que pierdes a alguien no existe, existe muchos días, muchas acciones, muchas ausencias y malos gestos para que alguien se vaya, y esas son las despedidas que duelen, las que hacen con la cabeza.
Al final quedan derrotados los dos, porque desde que no estamos,  buscamos a cualquiera que nos sume mientras en el fondo nos da miedo a las restas.

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