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- ¿A dónde me llevas mamá? - reclamé mientras mi madre me llevaba sosteniendo mi muñeca, como si fuera una niña de cinco años.

- Voy a comprarte ropa, no puedo creer que para la cena que tenemos hoy piensas ponerte un pantalón con una remera holgada, tienes que estar elegante - respondió totalmente frustrada.


- ¿Nos vamos a ver con el presidente? quiero estar cómoda - me quejé y ella se detuvo para pararse firmemente en frente mío con el ceño fruncido y cruzada de brazos, finalmente soltando mi muñeca.

- Solo por esta vez te pido que te vistas bien, tu padre tiene que dar una buena impresión, ¿no entiendes que por fin tendrá un trabajo en que no le estarán diciendo cuando tiene que trabajar y cuando no? - habló más calmada y puso sus manos sobre mis hombros - Solo por esta vez vístete elegante para darle una mano a tu papá, no te das una idea de lo mucho que esperó para tener un trabajo estable -

Rodié los ojos levemente y solté un leve suspiro, creo que durante el año es la quinta vez que mi papá busca un empleo, por lo que no podía negarme al favor que me estaba pidiendo mi madre.

- Está bien, pero que sea cómodo lo que me vayas a comprar - una sonrisa de oreja a oreja apareció en el rostro contrario haciendo que sonría levemente de costado.

Finalmente llegamos a la tienda, había muchos vestidos y trajes extremadamente glamurosos y que sin ver el precio eran lo suficientemente caros para comprarlos.

- Hola, buenas tardes, ella es mi hija Hyori, busca un vestido cómodo pero elegante - habló mi madre a una de las empleadas del lugar.

- Buenas tardes, claro, ¿para qué ocasión sería? -

- Una cena con el jefe de su padre, que no sea tan brilloso ni revelador, que sea una mezcla de lo casual pero delicado y con un toque de elegancia - detalló mientras yo evitaba hacer mala cara.

- Está bien, acompáñame por aquí - dijo la empleada y yo simplemente las seguí aún observando la modernidad del lugar.

La chica agarró tres vestidos de diferentes colores pero con algo en común, de largo hasta las rodillas y la tela era seda.

- Hija, ve probándote estos vestidos mientras vamos a buscar otras opciones - agarré los vestidos y me metí a uno de los probadores, cerré la enorme cortina de color negro para después colgar los vestidos en los ganchos que estaban al lado del espejo.

Me saqué la remera junto al pantalón, quedando únicamente en ropa interior, me daba un poco de inseguridad verme semidesnuda en frente de un espejo tan grande, pero era eso o romper los vestidos por no sacarme la ropa.

Agarré el primero que era de color rojo sangre, tenía un escote poco pronunciado en forma de V y las mangas eran sueltas y largas y de tul, me lo puse y sentía que me quedaba chico de cintura, ya que me ajustaba un poco, pero no estaba tan mal.

Proseguí en probarme el de color verde bosque, no tenía mangas pero no sentía que se me caía o que se me iba a escapar un seno, aunque sentía picazón en la parte de la falda. Me lo quité con cuidado y noté que tenía algunos detalles bordados en la parte de atrás del corset.

De repente, sentí como la cortina se abría, supuse que era mi mamá por lo que me dí la vuelta a mostrarle los detalles que encontré en el vestido, pero al ver que era un chico, mis ojos se abrieron como platos y me tapé lo más que pude con la prenda de ropa que tenía en mis manos.

Estaba por soltar un grito pero él al darse vuelta y notar que estaba ahí, tapó mi boca con su mano y me estampó contra la pared.

- Por favor, no grites - susurró y yo fruncí el ceño, pasé mi lengua por su mano y la quitó de inmediato - ¡Hey! ¿qué te pasa? - exclamó en voz baja con cara de asco.

- Mejor dicho, ¿qué te pasa a ti? - pregunté nerviosa y totalmente avergonzada - ¿Quién te piensas que eres para entrar a un vestidor que tiene la cortina cerrada? -

- Estaba... no puedo darle explicaciones a una desconocida -

- Entonces salte del vestidor - lo empujé levemente y me miró con un poco de miedo sosteniendo una de mis muñecas - ¿Qué tienes? -

- Dame dos minutos, por favor - pidió con un poco de desesperación, el problema era que yo no tenía dos minutos.

- Llega a venir mi mamá y te ve, olvídate que vas a zafar de una denuncia por acoso -

- Lo sé, lo sé, por eso me haré pasar por un empleado - lo miré no muy convencida de su plan - O... ponte uno de esos vestidos y haré como que me pediste ayuda para subir el cierre o algo -

- Mmm... - lo pensé un rato y me acordé que detrás del vestido que tenía por encima estaba en ropa interior, la vergüenza volvió a mí - Está bien, pero date la vuelta - sonrió levemente y me hizo caso.

Me coloqué el otro vestido de color celeste pastel, este era súper cómodo, las mangas también eran de tul con un poco de brillo pero se adherían a mis brazos de manera cómoda y no causaba picazón. La parte de arriba tenía detalles de hojas bordadas y el escote era cuadrado, y la parte de abajo era un poco suelto totalmente liso.

Creo que este vestido me lo llevaré.

- Ya puedes girar - dije mientras me daba la vuelta y el contrario me quedó mirando con algo de asombro, me hizo sentir un poco incómoda - ¿Me ayudas con el cierre? - desvié mi mirada hacia un costado y me puse nuevamente de espaldas.

- Claro - subió el cierre lentamente y mis brazos se cruzaron y se posaron en mi pecho, sintiendo nuevamente vergüenza.

- Gracias - me giré cabizbaja y el contrario abrió la cortina, encontrándome con mi madre.

- ¿Y este chico? - preguntó exaltada.

- No pasa nada mamá, me ayudó con el cierre de este vestido - hablé inmediatamente antes que se ponga como loca.

- Oh, muchas gracias - agradeció mi madre.

- No hay de qué, con permiso - salió del vestidor y una vez que desapareció de mí vista, solté el aire que me venía aguantando de hace rato.

- No sabía que eras tan traviesa hija - rodié los ojos ante su innecesario comentario y me miré nuevamente en el espejo, me dí algunas palmaditas en mis mejillas para calmar el sonrojo de la vergüenza de lo que acaba de pasar.

- Quiero este vestido mamá, es cómodo y elegante - comenté ignorando lo sucedido.

- Oh, justo te traía cuatro vestidos más, pero si es el que quieres, pásame los otros - le pasé los otros dos vestidos y se fue, cerré la cortina para así ponerme nuevamente mi ropa cómoda.

Salí del vestidor con el vestido colgado de su percha y me acerqué a la caja donde estaba mí madre esperando. Dejé la prenda sobre la mesada y la imagen del chico que estuvo a nada de verme semi desnuda apareció, sentí como mis mejillas entraban en calor rápidamente.

Que vergüenza, no lo voy a olvidar tan fácilmente.

desde ese tropiezo... ლ seonghwa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora