" No puedo verte, sin embargó imaginó que eres lo mas bello que existe. "
Luego de un accidente ocurrido en Meliodas, donde desgraciadamente pierde la vista, conoce a un enfermero llamado Harlequin. Este lo deberá de cuidar unos meses, causando...
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Harlequin y Meliodas acababan de salir del hospital. Caminaron por la calle, en dirección a la estacion de autobús. En el camino charlaban entre ellos, ambos se divertían, hasta que su plática llego a su fin por un olor exquisito que llego a la nariz de ambos jóvenes.
.— ¿Hueles eso, King? — preguntó él rubio mientras olía aquel olor cada vez más.
.— ¡Si, es una tienda de pasteles!, ¡Vamos! — corrió hacía ese pequeño estante donde se encontraba una mujer de cabellos largos.
.— Buenos días, ¿se le ofrece algo? — cuestionó amablemente la chica pelirroja.
.— Hay tantas cosas ricas... Mmm... — su vista se dirigió a un pastel, que para él era delicioso. Enseguida se dio la vuelta para preguntarle algo a su amigo — Meli, ¿quieres que llevemos un pastel de chocolate con crema para merendar?
Su voz se notaba emocionada, el rubio notó eso y sonrío, contestándole lo que el castaño esperaba oír.
.— Llevemoslo, seguro es delicioso.
Dicho eso él oji-miel miró a la mujer.
.— ¿Cuanto sería ese pastel? — apuntó el postre que esperaba llevarse.
.— Serían unos $129.53 — contestó sonriendo.
.— Lo llevo — saco dinero de su bolsillo, y le dio la cantidad que ella había pedido.
.— Gracias por su compra — agradeció mientras le daba él pastel en una bolsa.
.— Gracias a usted — agarró la bolsa, para luego irse junto con Meliodas.
En una mano, el castaño tomaba la bolsa, y en la otra sostenía la mano del rubio. Ambos tenian una sonrisa dibujada en su rostro, se sentían bien estando juntos. Pero algo los interrumpió.
.— King, sentí algo caer en mi mejilla — se tocó su rostro, y sintió que la punta de su dedo se puso húmedo.
.— Dejame ver — miró el rostro del rubio —, yo no veo nada.
.— ¿Seguro? Mi dedo parece haberse mojado
De repente una gota cayó en la mano del castaño.
.— ¿Umh? — su vista fue hacía su mano, y allí vio la gota —, ¿Una gota? — miró el cielo, y otra gota cayó, esta vez en que párpado —, ¡Esta lloviendo!
