Enjaulado

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ADVERTENCIA DE CONTENIDO: abuso, violencia y autolesionamiento
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Su mirada estaba clavada en el techo, la saliva escurría por la comisura de sus labios, sus manos apresaban las sabanas con fuerza. La cama se movía bajo la fricción de sus cuerpos, la voz de Lester no dejaba de salir en sonidos de dolor mezclados con el placer que inevitablemente comenzaba a sentir. El hombre agarró su rostro con una mano y lo obligó a mirarlo, su cuerpo golpeaba el de Lester con violencia, parecía no entender que ya no cabría mas. El rubió apretó los ojos cuando fue mordido en el cuello e hizo sangrar su labio al sentir la espesa sustancia dentro suyo.

Eso fue lo que pasó luego del encuentro con Johnny. Fue obligado a aguantar siete horas con algo penetrando su cuerpo una y otra vez sin descanso. Muchos lo verían como una gran hazaña, para él era una tortura. No disfrutaba una sola parte de eso, quedaba exhausto y herido a causa de la fuerza implementada por su pareja. En varias ocasiones se encontró sangrando y ni eso detuvo al hombre de continuar hasta estar satisfecho él mismo. Inventó tantas excusas para faltar al trabajo a causa del dolor que acabaron por despedirlo, eso solo empeoró su situación ya que ahora estaba disponible las 24 horas del día. ¿Se podía negar? Claro que sí, pero a cambio de su trasero debía cumplir con la parte superior de su cuerpo. Por eso también tenía la boca cubierta de llagas. No había escapatoria, no había opciones.

Después de que por fin acabara todo, Lorne cayó dormido y Lester aprovechó para tomar un baño. Se hundió en la tina y dejó que el agua tibia cubriera su cuerpo y heridas. No todos sus dolores eran por la acción sexual, muchos eran golpes por desobedecer al hombre, por morderlo sin querer, por intentar huir. Otros fueron hechos por Lester mismo, cansado de todo y buscando un escape rapido. Esas ultimas se podían apreciar en sus muñecas, cuello y estado físico en general después de gastar energías intentando ahogarse. Sobra decir que todos fueron intentos fallidos que solo le ganaron mas golpes. El que vio Johnny en específico, cubriendo todo el lado izquierdo de su rostro, era un hematoma causado por el golpe de su cabeza contra el lavabo de la cocina. Su vida actual era el mismísimo infierno.

No se molestó en tallar su cuerpo con esponja, el áspero tacto solo causaba mas dolor. Pasó jabón suavemente por todo su ser y se quedó sentado en la tina para descansar, pero como todas las noches, rompió en llanto y hundió la cabeza en el agua para no ser escuchado. No abrazó su cuerpo, no se cubrió la cara, solo se quedó estirado en la bañera con la espalda encorvada para hundir su cabeza como un muñeco de trapo.

Al salir se miró en el espejo, ya no tenía pestañas por arrancarlas en momentos de desesperación; sus labios estaban secos y lastimados de tanto morderlos; en su oreja derecha había mas de un orificio cicatrizado por clavarse agujas queriendo usar aretes para cambiar su apariencia. No lo parecía, pero Lester era un chico joven de 25 años que podría tener aretes y tatuajes si quisiera, estaba en plena juventud. Y a tan temprana edad ya había arruinado su vida. Tocó su nariz con la punta de los dedos, extrañaba la época en donde lo unico roto que tenía era eso y no sus huesos. Bajó su mano para acariciar las marcas de mordidas que tenía por todo el esternón, sin contar las del resto del cuerpo. Su apariencia era simplemente horrible.

Se secó con una toalla que dejó tirada por allí y regresó a la cama. Con cuidado se acostó junto a Lorne, le dio la espalda y se cubrió con las sabanas. Estaba temblando de miedo, impotencia y tristeza.

-Calmate. Controlate- murmuró para sí

Se sobresaltó cuando una mano le rodeó la cintura y un cuerpo se le acercó por detras.

-¿Tienes frío? No debiste tomar un baño, mira como tiemblas

-Qu-Quería lavar mi cabello

Lorne olió su cabellera y luego la acarició

-Sin embargo es lo unico que no huele a limpio

-L-Lo olvidé

-Mi Lester, tan torpe

Tragó saliva, puso su mano sobre la ajena y fingió una sonrisa a pesar de que no pudiera ver su rostro

-Vamos a dormir, ¿si?

Cerró los ojos cuando el hombre deslizó la nariz por su nuca

-Eres un buen chico,Lester

Y así quedaría atrapado hasta la mañana, cuando Malvo se iba a trabajar y él tenía unas horas de libertad. Lo que mas lamentaba era haberse mudado allí, ya no tenía su querido sótano y metodo de escape.

Eso es mío (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora