Capítulo 20.

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-Shinen, ¿qué haces? -murmuré intentando no sonar muy alto a la vez que la apartaba con mis manos en sus hombros.

-Lo siento -tartamudeó nerviosa, desviando su mirada hacia un lado.

-¿Qué ha sido eso? -pregunté, esperando a que me mirase de nuevo.

-Creo que me gustas, Zen -clavó sus ojos en los míos-. Siento lo mismo que las protagonistas de mis libros de romance -se mordió el labio inferior con timidez.

-¿Qué estás diciendo? -carcajeé sin creerme del todo lo que acababa de pasar-. Tú y yo somos como hermanos -fruncí el ceño.

-Lo sé, pero mi corazón lleva un tiempo latiendo fuerte cada vez que tú estás cerca -contestó con cierta preocupación-. No puedo controlarlo -puso sus manos en mi cuello.

-Shinen, no...

-¿Zero? -me interrumpió Seven desde la puerta de la cocina.

Giré mi cabeza hacia él y pude ver con la cara tan molesta con la que me miraba. Como si me hubiera pillado haciendo lo peor del mundo, me separé de la morena y me puse rápidamente en pie.

-Ya estás despierto -reí, intentando disimular mi notable nerviosismo.

-Sí... -alzó una de sus cejas y llevó su mirada hasta la chica-. ¿Qué hacíais? -se cruzó de brazos sin moverse del sitio.

-Verás...

-Sólo charlábamos tomando un café -esa vez me interrumpió Shinen-. Yo ya me iba -se levantó de su silla y me miró-. Así os dejo un poco de intimidad para que habléis de vuestras cosas -me sonrió, y yo asentí. Caminó hasta la puerta de la cocina, provocando que Seven se hiciera a un lado para dejarle paso sin dejar este de observarla con cara de pocos amigos.

-¿Quieres café? -le propuse con demasiada emoción.

-No, prefiero un té -respondió serio, andando hacia mí.

-¡Yo te lo haré! -exclamé, alejándome de él para ir hasta la hornilla.

-Zero, ¿de qué hablabais? -insistió, siguiéndome hasta colocarse detrás de mi cuerpo.

-De nada importante -solté una carcajada que sonó demasiado falsa.

-¿No me lo quieres contar? -preguntó, notándosele cierto dolor en el tono que empleó.

-Shinen estaba preocupada por lo que ocurrió anoche, eso es todo -volteé mi cuerpo hacia el suyo una vez puse a calentar el agua.

-Uhm... -Seven me miró de arriba abajo.

-¿Cómo has dormido? -le sonreí, intentando cambiar de tema.

-Bien, pero me he desvelado y, al no verte a mi lado, me he preocupado -suspiró, deshaciendo su cruce de brazos para apoyar sus manos en la mesa detrás de su cuerpo.

-He intentado dormirme, pero no he podido -me rasqué la cabeza como gesto de la inquietud que me invadía en aquel momento sin saber muy bien el por qué.

-No importa -se encogió de hombros, cabizbajo-. Al fin y al cabo, fui yo el que hice la promesa de estar junto a ti siempre que despertases, no tú -alzó su mirada hasta la mía y sonrió hipócritamente de lado.

-Seven... -susurré sin saber qué contestar.

-¡Buenos días! -exclamaron los gemelos entrando en la cocina, como si de un terremoto se tratasen.

-Buenos días -contestó el castaño girándose para comenzar a andar hasta su silla.

-¿Qué tal está mi S.O.M favorito? -se burló Nen alborotando el pelo de Seven.

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