Capítulo 20: Simbiosis (Parte 2)

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Después de salir del bosque en el que conocí a aquel viajero, Gyroc, logré ver un hermoso río, el Río Dividea, cuyas aguas cristalinas dejaban ver el hermoso color gris de la estructura rocosa que se hallaba bajo la superficie del agua.
Al otro lado del río se podía apreciar una torre cuya presencia, muy al igual que la torre de la meseta, era muy poco discreta.
Con la cognición en mi conciencia, me dí a la tarea de cruzar el río con la ayuda del módulo Crionis, pues  la corriente era demasiado rauda como para nadar sobre ella, trepé la torre y consecutivamente... la activé.
Muy al igual que su hermana de la meseta, su altura era inmensa, dejando ver la belleza de este basto mundo, cualquier individuo podría llegar a sentir vértigo de tan solo estar en este lugar, sin embrago, conciente de tener la paravela en mis manos, ahora no tenía mucho de que preocupar me.
Gracias a la activación de esta torre, como era de esperarse, otra gota de energía celeste cayó sobre la tableta, lo que descargó los datos de otro mapa, si bien solo se trataba de un pequeño fragmento más de este colosal mapa, al menos podía verse mi destino, además era mejor que no tener nada. Grata fue mi sorpresa al percatarme de que no fue lo único que se descargó, pues al parecer había una nueva función: El sensor Sheikah, una función que con ayuda de la tableta me permitiría detectar Santuarios cercanos. Tan rápido como obtuve dicha función, comenzó a pitar, dando la señal de que había un Santuario cerca.
Sin pensarlo dos veces, tomé la tableta para luego dar un salto de fe y finalmente bajar de la torre usando la paravela. Mi inquietud no se hizo esperar al darme cuenta que el santuario se hallaba oculto en el pico Norte. Pese a que tomé mis precauciones, no hubo casi ningún monstruo más que un Bokoblin y unos octorok rosados.
Después de tanto trepar y caminar con sigilo, finalmente logré llegar al Santuario de Hiddar donde no solo obtuve otro orbe del valor, si no también una prenda nueva que me ayudaría bastante a escalar en mis viajes.

Estaba confundido, cuando salí de aquel Santuario, noté que no había ningún monstruo a la vista, comenzaba a dudar de la veracidad de las palabras de Gyroc. - ¿Me habrá mentido? No... ¿Porqué lo haría? - Pensaba

Continúe con mi camino sin ninguna preocupación, era relajante darme un descanso, poder respirar aquel aire tan puro, sentir las ásperas caricias de las altas y limpias hiervas mientras me cubría la fresca sombra del pico Norte.
Mi estado pacifico se vio interrumpido al llegar a un extraño campamento aparentemente vacío, era similar al de los Bokoblins, remendando mi guardia, opté por cruzar. Por un momento pensé que solo era un campamento, al menos hasta escuchar un crujido, inmediatamente saqué una lanza de viajero de mi alforja para después elevar mi Guardia, quedé desconcertado al darme cuenta que no había nada, o al menos eso parecía, de pronto, ví ciertas irregularidades en el pico Norte, fue ahí donde supe que no era un campamento si no una emboscada, pero ya era tarde, los extraños y camuflados seres se desprendieron de la montaña para tornarse de su aparente color original, eran criaturas cuya apariencia recordaba a una lagartija, estos se abalanzaron contra mí; uno intentó golpear me con su cola mientras que otro me despojo de mis armas usando solo su pegajosa lengua, las tres lagartijas me tenían rodeado, de la nada se pudo escuchar un poderoso ladrido, de entre las hiervas salió un bello ser perruno, era el Lobo de la noche anterior, quien embistió a uno de los Monstruos con una poderosa Mordida al pescuezo, aprovechando la situación, tomé el hacha de Gyroc de mi alforja y con un golpe giratorio logré aturdir a ambas lagartijas, esto me dió el suficiente tiempo para poder huir, si bien no era un acto del todo valeroso, también sería una acción cuerda.

Cansado, me senté al lado de unos matorrales lejos de esos Monstruos mientras reflexionaba el porqué no tomé la ruta del pico Sur después de completar el Santuario... ¿Pereza, habrá sido?

Noté que aquél Lobo se hallaba a un lado del río que separaba ambos picos, observándome detenidamente de frente mientras sostenía la cola ensangrentada de aquella enorme lagartija que embistió momentos atrás. Era curioso, aquel Lobo comenzó a regurgitar algunas escamas y trozos del Monstruo, aunque solo se veía como una pulpa sangrienta, sabía que se trataba del monstruo, pues la sangre de dicha mole de viceras era púrpura.

Tomé un filete crudo de mi alforja y se lo ofrecí al Lobo, despues de todo, era lo menos que podía hacer.
El Lobo solo se acercó, manteniendo su guardia alta, para finalmente gruñir me y solo tomar el filete para luego alejarse sin apartar su fiera y salvaje vista de mí, puede que en esos momentos yo no lo notara, pero al parecer este sería el inicio de una complicada amistad.

La puesta de sol comenzaba a desvanecerse para dar nacimiento a la noche, al levantarme, podía apreciar lo que parecía ser la cabeza de un ser gigantesco de madera, no era nada más ni nada menos que un establo, rodeado de más Hylianos como yo, aunque eran de carácteres bastante más peculiares que los anteriores, aún así, esto me llenaba de alegría y me daba más razones para continuar con este viaje suicida.

¿Estaré cerca? ¿Cuanto falta? ¿Podré estrechar mi relación con el Lobo? ¿Llegaré a mí destino?
Estas y más Preguntas rondaban mi cabeza.

24/Ago/2020

Mis Sentimientos - The Legend of Zelda Breath of the Wild FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora