Me siento en la cama sobresaltada por mi pesadilla y me froto la frente con mi mano fría y sudorosa. Necesito algo para el dolor de cabeza. Miro a un costado, hacia la mesita de luz buscando mi reloj digital y recuerdo que no estoy en mi cuarto, me encuentro en mi antigua habitación en la casa de mi madre. Es por eso que este lugar está practicamente desolado, sólo con los muebles necesarios, cama, mesita de luz, lámpara, un televisor sobre una cómoda y un pequeño ropero. Estoy tentada a encender mi móvil para averiguar la hora, pero desecho la idea rápidamente y me dejo caer sobre mi espalda. De todas formas puedo notar por la ventana que está oscuro todavía.
Al escuchar el chirrido de la puerta abriéndose, me acurruco a un costado cerrando los ojos para fingir estar dormida. Percibo que es mi madre al oír el ruido inconfundible de sus zapatos, haciendose cada vez más fuerte
- _____- susurra
Está a mi lado y siento su mano en mi hombro.
- Cariño el desayuno está listo... ______- insiste.
- Mamá ni siquiera amaneció, no tengo hambre- suspiro abrazando la almohada, todavía con los ojos cerrados.
Se pone de pie y escucho que abre la persiana de la ventana. Noto la luz de la mañana incluso a través de mis párpados cerrados. Me acurruco un poco más en la cama y estirando el edredón me cubro la cabeza. Simplemente no tengo hambre, no tengo ganas de levantarme... sólo quiero dormir.
- Ya amanecíó _____, debes comer-
Su voz firme y estricta me indica que no es una petición, es una orden empleando el rol de madre preocupada por el bienestar de su hija. Al menos ella me ama.
- Ayer no probaste ni bocado de la comida que dejé preparada- se acomoda de nuevo a mi lado- _____ hoy no te dejaré sola hasta que comas algo-
A regañadientes me descubro el rostro y parpadeo varias veces acostumbrandome a la luz del día. No puedo permitir que falte al trabajo por mi culpa, supongo que puedo soportar una taza de té.
- Bien- respondo cansinamente- Primero entraré al baño-
Se queda un momento contemplandome con una mirada compasiva y finalmente reacciona ofreciendo su mejor sonrisa forzada, se inclina y besa mi frente.
- Te esperaré en la cocina-
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Todavía con mi ropa de dormir, entro en la cocina al mismo tiempo que recojo mi cabello en una coleta desordenada. Me quedo paralizada en el umbral al ver el banquete que preparó mi madre. Está loca si piensa que podré terminar todo eso.
- No quiero escuchar ni una sola queja- advierte al ver mi expresión.
No teniendo escapatoria, obedientemente ocupo mi lugar en la mesa de desayuno sin decir una palabra.
-Valeria llamó hace un rato- informa con cautela mientras vierte té caliente en la taza ubicada frente a mí- Realmente está preocupada, estamos preocupadas. Quiere verte-
Vierto un par de cucharillas de azúcar y apoyando los codos sobre la mesada me quedo observando mi taza humeante de té mientras revuelvo.
El día de ayer logré evitar a todos apagando mi movil, viniendo a la casa de mi madre y dandole rigurosas intrucciones sobre qué decir si alguien viene o llama a la casa. No creo poder hacerlo hoy porque conociendo a mi amiga ya debe estar en camino hacia aquí, y sinceramente no me siento con fuerzas para hablar con nadie. Mi madre fue muy comprensiva en ese aspecto y sólo sabe lo indispensable sin entrar demasiado en detalles, pero sé que Valeria no se conformará con tan poco.
- _____- me llama quitándome de mis pensamientos- Por favor come-
Nunca la había visto así y al sentirme la causante de su aflicción decido prepararme una tostada con mermelada.
