¿Qué pasa cuando pierdes la fuerza de voluntad...?
¿Cuando ya nada más te importa?
Morir, vivir e incluso respirar.
Todo se vuelve tan banal.Haruka frente a ella tenía a la viva imagen de su juventud, se estaba viendo reflejada en un chico que era un año mayor que ella. Lo sintió como un espejismo en un desolado desierto, estando ella sola en la misma nada. Su entrecejo se juntó dándole una mirada confundida, mirada que no fue ignorada por el mayor.
— Oye, ¿estás...?- Dio tres pasos frente a la fémina, Haruka retrocedió y justo cuando se iba a ir tropezó con sus propios pies, pero antes de que su delgado cuerpo impactara contra el frío pavimento, fue jalada del brazo por el mayor, apoyándola así en su pecho. — Demonios...- su rostro no era el único que yacía rojo, el de la menor también había adoptado un color algo encendido. Le tocó la mejilla dándole leves golpecitos. Al no notar ningún tipo de reacción suspiró rendido y con pena cargó a la pelinegra entre sus brazos.
Soltó un gemido de sorpresa al sentir como la joven se acurrucaba en su pecho, se había quedado dormida. Ahogó un grito y se dirigió a la habitación de la menor, pero al notar que este estaba cerrado con llave se aguantó las ganas de querer patear la puerta por la vergüenza que estaba sintiendo. Sin nada más que hacer la llevó a su propia habitación y le dejó arropada en su cama, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo entero cuando finalmente fué libre. Bajó su mirada topándose con la apacible expresión de una extraña mujer, cubrió su boca con la diestra y salió a paso rápido de su propia habitación.
No solía acostumbrar estar tan cerca de mujeres, incluso con Ema a pesar de ya llevar un año de conocerse seguía siendo tímido al hablar.
Fué a la cocina por algo de agua para beber, estaba sediento.
...
Los ojos de una adormilada pelinegra se abrieron con pereza al sentir un suave tacto peludo en su nariz, frunció el ceño y al ver a Juli frente ella sonrió.
— ¡Haru-chii!, ¿Estás bien?, ¿¡Ese lobo te hizo algo!?- Fué lo primero que salió de su hocico, una extrañada joven miró a su alrededor y al notar que no estaba en su habitación se sentó de golpe.
— ¿Dónde estoy?- La habitación tenía un tenue aroma a colonia masculina, cuando estaba a punto de pararse alguien entró a la habitación con una taza de té humeando. Era Subaru, quien tenía el rostro sonrosado. La ardilla chilló y su pelaje se erizó al verlo, algo que Haruka no podía entender era el como Juli había sido capaz de escabullirse a dicho cuarto. — Lo siento, no fué mi intención causar problemas.- Y ante aquellas palabras inclinó su cabeza provocando que aquel sonrojo en el rostro ajeno incrementara más, sin embargo ella debía admitir que estaba muy abrigada ahí.
— No, no es necesario que te disculpes. Lo... Importante es que estás bien.- Sujetó su nuca y desvió la mirada a la nada, se acercó a su mesa de noche y ahí dejó la taza con cuidado. Mientras tanto Haruka sostenía con delicadeza a Juli para que este no se lanzara encima del mayor. — Toma un poco de té, te hará mejor.- Asintió ante aquellas palabras y dejó libre a la ardilla sujetando así la taza con mucho cuidado, sopló y posteriormente dio un pequeño sorbo, sintiendo como aquel líquido caliente ingresaba a su boca con cautela. Subaru al ver aquello esbozó una tenue sonrisa, abrió la boca para hablar pero fué interrumpido por alguien.
— Ah, parece que ya has "cenado".- Era una mujer de cabellos cobrizos, era muy alta y tenía los hombros anchos, casi parecía un hombre. Haruka ladeó la cabeza confundida a la vez que miraba al joven Subaru quien tenía el rostro más rojo que una manzana.
— ¡Hika-nii, no es lo que parece!- El antes mencionado salió de la habitación con un chisme de calidad, no perdería el tiempo en divulgar aquel momento con sus demás hermanos. A ojos de Haruka parecían niños, y aquello provocó que soltara una risita una vez estuvo sola. Subaru fué a perseguir a aquella mujer.
