Capítulo V

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- Laito... Hey, ayúdame a quitarme esto, hace muuucho calor - dijo Ayato, intentando quitarse su chamarra.

Laito se levantó de la silla tambaleante, hasta llegar donde Ayato, ayudándole a quitarse su prenda, un poco mareado y abochornado, terminó por caer encima de Ayato.

- Ayato, estoy sintiendo algo ahí abajo... ¿ya sabes qué es? ñufufu... - dijo Laito un tanto flojo, pero sonriente.

Laito realmente lo decía jugando, pero en parte si sentía que pronto se pondría duro, lo que sea que se habían tomado estaba causando efectos parecidos a los de un afrodisíaco, solo que Laito se sentía bastante relajado y Ayato, por su parte, se sentía con mucha energía.

- Quítate de encima tarado, no estoy para tus juegos, pervertido... ahh~ - dijo Ayato apresurado, intentando empujar a Laito, para después gemir cuando el mayor, sin querer, rozó su entrepierna con la suya en un vano intento por levantarse.

- Vaya, pero mira quién es el pervertido aquí~- dijo Laito divertido, se incorporó como pudo para sentarse en la cama y confirmar lo que sospechaba - Estas duro.

Ayato chasqueo la lengua, volteó la cara con frustración, pero en seguida sonrió volviendo a encarar a Laito.

- No creo ser el único - dijo Ayato socarrón, acto seguido, atrapó la cintura de Laito con las piernas, provocando que sus pelvis chocaran.

- Mnn~ - gimió Laito sin querer, sintiendo la erección de Ayato rozar con la suya - Ayato... no creo que quieras esto...

El estado en el que se encontraban intensificaba cada sensación y rose que sentían, pero a pesar de ello, por lo menos Laito aún intentaba ser consiente, no quería acostarse con un hombre y mucho menos con Ayato.

- No pareces muy disconforme - sonrió Ayato apretando más a Laito con las piernas - ¿Dónde está el Laito pervertido que conozco?, con cualquier otra persona a este punto ya no tendrías ropa.

Laito se mordió el labio para no gemir, mientras que Ayato suspiraba por el rose, bastante divertido.

- Ayato... - decía Laito reuniendo toda su fuerza de voluntad, intentando separarse, pero Ayato lo jaló de la corbata bruscamente, provocando que el sombrero de Laito cayera por ahí.

- ¿Y si no quiero que harás? - susurró Ayato a pocos centímetros del rostro de Laito, el contrario apretó los ojos perdiendo autocontrol.

Sin nada más que decir, Ayato juntó sus labios con los contrarios de forma salvaje, devorando la boca de Laito, quien ya no pudo resistir más, comenzaron a jugar con sus lenguas, en un beso apasionado que tuvieron que deshacer a falta de aire, dejando un delgado hilo de baba entre sus bocas. Se miraron unos segundos, sonrojados, ya no había vuelta atrás y tampoco era como si pudieran pensar en otra cosa en ese momento, la sustancia que consumieron los tenía muy calientes y energizados.

***

Reiji había tomado el último libro de las manos de la rubia, se sacudió sus propias manos observando el orden de los libros una vez más, ya estaba, dirigió su mirada al reloj que estaba en la pared, 4:00 am, ya era sábado por la mañana, pronto abrirían el centro comercial, aprovecharía esto para ir a comprar una estufa nueva.

- Yui, ya puedes ir a descansar - dijo Reiji al notar que la chica se había quedado dormida de pie.

La rubia se despertó con un sobresalto y asintió adormilada en seguida, sobándose un ojo, se dirigió a la puerta.

- ¿No vas a dormir, Reiji? - preguntó la rubia al ver que el mayor parecía pensar en otras cosas.

- No, iré al centro comercial, compraré una estufa nueva y de una vez la despensa - dijo Reiji, aún mirando el librero.

Sick taskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora