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El acto del viento al rozar su rostro era una sensación que le encantaba, iba de primera en aquellacompetencia y casi podía saborearla victoria. Estaba decidida en ganar aquella competencia por su salón, pero justo cuando estaba por la última vuelta sintió un punzante dolor en el talón que provocó su estrepitosa caída al pavimento.
- ¡Mi pie, mi pie!-Exclamó, era un dolor insoportable, como si se hubiese roto el hueso. Algunos profesores se acercaron a ella para auxiliarla, interrumpiendo así la carrera.
Jamás pensó que aquel día sería el último.
El último en su carrera de atletismo.
...
Sus ojos se abrieron de golpe una vez aquel sueño había terminado, sintió unas extrañas ganas de llorar pero mordió su labio inferior para evitar que cualquier tipo de sonido agudo saliera de sus labios. Llevó la zurda a su cabeza cubriendo parte de sus ojos con aquel acto, justo ahí su alarma sonó, anunciando que ya era hora de despertar. Apagó la alarma y se levantó con cuidado de la cálida cama, hoy tenía universidad. Haruka estaba en su tercer año en la carrera de Artes escénicas.
Después de bañarse y cambiarse bajó a la sala principal donde ahí estaban Ema, Subaru y Yuusuke. Supuso que el resto se levantaría más tarde.
- Haruka- san, buenos días.- Dijo una adormilada castaña, dió un bostezo cubriendo su boca con sus manos, y Haruka no le culpaba, era demasiado temprano. Escucharon unos pasos aproximarse y la pelinegra volteó en dirección al responsable de tal ruido, era Subaru, quien volvía de correr. Cruzó miradas con él y el hombre sintió su rostro tomar más calor, con la toalla cubrió su rostro y se acercó a ella a paso decidido, cuando finalmente le encaró, tomó aire para hablar.
- ¡Por favor, ven a verme en mi partido de la tarde!- Cerró los ojos al hablar, aquel gesto le enterneció a la menor y asintió en respuesta.
Subaru algo apenado sonrió, y después se despidió no sin antes decir que ganaría el partido, la determinación en su voz por un instante cautivó a la pelinegra, sintiendo un dolor agudo en su pecho.
¿Si no hubiese pasado aquel accidente, ahora mismo estaría igual que él?
Su expresión cambió drásticamente al inundar su mente con aquellos pensamientos, no fué cuando sintió el cálido tacto de la mano de Ema en su hombro que reaccionó, se despidió de la pareja y salió rumbo a su universidad.
Su vida debía continuar.
...
El profesor finalmente dió por concluida la clase, Haruka guardó sus apuntes de historia del arte contemporáneo y esperó a que los demás alumnos salieran para recién poder dejar el aula, se despidió de su profesor con una sutil reverencia y miró la hora en su celular.
