ℂ𝕒𝕡. 𝟙𝟟

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Denver y yo fuimos al hall donde estaban los rehenes, lo más rápido que pudimos.

-Todos con las caretas puestas, ¡Ya!- Ordené y me hicieron caso.

Berlín vino enseguida al escucharme.

-¿Pasa algo?

-Están dentro, ¿Qué hacemos con los rehenes?

-Entregarlos, por supuesto. Respondió Berlín, obvio.

-Todos desordenados y de rodillas.

Mientras los rehenes seguían al pie de la letra mis instrucciones, Berlín cogió de la mano a Ariadna y se la llevó de allí.

Denver y yo fuimos a la cámara acorazada, y con la ayuda de Nairobi y Helsinki, llevamos al otro lado del túnel los paquetes de dinero que faltaban.

-¿Van a ir a por su hijo?- Preguntó nos Helsinki

-De momento no, me he quedado sin plan.- Respondió Nairobi con una risa nerviosa.

-Yo tampoco. Sonreí levemente nerviosa

-También puedes compartir piso conmigo Nairobi.

Nairobi y yo miramos a Helsinki sorprendidas, pero sin dejar de hacer nuestro trabajo.

-Helsinki...

Tokio y Río vinieron corriendo y todas las miradas fueron directas a ellos.

-Están en el sótano, hay que salir ya. ¡Ya!- Gritó mi hermano con todas sus fuerzas.

-Venga, vámonos Alemania.

Denver me cogió la mano enseguida y bajamos por las escaleras. Llegamos al otro lado del túnel, al hangar del Profesor.

-Quitaros los monos y pones esa ropa de allí.- Indicó el Profesor, señalando una montaña de ropa que había.

Denver y yo hicimos lo que nos dijo, pero me di cuenta de que había un carrito de bebé, vacío.

-¿Que es eso?

-Para ti, ¿no estabas embarazada? Tómalo como un regalo.

Le sonreí en forma de agradecimiento mientras me quitaba el mono rojo.

Terminamos de vestirnos junto a Río y Tokio, y aparecieron Helsinki y Nairobi con las últimas tandas de billetes.

-¿Y Berlín?- Preguntó el Profesor, y los dos se quedaron callados, pero Nairobi decidió hablar.

-Se ha quedado dentro. Teníamos a los geós encima y se ha empeñado en cubrir el túnel.- Respondió mi hermana.

-Nos ha salvado la vida.

El Profesor conectó su auricular, y empezó a hablar con Berlín.

Helsinki estuvo a punto de volar el túnel, pero el Profesor se lo impedía.

Finalmente lo hizo, voló el túnel, e inmediatamente se abalanzó a los brazos del Profesor. Este no dejaba de llorar, así que me acerqué a el profesor y le cogi la cara.

-Profesor, escúchame. Hay que seguir, hay que seguir pase lo que pase.

Helsinki y Nairobi empezaron a cambiarse de ropa, mientras que Denver y yo ya habíamos terminado de vestirnos.

Salimos del hangar, yo llevando el carrito y él agarrando mi cintura.

-Estás guapísimo vestido de traje. Confesé, los dos reimos y me dio un beso en la frente.

Así fue como nos hicimos con un botín de mil millones de euros, y empezamos una nueva vida con Denver y nuestro futuro hijo


Les dejaré está fotito de nuestra parejita

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Les dejaré está fotito de nuestra parejita

𝕰𝖘𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖞 𝖑𝖊𝖘 𝖆𝖑𝖑𝖆 𝖌𝖚𝖘𝖙𝖆𝖉𝖔 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖍𝖎𝖘𝖙𝖔𝖗𝖎𝖆 𝖞 𝖌𝖗𝖆𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖆𝖕𝖔𝖞𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖊 𝖙𝖊𝖓𝖎𝖉𝖔 𝖊𝖓 𝖑𝖆 𝖍𝖎𝖘𝖙𝖔𝖗𝖎𝖆

𝕮𝖔𝖓𝖙𝖎𝖌𝖔 𝖍𝖆𝖘𝖙𝖆 𝖊𝖑 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑 ⒹⓔⓝⓥⓔⓡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora