Seokjin alza la vista al movimiento de su puerta abriéndose, percatando la entrada de su secretaria.
—Jefe —la bonita castaña sonríe y hace una reverencia ante él, quien pestañea suavemente y se echa hacia atrás en su asiento, cruzándose de brazos—. No quiero trabajar.
El pelinegro ríe a la ironía de su amiga, sacudiendo la cabeza y retomando la postura.
—Si piensas que solo por eso te despediré, estás equivocada, Moonbyul-ah —le dice. La mujer bufa dejándose caer en uno de los asientos frente su escritorio—. Necesitas el trabajo. Debes tomar responsabilidad, nada de flojera y malas actitudes. Sabes que darte el trabajo fue un gusto, porque sé que lo ocupas, porque confío en ti y porque sé que eres capaz.
Moonbyul suspira.
—Eres tan dulce. Quisiera llamarte Oppa. ¿Por qué no te presté atención en la secundaria? Me siento una perdedora.
El pelinegro vuelve a reír viéndola cubrirse el rostro con las manos.
Moonbyul, más que su mejor amiga, bien podría decir que es su hermana a la que, desde la escuela, la vida no la ha tratado de la mejor manera y hace unos meses necesitó que le tendieran una mano.
Él era capaz de organizar su trabajo sin necesidad de contratar un secretario, pero decidió arriesgarse un poco y hasta ahora todo ha ido bien. Usualmente sólo necesita ánimos y cree que él puede ayudar con eso, después de todo ella se ha portado de maravilla con él y las niñas.
— ¿Quieres ir a almorzar? —le pregunta ella. Seokjin hace el amago de responder pero le interrumpe— No me digas que irás con el tal Yoongi.
—Lamento decepcionarte —suspira—, pero así es. Tal vez para la próxima.
La castaña suspira, haciendo una mueca.
— ¿De dónde salió ese hombre, Seokjin-ah? Un día sólo eran las niñas y tú, y ahora son las niñas, tú y él. No pretendo sonar como una arpía celosa, pero como tu amiga exijo una explicación.
Seokjin sonríe, casi inconscientemente, ladeando la cabeza.
Desde que empezó a almorzar cada día con Yoongi, su amistad también había estado creciendo. Ya no hay fin de semana del Min Yoongi no forme parte. Decidió tomar en cuenta su palabra y pedirle ayuda con un par de cosas (luego de pasar una noche sin dormir simplemente que dándole vueltas) y el menor no parece pensarlo dos veces cuando ya está corriendo calle abajo.
Tal como los almuerzos se hicieron regulares, las cenas también, y si se hacía demasiado tarde el cuarto de invitados esperaba por él. Incluso había llevado a las niñas a la escuela en un par de ocasiones, cuando su turno se lo permitía y Jin debía llegar más temprano al trabajo.
El mayor ya no sabe cómo sentirse al respecto. Se siente algo tonto, pero le agrada. Le agrada el buen sentimiento que le genera la compañía del más bajito.
Yoongi sabe que no tiene porqué estar ahí para ellos pero aún así lo hace, y aunque Seokjin no sepa el por qué, le tiene que agradecer de todas formas. Ya ni siquiera se sorprende cuando el menor lo abraza por unos segundos cuando lo ve muy frustrado. Se siente bien abrazar a alguien que no tenga un cuerpo diminuto.
—Ya te dije, un día olvidé mi tarjeta en la cafetería en donde trabaja que es a unas calles de aquí y él me la llevó al apartamento. Me ayudó a quitarle los piojos a Jisoo y Jungsoo también le tomó confianza al mismo tiempo.
—Así que dio directamente en tu punto débil... —Jin presiona los labios, asintiendo— ¿No crees que le diste confianza muy rápido de todas formas?
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two little surprises ; yoonjin
FanfictionYoongi trabaja en una cafetería y tiene un crush en un atractivo hombre que siempre va ahí. Un día, el hombre olvida su tarjeta de crédito y Yoongi halla su dirección para devolvérsela, pero cuando llega ahí, se encuentra a sí mismo con dos pequeñas...