. °·🍃. °· ↬ ❝ мє єиαмοяє ∂є τι ❞ ᴍᵉˡⁱⁿᵍ

↣Capítulo 13↤

Él par de amigos caminaban por la calle del centro, uno andaba muy entusiasmado y el otro estaba alegre por la actitud de aquel chico.

Como él castaño había dicho, estaban caminando a un lugar que a ambos chicos les gustaba. Aunque el rubio desconocia el lugar al que irían, King sabe que le gustara.

Estuvieron caminando solo unos dos minutos para llegar a su destino, fue un viaje rápido y divertido a la vez.

Ambos entraron al lugar, que por una música y las voces de algunos niños, Meliodas ya se hacía una idea de donde se encontraban.

.— ¿Donde estamos? — el rubio sonrió esperando que la respuesta del castaño sea lo que él piense.

.— Vinimos a los juegos, se que antes te gustaba venir a este lugar, y quise traerte — King sonrió al ver que la sonrisa del rubio crecía aun más por lo que dijo.

.— ¡Muchas gracias King!, sigueme — agarró la mano del otro para llevarlo a su juego favorito. Si bien no veia por donde iba conocia muy bien él lugar.

Los dos pararon en un juego que tenia un martillo de juguete, a este lo tenias que golpear a un botón y ese decia cuan fuerte eras. Si golpeabas bien y llegabas al máximo ganabas 100 puntos.

.— Siempre que jugaba a uno del martillo conseguía la mitad de 100 o un poco más... ¿Estamos en ese juego verdad? — preguntó lo ultimo para sacar sus dudas.

.— Así es, estamos en ese mismo — contestó algo sorprendido por que él rubio haya adivinado.

.— Genial, ¡juguemos!

King dejo una ficha para que él juego pudiera andar, apenas colocada empezó a sonar la música y los colores del juego se iluminaron como Meliodas recordaba.

.— Gana todos los puntos — dijo el oji-miel dándole el martillo al otro.

.— Lo intentaré.

Él rubio toco con su mano él lugar al que debía golpear para tener en cuenta donde eso se encontraba.

Una vez preparado, con algo de fuerza golpeó él martillo.

.— ¿Lo hice? ¿Cuantos puntos gane?

.— 80 puntos - habló el castaño mirando la pantalla —, ¡lo hiciste muy bien!

.— Gracias - sonrió al igual que el otro —. Hey King, ¿hay una máquina de peluches aquí?

Él nombrado busco con la mirada aquella maquina, y se encontro con cuatro de ellas. Dos eran para peluches grandes y las otras dos eran tamaño normal.

.— Las encontré, ¿vamos allá? — caminó tomado de la mano del otro al ver que este asintió emocionado.

Pararon su caminata al estar frente a las máquinas. El castaño se quedo mirando los peluches gigantes que estaban frente a él, eran animales, algo muy tierno para el oji-miel.

.— King — llamó la atención del castaño —, ¿puedes jugar a este juego?

.— Amm, yo no soy muy bueno en estas máquinas... — dijo algo apenado.

.— Yo te puedo ayudar.

Habló una voz desconocida para Meliodas, pero familiar para el castaño.

King miró donde provenía esa voz, y se sorprendió al ver a su mejor amigo.

.— ¡Helbram! ¿que haces en este lugar?

.— Te dije que venia aquí mis días libres, ¿o lo olvidaste? — dijo con una sonrisa.

.— No lo recordaba, me sorprendió verte — sonrió.

.— Puedo decir lo mismo de ti.

Él peli-verde se dio cuenta de que alguien estaba detrás de King, por lo que preguntó inmediatamente quien era.

.— El se llama Meliodas, es mi amigo — el rubio saludó con su mano a Helbram —, lo conoci en el hospital, ahora lo estoy cuidando.

.— ¿Lo cuidas trayéndolo a este lugar? — preguntó de broma.

.— Estabamos siempre en casa, debíamos salir y por eso vinimos.

.— De acuerdo, cambiando de tema, me di cuenta de que te gustan esos peluches — apuntó a la máquina.

.— Si, siempre quise uno así de grande — habló emocionado, pero esa emoción se esfumo luego de ver el rostro de sus amigos, que por lo visto habían malpensado lo que dijo —, ¿Por que esas caras?

.— Nada... Sabes, ¿quieres uno de esos? Te ayudaré — se acercó a la máquina para dejar una ficha.

.— Gracias Helbram - le sonrió.

Él peli-verde movió la garra hacia un peluche que se viera facil de ganar, fue hacia la izquierda intentando sacar una oveja, que era bastante linda, pero no lo suficiente para King.

Él oji-ambar soltó la garra hacia el peluche, ignorando las peticiones que el castaño hacia.

.— ¡Helbram, Helbram! ¡Gana el osito! ¡Helbr-

.— Calla, ya tengo a la oveja.

King empezo a hacer un berrinche al no ser escuchado.

Él peli-verde tomo el peluche y se lo entrego a King, quien se lanzo a abrazar a su amigo.

.— Muchas gracias Hel.

.— King ¿quieres el osito verdad? — preguntó Meliodas acercándose a la máquina.

.— Si, pero estoy bien con este.

.— Sacare ese peluche por ti — colocó una ficha y empezó a mover la garra.

.— Pero Meliodas, no estas viendo la garra, ¿como harás para ganarlo?

.— No te preocupes, lo haré.

Él castaño solo se quedo mirando como él rubio jugaba a aquello, le avisaba cuando estaba cerca o lejos del peluche.

Helbram también ayudó a Meliodas, movió un poco la garra para que pudiera caer bien, cosa que él oji-esmeralda agradeció.

Finalmente toco el botón para poder atrapar al peluche, y aunque creían que no lo atraparía si lo hizo.

.— ¡Lo lograste! — habló King emocionado.

.— ¿En serio?

Él castaño abrazó al rubio agradeciéndole por conseguir el peluche.

( ··· )

Después de una hora de juegos en el centro, decidieron volver.

Quedaron para verse nuevamente mañana con Helbram, por lo que descansaron para tener energías, las iban a necesitar con ese chico peli-verde.