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Charles ya no daba para otra noche en vela.

¿La razón? El pequeño niño de 3 meses que era justamente su hijo, David.

Xavier era un joven profesor de genetica de la universidad de Oxford, Inglaterra. Que se había enamorado pasajeramente de una joven, con la cual estuvo uno escazos dos meses  y por producto de ese amor fugaz, tenía ahora un hijo, pero no una madre. Aún recuerda con rabia como la mujer rechazó ver al niño apenas terminó de traerlo al mundo.

Hazte cargo tú, yo aún soy joven para hacerme cargo de eso”. 

Eso”, pensó Charles. Ese niño era un ser humano, una bonita mezcla de su ADN y si su madre no quería saber nada de él, por el era mejor. Seria todo para el niño.

Aunque el niño no parecía querer nada con él. Desde hace dos días que no paraba de llorar por la noche y Charles ya tenía ojeras en su rostro y estaba al borde del colapso con el niño en brazos. 

¡Ni cuando hacia su tesis se sentía tan cansado!

Estaba pensado en llamar a su hermana, pero ella de seguro estaría ocupada con sus exámenes finales, al igual que su cuñado y Logan ni hablar, ese ser solo sabe beber y meterse en problemas.

De repente alguien toca muy fuerte la puerta y el tiembre no para de sonar. Charles solo reza porque no sea otro de sus vecinos quejándose por el llanto de su niño.

– Hola, disculpe si el llanto no lo deja dormir.– Dice mientras abre la puerta y se queda petrificado al ver al hombre delante de él.

Es de cabellos cobrizos y alborotados, ojos grises destellando furia y cansancio. Además de estar vestido aún en pijamas y con una bebé, contemporánea con David, en brazos.

– ¿A mi?– Ríe amargamente mientras niega con la cabeza y vuelve a fruncir, aún más sus cejas.

–Tu hijo llora tanto que se escucha arriba, en mi cuarto y despierta a la mía, la cual le termina haciendo el corito.– Dice al borde de un ataque de furia y Charles solo traga saliva.

Se siente atemorizado y extasiado ante la mirada del sujeto.

–Yo, uhm, lo siento. – Siente su lengua débil, tartamudea y eso no es algo propio de él.

–Si ajá, ¿que rayos tiene tu hijo?– Si bien Erik destesta tener que involucrase con desconocidos, sobre todo de esa forma, sabe muy bien, por la experiencia que ya tiene, que un bebé no llora porque sí durante dos noches seguidas.

Charles termina accediendo a que su nuevo vecino –porque Lehnsherr le comentó después que se mudó hace una semana atrás al departamento arriba del suyo– entré y vea que tiene su hijo.

–Pues enfermo no esta, ni tampoco tiene hambre o es que este sucio.– Dice mientras lo vuelve a agarrar desde su cuna.

–Lo sé, por eso no entiendo que le pasa.– Dice con angustia mientras tiene a la, dormida, hija de Erik, Lorna, en sus brazos.

Erik arrulla al bebé y comienza a cantarle una canción de cuna mientras pasea con el niño por toda la habitación. Charles se le queda viendo confundido y se asombra al final, ya que, David termina durmiéndose al final de la canción.

–Solo necesitaba ser mimado.– Dice Erik mientras dejaba al bebé en su cuna y Xavier le pasaba a su hija.

–Dios, me siento tan avergonzado y agradecido, muchísimas gracias. – Dice ya estando ambos en el umbral de la entrada del departamento.

– No hay de qué, pero debe pasar más tiempo con su hijo.– El castaño asiente, haciendo una nota mental de eso y de repente se le cruza una idea.

–Pensaba en que tal vez podría acompañarnos, junto con tu hija claro, al parque en la tarde y tal vez poder brindarme de tu grata sabiduría. – Dice mientras hacia gestos con las manos para ocultar su nerviosismo.

Erik aprieta los labios por unos segundos mientras los piensa, Charles muerde el suyo en un acto por aguantar su ataque de pánico.

– Esta bien.–Dice su vecino con una sonrisa, ya no sarcástica sino verdadera.

Charles suspira aliviado y terminan confirmando la hora.

Ya antes de irse a dormir ve por última vez a su hijo, el cual duerme como tronco igual a él, y aparta unos cabellos de su cara.

–Tal vez tu mami no te quiso para criarte, pero me tienes a mí, y probablemente, a un nuevo papi.– 

Cherik and their familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora