WHITE MASK

"MARC"

Abro la puerta y en cuanto veo quien está dentro del despacho, deseo con todas mis fuerzas que la tierra me trague.

Hablando por teléfono, junto a su mesa, se encuentra la única persona con la que no me gustaría encontrarme ni en una guerra mundial.

Me quedo junto a la puerta esperando a que acabe la llamada mientras lo miro de arriba a abajo.

Se nota que se lo ha currado... porque no hace mas que desprender feromonas de lo sexy que se ha puesto.

- Has terminado de darme un repaso general?

Me muerdo la lengua y le miro a los ojos.

- No, estaba pensando en como tirarte por la ventana accidentalmente.

Mi ex se ríe y se sienta levemente encima de la mesa con intención de parecer sensual.

- Tyanna, no deberías hablar así con tu superior... ni mucho menos enseñarle el dedo corazón.

Sonrío sin poder evitarlo.

- Así que estabas en ese coche.

Marc me mira a los ojos y se levanta para acercarse a mi, provocando que me tense y coja una postura de defensa.

- No te he llamado aquí para regañarte la verdad.

Mira mis labios y su mirada vuelve a mis ojos.

- Entonces para que mierdas me has llamado Marc.

Se apoya en la puerta que hay tras de mi y se acerca peligrosamente.

- Te he llamado porque quiero que te unas a mi. 

Le miro sin creer lo que sale de su boca.

- Que?

- Voy a formar una nueva brigada.

- Para?

Marc me sonríe y vuelve a su mesa.

Deja caer unas carpetas encima y me acerco para observar el contenido.

La sangre se me hiela al ver lo que pretende hacer.

- Para cazar al mayor grupo de contrabando de armas, mas bien conocido como "White Mask"

Frente a mi, las carpetas de toda mi familia se encuentran marcadas con tinta roja.

Alzo la mirada e intento tragarme todo el miedo que siento ahora mismo.

- Y bien?

Respiro y disimulo mi preocupación.

- Puedo... puedo pensarlo?

Marc sonríe y me acaricia la mejilla.

- Claro, pero no lo pienses mucho.

Aparto su mano y salgo de su despacho sin poder creer lo que acaba de pasar.

Quiere ir a por "White Mask", quiere ir a por mi familia.

Y eso no lo puedo permitir.

Corro al vestuario y me cambio para salir disparada al aparcamiento e ir a mi casa.

Debo avisarles... debo advertirles!

Arranco sin tener en cuenta una mirada fría y calculadora taladrándome la nuca.