— Ema-san tenía razón... Son personas muy cálidas y amables.- Se levantó de la cama y tomó el contenido de la taza en un solo trago, Juli le comentó que iría a buscar a Ema y salió de la habitación. Haruka algo perdida fué hasta la sala donde ahí estaban los Asahina, Ema se levantó de su silla y sujetó ambas manos de la joven pelinegra.
— ¿Estás bien? Ven, siéntate a mí lado, Haruka-san.- Y guiando a la joven pelinegra le ayudó a sentarse a su lado derecho, los hermanos Asahina se sentían contentos de ver a su pequeña hermana junto a alguien de su mismo sexo, ella nunca había traído amigas a la casa, parecía alguien un poco solitaria.
La cena iba transcurriendo con normalidad, una mirada juguetona llamó la atención de Haruka y al ver a aquella mujer le provocó ladear la cabeza algo consternada.
— Subaru, ¿No nos vas a decir que estaba haciendo Haruka en tú cama?- Entrometido como siempre, el cuarto hijo de la familia Asahina abrió la boca solo para generar conmoción. Algunos se atragantaron con la comida, otros se mordieron la lengua pero las miradas estaban puestas en el hombre de cabellos grises exigiendo una explicación.
— ¡Ya te dije que no era lo que parecía!- Se quejó, sujetó su rostro con pena y miró de reojo a la doncella quien había dado que hablar.
— Ah, parece que Subaru se nos ha adelantado.- Comentó Kaname, el tercer hijo quien era monje. Con aquellas palabras Ema pudo confirmar lo inevitable: Un nuevo conflicto estaba a punto de iniciar.
— ... No recuerdo, solamente sé que perdí la consciencia. Después desperté en la habitación de Subaru-kun, él me ayudó.- Le defendió, la castaña por debajo de la mesa sujetó la mano de su mayor, dándole apoyo con una sonrisa sincera. Todo había sido un malentendido.
— Haruka-san, ¿Estás bien? Cuando termine la cena puedo revisarte para ver tú estado.- La susodicha asintió ante las palabras de Masaomi. Después de aquel incidente nadie volvió a hablar, solo algunos murmullos por parte de la mujer quien había iniciado la conmoción, se notaba que le gustaba meterse con las personas.
Después de la cena el mayor de los Asahina revisó a Haruka, llegando a la conclusión de que solo era cansancio lo que sentía. Esta vez ambas mujeres estaban en la habitación de la pelinegra, Ema le arropó sintiéndose parte de su familia por un instante. Ella sabía que su madre había muerto, por eso quería que la mayor pudiera referirse a ella como una hermana menor.
— Es algo raro, hasta ahora yo he sido quien te ha arropado.- Musitó Haruka, esbozó una sonrisa en sus labios y la susodicha le correspondió aquel gesto con uno igual, le dejó descansar y una vez Haruka estuvo sola, soltó un suspiro mirando al techo.
..."¿Dónde era?..."
Apoyó sus manos en la pared para guiarse entre tanta oscuridad, Haruka se había levantado para tomar un poco de agua, deducía que ya era de madrugada. Pero fué cuando vió una luz que curiosa se acercó, esta era tenue y suave a la vista. Sin embargo lo que vió provocó que sus ojos se abrieran a su máximo esplendor.
Yuusuke y Ema se estaban besando.
¿Qué no eran hermanos?
-Bella
Ayudarían mucho si comparten esta historia ♡
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Under the rain.- Brothers conflict fanfic.
Fiksi Penggemar"𝐄𝐧𝐭𝐨𝐧𝐜𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐭í 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚 𝐞𝐦𝐩𝐚𝐩𝐚𝐫 𝐦𝐢 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨, 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐭𝐞 𝐨𝐛𝐬𝐞𝐫𝐯𝐚𝐛𝐚 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐚𝐫 𝐥𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐢. 𝐅𝐮𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐲 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐚 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐳; 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞...