Peces en el cielo

233 33 4
                                    

"El nuevo arcade de videojuegos, Deathscape, abre sus puertas en el centro de la ciudad. Cientos de niños estan aguardando a que abran las puertas para poder disfrutar una increible.."

La televisión se apagó ante sus ojos, el control cayó a su lado en el sofá con fuerza, alzó la vista.

-¿Qué haces holgazaneando? Dije que pongas a lavar la ropa

-Ya esta dando vueltas- su tono fue monótono

-Pues ve a secarla, no quiero verte haraganeando por la sala

La mujer lo tomó del hombro y le dio un ligero empujón hacia la puerta del sótano, Lester se detuvo bajo el marco para ver a su hermano menor tomar su lugar en el sofá y encender la televisión, su madre le pasó por al lado sin decir nada. Su padre cruzó delante suyo, su mirada cansada subió lentamente hasta su rostro.

-Haz lo que te dicen, ¿si? Se bueno

Lester asintió, su padre se fue a la cocina. Bajó unos escalones, cerró la puerta tras de sí y bajó la escalera. Se sentó en el frío suelo frente a la lavadora, la ropa giraba bajo su mirada distraída. Desviaba la vista hacia la secadora, las paredes, sus propias manos y el peculiar póster colgado junto a las escaleras. "¿Y que si ellos estan mal?"

Mantuvo la mirada sobre el dibujo mas tiempo del que creyó. El color rojo lo absorbía, algo quería decirle, algo le pedía hacer. Los golpes en la puerta lo sacaron de su ensoñación, el motor de la lavadora lo sobresaltó, estaba mas violento.

-¡Lester! ¡Apaga esa maldita cosa!

Las voces se escuchaban lejanas y ahogadas

-¡Mamá! ¡Mamá!- llamaba Chaz

-¡Ya voy!

Lester sacó de su pantalón un pequeño ipod con audífonos y se los puso para apaciguar los ruidos. Escogió una canción de entre todas en la lista y continuó con su tarea. Pasó la ropa a la secadora y, como costumbre propia, se sentó sobre ella para sentir el calor en las piernas. Sentía la vibración de los pasos del piso superior, los ignoraba al seguir el ritmo de la música con el pie.
Cuando la canción terminó, abrió los ojos. Se quitó uno de los audífonos, aún escuchaba alboroto. Eso le recordó el anunció en la televisión, sus padres jamas lo dejarían ir. Divisó la pequeña ventana del sótano, no cabía por ahí. Pensó en la entrada principal, sorprendentemente era el escape mas sencillo, nadie le prestaba atención.

Bajó de la secadora,la apagó, puso la ropa en una canasta y subió las escaleras de regreso. Su hermano seguía en la sala, tirado en el sofá con la televisión encendida y el teléfono en mano; su madre daba vueltas por la casa ordenando y quejándose de algún desorden, de su padre no había rastro. Aferró la canasta de ropa contra su pecho y se dirigió a la entrada principal

-Voy a colgar la ropa afuera, la secadora no sirve

Nadie lo escuchó. Salió por la puerta, dejó el canasto de ropa a un lado en el porche, volvió a colocarse el audífono y se fue caminando. En el sótano había encontrado su viejo abrigo anaranjado que creía perdido hacía meses, junto a otras prendas que alguien había prometido lavar y jamas lo hizo. Era bastante grande y con varios bolsillos, por lo que podía guardar su reproductor de música, llaves, dinero y cualquier otra cosa pequeña.

Mientras se alejaba de la casa notó nubes negras acechando la ciudad, tal vez se avecinaba una tormenta. Miró a su alrededor, calles vacías, todos presentían el temporal y comenzaban a resguardarse. Él no tenía intenciones de volver, así que solo apresuró el paso. No fue difícil encontrar el lugar, la multitud de chicos le indicó que ya había llegado, justo a tiempo para la apertura. Se unió a ellos justo cuando la lluvia comenzaba a caer, al menos los cuerpos apretados le proporcionaban calor.

Se puso la capucha de su abrigo e intentó avanzar mas hasta la entrada del arcade. No era el unico que estaba empujando, todos querían entrar ya. Con un tropiezo logró llegar al frente de todo, uno de sus audífonos cayó y pudo escuchar como un chico hablaba con el guardia de seguridad, este le dio paso al arcade enseguida a él y su amigo. Creyó que sus habilidades para escabullirse le servirían de algo, así que siguió al par para ingresar al lugar; lamentablemente fue atrapado y lo agarraron del abrigo para alzarlo.

-¿Viene contigo?

Se sintió patético, colgando como un muñeco de trapo inútil. El chico con gafas de sol le dio una mirada de indiferencia y negó

-No

El guardia enseguida lo regresó con el resto de los chicos. La lluvia se hizo mas fuerte, todos esperaban pacientemente. Lester alzó la mirada con los ojos entrecerrados, pareciera que cuando uno quiere mojarse la lluvia lo evitara. El clima era incómodo para la situación, pero le gustaba. Cuando había tormenta se reducían los gritos en su casa por los fuertes vientos y disfrutaba aún mas de la música junto al sonido del agua golpeando su techo.

Una fuerte alarma sonó y todos a su alrededor exclamaron emocionados, las grandes puertas se abrieron de par en par y fue empujado con el resto hacia dentro del arcade. El lugar ahora estaba repleto de musica, gritos y risas. Era increible, las luces bajas, el olor a nuevo del alfombrado que cubría el suelo. Colorido, ruidoso y lleno de energía, creía estar soñando. Lamentablemente los chicos seguían empujando y abriéndose paso, en algún momento él chocó con alguien a quien pidió disculpas e intentó alejarse, pero se detuvo al sentir algo en su zapato.

Se agachó a riesgo propio y encontró un encendedor plateado que había pateado. Lo tomó y lo guardó en su abrigo, cuando se puso de pie alguien enganchó el cable de sus audífono y estos junto al reproductor salieron disparados de su bolsillo.

-No,no,no

Intentó agacharse nuevamente para buscarlo pero el codo de alguien lo golpeó en el rostro y el dolor no le permitió continuar. Al tocar su nariz y ver la sangre en sus dedos soltó un suspiro, vio por sobre el mar de cabezas, en ese momento perdió toda esperanza de encontrar su ipod.

Eso es mío (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora