¡Mi zapatilla!

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Lester se ocultaba tras una maquina de videojuegos, agachado en el pequeño hueco entre el aparato y la pared. Tenía miedo, un profundo miedo inexplicable. Respiraba agitado, probablemente estaba sudando, sus manos temblaban ligeramente. El solo haber visto a su hermano le causó terror, el consentido de mamá podía arruinarle la vida con solo decir una mentira que su madre creería al instante.

Se asomó por detras de la maquina, demasiados niños y adolescentes para poder ver. Tomó aire, se levantó un poco y salió de su escondite; por supuesto que algo tenía que salir mal. Su zapatilla se enredó en los cables de las máquinas y eso lo hizo caer, junto a él se desprendieron varios enchufes y las maquinas se apagaron provocando quejas y gritos de confusión. Se quitó como pudo los cables del pie y salió corriendo antes de que alguien lo viera. En su corrida apartaba a todo aquel que se metiera en su camino, excepto a dos chicos que no pudo empujar.

-Oye, ¿qué te pasa?- dijo un joven de rulos, lo habría reconocido de no haber estado viendo a los lados paranoico

-L-Lo siento,debo irme

Intentó abrirse paso pero el otro chico lo agarró del hombro.

-¿Por qué no te fijas por donde vas?

-En serio lo siento, pero tengo que irme..

-¡Allí está! ¡Lo vi salir detras de los juegos!- advirtió alguien

Era inevitable, ya no había escape. El guardia avanzaba a paso firme, corría hacia él. Empujó a los dos chicos y dio toda una vuelta al arcade antes de salir, afuera llovía a cántaros para su suerte. Se puso la capucha del abrigo y corrió hacia la calle, en ese momento un auto lujoso se detenía frente al lugar. De el bajó una mujer con ropas elegantes y un paraguas azul, sus tacones hicieron eco bajo la lluvia al caminar.

La vio entrar al arcade y aprovechó la oportunidad para poner en marcha el plan que ideó en segundos; se acercó en cuclillas al vehiculo, abrió la puerta trasera y entró. Contuvo la respiración cuando vio a un hombre en el asiento del conductor, estaba fumando un habano mientras esperaba a la fémina. Se ocultó en el suelo pegado a la puerta, como la rata miserable que era, y se cubrió con el gran abrigo que allí había. Entonces la puerta de adelante se abrió y la mujer entró de nuevo al auto, dejando la sombrilla entre sus piernas. Luego fue la puerta trasera contraria a la suya; dos jóvenes subieron al auto sin percatarse de su presencia y con un fuerte golpe cerraron para que el auto arrancara.

El viaje comenzó silencioso, recibió algunas patadas durante el transcurso y su trasero dolía por los movimientos del vehiculo. En algún momento el silencio fue interrumpido por in comentario descortez.

-Parece que no les fue bien en el Buffet- escuchó decir a una voz grave

-¿Qué te hace pensar eso, muchacho?- preguntó alguien de voz ronca

-Lo temprano que arruinaron mi tarde

-Patrick,por favor- habló la única mujer

Lester recibió una patada en la cabeza cuando Patrick cruzó las piernas.El castaño bufó molesto.
No supo que tan largo fue el viaje, pero se alivió cuando todos abandonaron el auto. Esperó unos minutos mas en el interior para asegurarse de que no había nadie en los alrededores y luego salió, pero volvió a tropezar y creyó perder algo en el camino.
Al ver que todos se dirigían a la entrada principal, optó por buscar una puerta trasera, entonces cayó en la cuenta de que estaba en una enorme mansión. Fue lo mas sigiloso que pudo hasta encontrar la entrada de servicio, se escabulló por ahí y se internó en la casa. Evitaba ser visto por la familia, cruzaba rapido los pasillos para no cruzarse a nadie. Subió las escaleras al segundo piso y allí se detuvo en el pasillo, todo era tan pintoresco y elegante a comparación de su humilde casa.

-No puedo creer que me hayan ido a buscar

Las voces provenían de las escaleras. Lester entró en panico y se metió en un cuarto al azar, donde se ocultó bajo la cama. En ese momento la puerta se abrió y vio dos pares de pies caminar por la habitación.

-¿Cómo sabían que estaba ahí?

Patrick se sentó en la cama y lanzó los lentes oscuros sobre ella

-Quizas te pusieron un rastreador- bromeó Johnny

-No me sorprendería

-Bueno,no quisiera que lo hagan conmigo así que mejor voy yendo

-Te acompaño a la entrada

Cuando volvió a estar solo de nuevo, Lester salió de su nuevo escondite y admiró el cuarto. Era mucho mas grande que el suyo, con televisor y baño propio; vaya, incluso tenía balcón. Lastima el desorden. Lo recorrió curioso, halló un marco de fotografía volteado sobre una comoda y lo levantó, estaba vacío. Tomó varias prendas de vestir del suelo y les echó un vistazo, todo era de marca. Corrió al balcón y admiró el paisaje, el jardín era hermoso. A lo lejos pudo ver una motocicleta dejando el lugar, entonces escuchó pasos fuera de la habitación y regresó deprisa su escondite.

Patrick entró a su cuarto cerrando la puerta, se quitó los zapatos, luego el polo y se fue al balcón. Lester podía ver desde su posición la fina espalda del chico, juraría que tenía algunas cicatrices. Su cintura también lucía delgada, como si fuera un modelito.

-Espero que David no note la falta de su motocicleta, solo eso faltaría

-¡Patrick!

-O eso

El hombre de voz ronca entró con un fuerte golpe a la habitación, Patrick lo encontró a medio camino, en el centro del cuarto.

-¿Quién demonios estuvo en mi auto?

-No se a que te refieres

-¡No juegues conmigo, mocoso! ¿Cómo te atreves a tener sexo en mi auto?

-Yo no tuve relaciones en tu auto

-¡No me tomes el pelo!- el hombre entonces enseñó una zapatilla anaranjada, Lester ahogó una exclamación- ¿Que mierda es esto?

-No es mío

-Ese es el punto. La próxima vez que quieras coger a alguien que sea en tu cuarto o en un motel

-No reconozco ese calzado

Lester se cubrió la boca en sorpresa cuando su zapatilla golpeó el rostro del chico.

-¿Estamos claros?

-...Transparente

El hombre lanzó la zapatilla por la habitación y se fue. El castaño volvió a salir a tomar aire, maldijo cuando quiso encender un cigarrillo y no pudo, había olvidado la falta de su encendedor. Tiró el cilindro de papel por el balcón y regresó al cuarto, Lester vio como sus pantalones caían de golpe frente a él. Lo vio irse al baño y cerrar la puerta, entonces salió de abajo de la cama y se puso a buscar su zapatilla entre todo el desorden. No contaba con que su mala suerte atacaría tan pronto y que el chico apareciera en el cuarto una vez mas.

Eso es mío (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora