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Erik Magnus Lehnsherr era un hombre muy ocupado, en verdad ocupado. Siendo dueño de una constructora reconocida a nivel internacional. Que había fundado su padre cuando, junto con su abuela, había llegado a América para escapar de la Segunda Guerra Mundial. Él tenía muchos deberes que cumplir como: viajes, reuniones y más, y más cosas que hacer. Por eso Erik estaba refunfuñando en contra de su esposa e hijo por los pasillos de aquella lujosa secundaria.

¿La razón? Su hijo se había metido en problemas –por centesima vez– y su esposa estaba muy ocupada en la peluquería para ir ella.

A decir verdad, el matrimonio de Magda y Erik fue más por un arreglo que por amor. Erik creía que en realidad no tendría otro ocupamiento que no sea su empresa. Hasta que sus hijos nacieron, Wanda y Peter eran tan distintos como iguales. La chica, que era un reflejo físco de su padre, amable y educada; era un sol.

Pero Peter era otra cosa.

El muchacho estaba subiendo y bajando la pierna ansiosamente, ¿y como no estarlo? Si el director había dicho que iría su padre a presentarse y no su madre. 

Peter estaba pensando en las mil y un formas de huir o de desaparecer.  A veces deseaba correr tanto como sus piernas dieran –Aunque sería loco tener super velocidad, no negaba que rogaba por un poder así en este instante–.

-Tranquilo Peter, yo abogaré también por ti.- Dijo mientras sobaba su espalda, el profesor de Biología, Charles Xavier.

Erik entró a la oficina con su típico ceño fruncido y con la secretaria que –demasiado– amablemente le acompañó hacia el despecho del directo. Entonces pudo observar como estaba su hijo cuando sus miradas cruzaron. Tenía su labio inferior con una ligera cortada y su pomulo derecho morado. Fijo su ceño, aún más enojado al chico a su derecha, a unos cuantos metros de distancia –por no decir casi al otro lado del despacho– de su hijo. Era rubio con ojos azueles. Tenía la nariz tapada en cada orificio por papel y se notaba que había sido golpeada por el hematoma en el puente de esta, además de tener un hijo hinchado por un golpe y los brazos cruzados.

Erik se sentió orgulloso de su hijo por un instante. Solo por uno.

-Bienvenido señor Lehnsherr, por favor tome asiento.- Dijo el directo señalando con su cabeza la silla entre los dos muchachos.

Erik se sentó sin perder la vista en el directo.

-¿Qué sucedió?- Dijo mientras se sentaba y arreglaba su saco.

El director suspiró, se acomodo un poco más en su asiento y narró la riña entre su hijo y el señor Whorington.

Resulta que el joven Warren comenzó a decir calumnias –verificadas también por sus compañeros que estaban presentes en la clase– sobre el profesor de Biología y Peter salió a defenderlo, las cosas se tensaron antes de que el profesor pudiera intervenir y cuando menos nadie lo esperaba, los jovenes comenzaron a repatirse golpes mutuamente.

Erik parpadeo varias veces, hasta que se percató de la persona que estaba consolando a su hijo, ya que este, lloraba con las manos cubriendose la cara.

-Tranquilo, Pet, no te expulsarán.- Dijo el profesor mientras, ahora, le acariciaba los cabellos teñidos de plata.

-Peter…- Llamó Erik, más suave de lo que esperó.

El joven alzó la mirada hacia su padre, con los ojos tan cristalinos y algunos mocos saliendole de la nariz.

-Papá, yo, lo siento, solo…- Erik lo interrumpió.

-Lo querías proteger, esta bien, no era la manera, pero defendiste a alguien.- Peter se le borró la cara de llanto, para una de asombro. ¡No estaba en problemas!.

-¿Qué castigo se le pondrá?.- Dijo el empresario hacia el director. Este se acomodó sus lentes y volvió a suspirar.

-La familia Whorrington quiere la expulsión de Peter.- Erik ya tenía la boca para objetar, pero Hank alzó su mano para que lo dejará hablar.

-Sin embargo, el profesor Xavier, sugirió un castigo menos extremo.- Erik volvió a mirar a la persona que estaba a la izquierda de Peter.

Era lindo, jodidamente lindo.

Cabello castaño liso, rebajado ligeramente por los lados y un pequeño copete, donde se apreciaba como un mechón de este era blanco. Ojos –muy, muy– azueles, y labios ligeramente carnosos y  rosados. Vestía un saco y pantalon gris oscuro y una camisa de azul como sus ojos. Se vía tan bien y tan varonil, que Erik podía jurar que hasta el babearía por ese pequeño – por que también notó que era un poco más bajó que él– ser.

-Gracias, señor director. Lo que sugería era simple, dos semanas de castigo y que el señorito Whorrington y Lehnsherr hicieron un ensayo sobre temas distintos cada uno. El joven Warren del respeto hacia la comunidad LGTB y Peter de como la violencia no es la solución a una discusión.- Erik se le quedó viendo al profesor, también notó un acento extranjero en él y podía jurar que era escosés.

-Me parece bien.- Fue la escueta respuesta. Aunque Erik hubiera preferido azotar al muchacho por golpear a su hijo e irrespetar a semejante belleza que veía.

- Si es así, necesito que firmé este acuerdo entre las dos familias. Prometiendo que no volverá a pasar una situación similar.- Dijo el director mientras se relajaba un poc y sacaba de una gabeta una hoja donde ya se veía la firma de la familia Whorrington.

Erik lo hizo al instante, y cuando ya dieron por terminada la reunión. Posteriormente, salieron al pasillo de la escuela.

-Muchas gracias por venir y apoyar a mi hijo.- Dijo Erik mientras ponía una mano en el hombro de su hijo, el cual seguía algo anonadado por la repentina actitud de su padre.

Charles río levemente.

-Y yo le debo una gran gracias a su hijo por defenderme. Aunque esperó ese ensayo, ¿oíste Pet?.- El joven asintió energicamente, aunque no dudaría en volverlo hacer, Warren ya lo tenía hasta la coronilla por su idioteces.

Ya cuando ambos adultos se despideron y tanto como padre e hijo decidieron irse a buscar a Wanda para irse temprano de la escuela. Peter decidió hablar.

-¿Te agradó el profesor X?.- Erik giró su mirada a su hijo, algo confundido.

-¿Profesor X?.-

- Así le llamamos al profesor Xavier, es gracioso, porque su apellido es por la x y el siempre habla del ADN y su teoría de como tal vez este evolucioné.-

Erik se encongió de hombros, mientras trataba de evitar su sonrojó al recordar al hombre.

-Me parece alguien interesante y profesional, ¿Por qué?.- La pregunta sonó más a la defensiva de lo que hubiera querido y su hijo lo notó.

Solo soltó un bufido, divertido.

-Nada, por nada.- Dijo mientras miraba, otra vez, hacia el frente y seguían caminando.

Peter supo desde ese día, que su padre el magnate de la construcción, que a veces le llamaban Magneto, tenía sentimientos hacia otra persona que no fueran su hermana y él, – ya que él estaba consciente de que su madre y él no se amaban–   los tenía también hacia un hombre. También se dio cuenta como el profesor veía a su padre y que el sentimiento era mutuo.
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Bueno chicxs, aquí dejaré esto por una semana, ya que el lunes que viene publicaré solo La Gota de Amor, y la semana arriba publicaré más viñetas.
Si quieren una continuación, solo comenten ;)
Besos, hasta el lunes.
-AnMe

Cherik and their familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora