ℂ𝕒𝕡. 𝟙𝟚

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Me hice para atrás y no dije nada, mientras Nairobi me miraba sorprendida y me abrazaba,  en ese preciso momento, apareció Moscú e intentó tranquilizar el asunto. Dentro del baño escuché como Río intentaba tranquilizar a Tokio, pero no logro nada.

-Hijo, sal de ahí. No sabes en qué marrón te estás metiendo.

-A estas alturas que mas da, papa.

-Vamos Tokio, si es verdad que ha llegado mi hora, dispara. Pero sólo te digo una cosa, soy el único que conoce el plan Chernóbil, y si me matas, ¡No tendréis ni idea de como salir de esta ratonera! ¡Venga, dispara!- Gritó Berlín para que lo escuchamos todos.

Moscú, antes de que fuera demasiado tarde, tiró la puerta abajo y entramos los tres al baño.

Denver vino directo a mi, a abrazarme, le devolvió el abrazo,  mientras que Nairobi cogía la mano de Tokio y se ponía el revolver en el pecho. Tokio bajó el arma, dándose cuenta de la locura que acababa de cometer

Mire a Río, me acerque a él y le di un fuerte abrazo

- De una u otra forma se iban a enterar ¿No?. Rei leve, y le volví a abrazar

[...]

- Tokio no aguanto, y la he tenido que entregar a la Policía. Daos las manos, vamos. Estamos jugándonos la vida, no hace falta tanto valor para darse las manos.- Poco a poco le hicimos caso a Berlín, y agarré la mano de Denver y Nairobi, pero Río no aceptó las manos de Moscú y Nairobi. -Cuando hay una herida, las plaquetas van corriendo a cerrarla, y si no lo hacen, el cuerpo muere. Se ha producido una herida y tenemos que unirnos.

- ¿Pero tú qué hablas de plaquetas ahora? ¿Qué te crees, un predicador?

- Río...

- ¿Vais a viajar todos de la manita con él?

- Río, es necesario que te tranquilizes

- No, no me voy a tranquilizar, porque has mandado a mi novia a la cárcel. Le has jodido la vida, y a mi también. Moscú, ¿a ti te parece bien lo que ha hecho Berlín?

- Hijo, perdió los papeles completamente..- Respondió el hombre.

- ¿Nairobi?

- Río, aquí entramos aceptando unas reglas. Votamos, ella no aceptó y se le fue la pinza.

- De puta madre. ¿Y tú, qué dices, Alemania, por lo menos dime qué no estás de su lado?

Levanté la mirada de la mesa y miré a mi hermano.

- Yo tengo otra pregunta para ti, Río. - Todos me miran, esperando lo que iba a decir. -¿Y si hubiera sido al revés? ¿Y si Berlín le hubiera hecho la ruleta rusa a Tokio? ¿A que te parecería de puta madre entregarle?

- Pero... no le pasó nada a Berlín.

- Pero estuvo a punto, Río. Abre los ojos de una vez, chaval.- Dijo Nairobi,

- No me lo puedo creer. Estáis de lado del psicópata de Berlín.

- Río, no te equivoques. Estamos de parte del Profesor.- Hablé yo.

-¿Con el Profesor?- Preguntó Río mientras soltaba una risa. - Pero si está detenido. No va a haber nadie en el túnel. Berlín, ahora dirás que quedan dos horas para la llamada de control, ¿No? Haber qué hacéis cuando no llame, pero yo no voy a estar aquí para verlo. Supongo que te dará igual que yo no esté.

𝕮𝖔𝖓𝖙𝖎𝖌𝖔 𝖍𝖆𝖘𝖙𝖆 𝖊𝖑 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑 ⒹⓔⓝⓥⓔⓡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora