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—Duele, duele, duele, duele, ¡Ah! ¡¡Soyeon basta!!.— Gritó Soojin alejándose lo más posible de su amiga, quién la veía con un gesto entre risa y preocupación.

—Te dije que no te movieras, aaaah ¡Pero la señorita no obedece! Yuqi y yo estaríamos en el cine, pero estoy ayudándote.— Exageró sus gestos para lograr hacer sonreír a su mejor amiga.— Vamos Soo, casi termino de desinfectar tus golpes.

Antes de lograr darle la razón y volver a su lugar, el timbre se escuchó extrañando al par.—Tal vez mi jirafita se aburrió en el departamento y trajo algo para comer.

Soojin asintió observando frente a ella en el espejo su rostro y campo visible del cuerpo, junto al como los golpes habían adquirido tonos oscuros con el paso de las horas, dolían de manera un tanto agresiva pero aún era tolerable. Sin embargo, de recordar lo que había pasado colocaba una pequeña sonrisa en su rostro.— Soyeon, más vale que no lo hagan en mi...entrada.

Esperaba ver a sus amigas con bolsas y comida, no esperaba tener enfrente a la tierna taiwanesa con los ojos lo más abierto que le era posible.
—¿Quién te hizo eso?.

—Shuhua....

—¿Quién lo hizo? No voy a permitir que te traten así, ¡Deseará no haber nacido!.—Cuestinaba la menor con una mezcla de angustia y enojó en su voz, en todos los años que conocía a la coreana, nunca había visto una imagen tan dolorosa de ella, y eso que se había asegurado de estar para ella aún en los momentos más pequeños.

—Shuhua.— Sin Importar el dolor que su lastimada piel le transmitía, se había aferrado a la menor como si su vida dependiera de ello, tal vez así era y no lo había querido ver.

—Tonta, eres una tonta, Seo Soojin, eres una completa tonta, tonta, ¡Tonta!.—Repetía cada vez más débil la menor siendo el sonido de su nariz el delator de las lágrimas que soltaba.— Estás herida y no te has curado aún.

—Créeme, estoy de maravilla, ahora lo estoy.

Con mucha paciencia y comprensión permitió que la menor fuera quién vendara las heridas graves y tratara las leves, recibiendo menos quejas que con Soyeon, sin duda, Soojin estaba a los pies de la menor.
—¿Me dirás por qué estás tan herida?

—La conversación con mi familia no ha salido como lo esperaba.— Soltó sin más recordando lo que había pasado en casa de sus padres.— Al menos esta vez escucharon todo lo que tenía que decir.

—¿Y que les dijiste para que te lastimaran así?.— Preguntó intentando no sonar demasiado interesada.

—Que estoy locamente enamorada del apocalipsis que es Yeh Shuhua.

Little Monster «Sooshu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora