Cherik and their family

6.-

Continuación de la viñeta 5, espero te guste.
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Había pasado un tiempo desde que Erik había conocido al profesor Xavier, y aunque trató de olvidarlo durante la primeros tres días, ya al cuarto lo estaba stalkeando por todas las redes sociales existentes.

¡Ese hombre era ilegalmente hermoso!

Así que lo meditó muy bien, trazó un plan que con ayuda de su hijo –Que después de pillarlo viendo imágenes de su profesor este le dijo que no había problema en que amara un hombre y que si lo hacia feliz, él lo era.– para evaluar las consecuencias de un divorcio y para ser sinceros, Erik tenía el suficiente dinero para mantener a su familia como por tres generaciones. Fue entonces, después de explicarle un poco a Wanda la situación, exceptuando la parte que planeaba salir con un profesor de la escuela de ella y su hermano, y pedirle el divorcio a Magda, que Erik sentía que un peso se le quitó de encima.

Ahora nos situamos ocho meses después del divorcio más rápido de la historia, con nuestro magnate favorito, al borde de un ataque de pánico, en medio de un restaurante esperando a Charles Xavier.

¿Cómo lograron citarse? Ni Erik sabe, el día de ayer por la tarde recibió una llamada del profesor expresando que necesitaba verse con él para hablar sobre Peter y como el día siguiente era sábado –osea hoy– y la escuela no trabajaba ese día lo mejor sería verse en un lugar tranquilo, y Erik, tal vez por tratar de sacarle provecho a la situación recomendó el restaurante en el cual estaba ahora esperándolo.

Xavier aceptó gustoso y acordaron encontrarse a las siete de la noche. Fue después de colgar, que el cerebro de Erik hizo click. Nadie hablaría de su hijo en un restaurante a esa hora, fue entonces que entendió todo.

Acaba de acordar una cita con Charles.

Volviendo a la actualidad, Erik miro a la persona que se acercaba hacia él junto al camarero. Era el profesor Xavier.

-Hola señor Lehnsherr.- Dijo sonriendo mientras tomaba asiento y posteriormente le dijo al joven que lo acompañaba que le trajeran dos copas de vino más su botella.

Erik aún no salía de su ensoñación, Charles se veía tan bien con su saco y pantalones negro, junto a esa corbata color vinotinto que resaltaban sus labios y hacia ver sus ojos más claros –si es que eso fuera posible– y su barba que le daba ese toque de masculino lo tenían al borde del suspiro más largo de su vida.

Sin embargo, recordó su teoría y tenía que ver si era cierto lo que pensaba de esta “citación” 

-Que alegría verlo de nuevo profesor, aunque no con el propósito que quisiera-

Charles encaró una ceja confundido, que después reemplazó por una cara de vergüenza desviando su mirada hacia un punto en la mesa.

Erik rió al ver que lo había atrapado.

-¿Puedo decirte Charles? Tu me podrías decir Erik.- Dice mientras observaba como llegaba el camarero con sus copas y la botella.

El castaño levantó su mirada algo sorprendido y después sonrió.

Erik también pudo comprobar esa noche, que Charles sin duda era la persona que lo haría feliz.