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Cuando Chris era un lindo lobito de cinco años, su vida dio un giro inesperado.
Todo había empezado con un lindo día de picnic, junto a sus padres irían a una playa de Sydney, ¡comerian los deliciosos sandwiches que su madre hacía y se iban a divertir jugando!
—Chris, cariño. ¡Hora de levantarse!—
La linda omega acariciaba la cabeza de su pequeño tratando de despertarlo, pues se había dormido en lo que llegaban al lugar.
—Mami~ un ratito más, ¿porfiiiid?—
Ese era el pequeño Chris con sus cinco añitos de edad.
—Hm... ¿Seguro que quieres dormir? ¡El mar está muy lindo!—
—¿dormir? ¡Vamos a jugar!—
Sus ojitos adormilados habían sido sustituidos por sus comunes ojos brillosos, fácilmente podias confundirlos con una galaxia.
La omega vio a su pequeño bajar del coche emocionado y comenzar a correr al mar sin siquiera esperar a que su padre bajara del auto.
Grave error.
Rápidamente su expresión amorosa cambió por una seria. Miró a su esposo y asintió.
—Vámonos. —
Y así, una camioneta roja se dio a la fuga.
Por otro lado, Christopher se encontraba entretenido mirando el agua, ¡ansiaba por entrar a jugar con su padre!
Se distrajo al escuchar risas cercanas a él, se encontró con un niño de su edad que tenía rasgos asiáticos. Le pareció interesante así que fue junto al niño.
—¡Hi!—
—¡mamá!—
Fue lo que escuchó antes de que el contrario saliera corriendo casi llorando en dirección a sus padres.
—Quizás lo asusté... —
Nuestro Christopher hizo un puchero, ¡él solo quería un nuevo amigo!
Se sentó en la arena y se quedó mirando en la dirección que se había ido el otro niño. Vio como este se acercaba lentamente a él después de unos minutos, se sentó frente suyo y lo saludó con sus manitas.
Bang ladeó su cabecita confundido con la actitud del contrario. No correspondió a su saludo, mas bien se acercó para besar su mejilla, dejando al otro confundido.
—Ew, me babeaste... —
El menor de ambos no entendia, su coreano era muuuy básico.
—¿N.. Nombre tú?—
—Yo me llamo... ¿Nombre tú?— Le contestó burlándose, una sonrisita apareció en su rostro. No logró escuchar su nombre, su voz era casi inaudible.
