Capítulo 3 - Susto

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Desde la ventana de la cocina veo a Glenn y Maggie besándose debajo de un árbol. Me quedo mirando hasta que una voz me saca de mi aturdimiento.

—Eeoo, tierra llamando a Tanya.

—¡Mierda! —digo mientras cojo una servilleta para limpiarme la sangre —. Carl, la próxima vez que me veas cortando algo con un cuchillo no me des un sobresalto.

—Claro, te has cortado porque te he asustado y no porque estabas empanada —se jactó mi hermano, riéndose con ganas.

—Pequeño monstruito, echaba de menos tus contestaciones —afirmé revolviéndole el pelo -. En serio, te he echado mucho de menos Carl.

No le dio tiempo a contestar, mi madre y Carol entraron en la cocina con las presas que supongo que había cazado Daryl, metiéndonos prisa para acabar la cena que estábamos preparando para Hershel y su familia. Pero Carl me abrazó por la espalda en un gesto rápido antes de seguir con su tarea.

Al final nos habíamos mudado todos a la casa, estábamos bastante apretados, pero Hershel afirmaba que sería lo más seguro y todos sabíamos que tenía razón. Glenn, Maggie y yo habíamos cogido la costumbre de hacer guardias por las noches. Nos subíamos los tres al tejado y pasábamos horas charlando. Me gustaba pasar tiempo con ellos, me hacían sentir en calma.

Los primeros días me costó adaptarme, me sentía bastante reacia al grupo, ya que mi última experiencia rodeada de tantos desconocidos había dejado huella en mí. Me había vuelto desconfiada e introvertida, sin embargo, ayudaba el hecho de saber que mi padre confiaba en ellos. Nunca dudaría de su criterio. Además, era un gran descanso no tener que estar en constante alerta de los caminantes, como aquí los llamaban, y un alivio saber que siempre hay alguien para cubrirte las espaldas.

Cuando llegó la hora de cenar, todos nos sentamos a lo largo de las dos mesas dispuestas en el comedor. Era una velada agradable, como si por un momento todos hubiésemos olvidado que el infierno se había desatado sobre la Tierra. Aún así, la tensión era palpable. Mi padre me había puesto al corriente de los conflictos que se habían dado entre varios integrantes del grupo. Shane y Daryl no se llevaban bien y Hershel también discrepaba de la mayoría de opiniones de Shane. Además, era consciente de las miradas incómodas entre mi madre y mi padre. Yo no podía evitar sentir rechazo hacia mi madre por lo que había hecho. Aunque intentaba no juzgarla y ponerme en su situación. Shane es experto en manipularte y hacerte sentir a salvo, yo eso lo sabía bien.

—Cariño, hay algo que deberías saber —explicó mi padre cuando la mesa había quedado en silencio.

—Ten cuidado, papá, después de comer una de las deliciosas ardillas de Daryl, no estoy para muchos trotes —la mayoría de los que estaban sentados en la mesa se rieron.

—Maldita niña... La próxima vez traeré jamón ibérico del súper —se defendió el aludido desde una esquina de la mesa. Pude ver cómo aguantaba una sonrisa.

Era curioso saber que a pesar de todo aún conservaba mi sentido del humor. Pero todo era una actuación, resultaba fácil llevar a cabo esta fachada de seguridad. Quizá con varias bromas al día y una sonrisa en los momentos adecuados no se dieran cuenta del laberinto oscuro en que se había convertido mi corazón.

Al ver la cara de mi padre, me puse más seria.

—Hace un tiempo descubrimos que todos estamos infectados, da igual el modo, si alguien muere con el cerebro intacto éste vuelve como un caminante —notaba muchas miradas fijas en mí, esperando con cautela mi reacción.

—Lo sé, el grupo con el que estuve también lo descubrió —todos me seguían mirando, esperando una explicación más detallada —. Hubo una pelea entre dos tipos y uno de ellos murió al caer por un barranco. Cuando Ne... Cuando un hombre ordenó que lo trajeran para enterrarlo, se dieron cuenta de que se había convertido. A partir de ese momento ya no nos tomó por sorpresa.

Demonios (The Walking Dead)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora